El movimiento a favor del boicot, las desinversiones y las sanciones (BDS) está muy ocupado promoviendo el antisemitismo, y las universidades encabezan el ataque.
Por desgracia, los universitarios, los sindicatos y los miembros del mundo del espectáculo que creen estar empleando sus energías en pro del pueblo palestino podrían dedicar un momento a comprender que están apoyando a políticos, tanto de los territorios palestinos como de patrocinadores terroristas, que, en realidad, utilizan a los palestinos como peones en una partida de ajedrez en la que las recompensas son petróleo, dinero y poder.
Sí, sentimos el dolor de los palestinos, y entendemos su sufrimiento. Pero también hemos visto cómo los estudiantes pueden ser utilizados para fines políticos. A finales de los 70, cuando gobernaba el sah de Irán, éste, como cualquier dictador, protegía su poder a toda costa. La libertad de expresión y el debate no existían, lo que llevó a intelectuales y a universitarios a rebelarse mientras clamaban "¡Viva la libertad!". Los universitarios son jóvenes e idealistas; apoyan a los que consideran oprimidos dondequiera que estén.
Pero el régimen que sustituyó al sah era aún más represor. Cada aspecto de la vida de todo iraní era controlado y decidido por la República Islámica de Irán. Los iraníes fueron traicionados y utilizados. Muchos inocentes prestaron su voz a un grupo que no los respetaba pero que se valió de esas voces para imponer su propio programa político.
En Irán los estudiantes protestaban contra el sah en nombre de la libertad, y sin querer contribuyeron a la llegada del ayatolá Jomeini al poder. Cuando éste impuso el hiyab a todas las mujeres, incluso las cristianas, las judías y muchas más tuvieron que ponérselo. Controlaba cada aspecto de la vida de todo el mundo. No fue hasta más tarde cuando muchos iraníes se dieron cuenta de que habían sido utilizados, y tras las fraudulentas elecciones de 2009 dieron la vida (acabaron encarcelados o muertos) tratando de protestar contra el régimen que habían contribuido a crear.
Mientras los políticos palestinos tratan de ganar la batalla de las relaciones públicas, quien sufre constantemente es el pueblo palestino.
Los partidarios del BDS no tardan nada en señalar a Israel como causante del sufrimiento de los palestinos. Lo que no reconocen es la responsabilidad de los líderes palestinos por su corrupción y su fracaso régimen. Tampoco reconocen que Israel es la única democracia funcional de todo Oriente Medio, el único país de una inmensa región en el que todos los ciudadanos (judíos, cristianos y musulmanes) están regidos por igual por una misma ley y gozan de los mismos beneficios.
Por tanto, no compadezco en absoluto a quienes apoyan el BDS: están ciegos para ver lo que representa ese movimiento que impide que mejore la vida de los palestinos y no hace sino otorgar legitimidad a los represivos gobernantes palestinos, que en muchos aspectos se parecen a sus homólogos iraníes.
La gente que piensa que se afana por ayudar a los palestinos podría, en vez de únicamente tratar de perjudicar a Israel, considerar cómo asistir a los propios palestinos, cuyos líderes desvían el dinero que reciben de otros países en concepto de ayuda. Los estudiantes podrían considerar cómo crear industrias que mejoren el mercado laboral palestino, y chequear los abusos a los derechos humanos en la sociedad palestina, en vez de boicotear a compañías israelíes que emplean a miles de palestinos. (Imagen: Takver/Wikimedia Commons). |
En vez de promover el BDS, los idealistas bienintencionados deberían pensar cómo podrían ayudar mejor a los palestinos, cuyos líderes desvían la ayuda económica que reciben de otros países. Los estudiantes podrían considerar cómo crear industrias que mejoren el mercado laboral palestino en vez de boicotear a las empresas israelíes que dan trabajo a miles de palestinos. Podrían hacer un esfuerzo por comprender cuál es la verdadera situación y actuar en pro de una paz duradera en vez de persistir en el error que ahonda el sufrimiento de los palestinos.
La paz necesita empatía; el movimiento BDS, en su secreto propósito de destruir una nación libre y democrática, no promueve sino el resentimiento, la división y el odio.