El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tiene una trayectoria de nueve años de apoyo a la causa islamista, mientras que se niega a involucrarse con los musulmanes reformistas. En relación con los combatientes del ISIS que vuelven a Canadá, Trudeau ha sostenido que serán "una potente voz para la desrradicalización", y que los que se oponen a su vuelta son "islamófobos". Además, el gobierno de Canadá no está aportando los nombres de los combatientes del ISIS que regresan a la comisión de la UE responsable de listar a los yihadistas internacionales.
Muchos canadienses (y otros) están empezando a pensar que la postura del primer ministro Trudeau a favor de reintegrar y desrradicalizar a combatientes del ISIS es poco razonable, si no delirante. El "Centro para la Participación de la Comunidad y la Desrradicalización" de Canadá no tiene ningún director ni centro de desrradicalización. Tampoco parece prever algún programa que pueda llevarse a cabo dentro o fuera del gobierno. Tampoco está claro que la ley de Canadá pueda obligar a uno de los combatientes del ISIS retornados a someterse a dicho programa, aun si existiese. En Francia, un programa similar auspiciado por el gobierno resultó un fracaso.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tiene un historial de nueve años de apoyo a la causa islamista mientras rehúsa comprometerse con los musulmanes reformistas. (Foto: Matt Cardy/Getty Images). |
Canadá tampoco tiene una postura clara sobre la detención de los combatientes del ISIS que vuelven: hasta la fecha, son pocos los que han tenido que afrontar las consecuencias. Se desconoce el número de combatientes del ISIS que están en Canadá. Según cálculos de 2015, podrían haber vuelto unos sesenta. El gobierno de Canadá ha intentado pretender que esta cifra no ha cambiado desde 2015, a pesar del colapso casi total del ISIS a lo largo de los últimos meses.
Los comentarios iniciales del primer ministro Trudeau respecto a que los políticos deben mantener una postura de "neutralidad responsable" en cuestiones como pegar a la mujer y la mutilación genital femenina hacen que su postura actual sobre las organizaciones islamistas como el ISIS sean aún más problemáticas. Tal vez lo más inquietante fueron las palabras de Trudeau en un encuentro de importantes asociaciones islamistas: les dijo que compartía sus creencias, su conjunto de valores y su visión común. A esta inquietud se suma su entrevista en 2014, siendo diputado, con el periódico de Montreal Sada Al Mashrek. Este periódico es famoso por ser intrínsecamente jomeneista y por su defensa de Irán (así como de Hezbolá). En esta entrevista, Trudeau le dijo al periódico que crearía un programa especial sobre inmigración que fuese más abierto a "los musulmanes y los árabes".
El grado en que el extremismo islamista se ha propagado en Canadá se puede demostrar en la cifra de combatientes que han viajado para unirse al ISIS. Según el Soufan Center, 180 canadienses cruzaron el océano para unirse a "organizaciones terroristas" (ISIS) en Irak y Siria, mientras que sólo 129 estadounidenses hicieron lo mismo. Dado que la población estadounidense es unas diez veces mayor que la de Canadá, la cifra de estadounidenses debería haber sido más cercana a los 1.800 que a los 129 reportados.
La postura del primer ministro Trudeau debería ser preocupante para los canadienses y los estadounidenses. Aunque la historia de las relaciones entre Canadá y Estados Unidos es en su mayor parte positiva, se han intentado atentados islamistas contra Estados Unidos desde Canadá. Entre estos intentos está el de Ahmed Resam en 1999, el de Chiheb Esegaier en 2013 y el de Abdulramán el Bahnasawy, condenado por intentar llevar a cabo un atentado en la ciudad de Nueva York en 2016.
Además de su apoyo a los islamistas, el primer ministro Trudeau parece estar volviendo a restablecer relaciones con Irán después de que el anterior primer ministro (Stephen Harper) cerrara la embajada de Irán en Canadá y deportara a todos sus diplomáticos. Durante las elecciones federales de 2015, Trudeau dijo que esperaba que Canadá "pudiese reabrir su misión" y que estaba "bastante seguro de que había formas de reanudar las relaciones". Los progresos hasta la fecha han sido asimétricos, pero al parecer las conversaciones continúan.
El apoyo del primer ministro Trudeau a la causa islamista ha sido constante desde que fue elegido diputado en 2008. Esta postura parece haberse reforzado desde que se convirtió en primer ministro en 2015. Además de su propia postura, el Partido Liberal de Canadá también tiene un problema de infiltraciones y ha sido objetivo de organizaciones islamistas.
Por desgracia para todos los concernidos, la ideología global islamista y sus problemas innatos de confrontación, opresión y violencia van en aumento. Canadá parece estar haciendo poco por abordar estas cuestiones mientras acomoda a quienes conforman la base ideológica del problema. Canadá no podrá alegar ignorancia o incapacidad cuando se enfrente a las acusaciones de complicidad de cualquier futura víctima estadounidense del terrorismo. El precio de la sumisión de Canadá a los islamistas podría ser bastante alto.