"Lejos de llevar a la fusión, la crisis migratoria está llevando a la fisión", escribió hace poco el historiador Niall Ferguson. "Creo cada vez más que los futuros historiadores verán el problema de la migración como el disolvente fatal de la UE". Semana tras semana, la predicción de Ferguson parece estar haciéndose realidad.
No sólo Europa sigue fragmentándose mientras las opiniones contra la migración siguen cobrando fuerza política, sino que, a causa de la crisis migratoria, la zona interior libre de fronteras de la UE, la posesión más preciada de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, "peligra", según el Gobierno italiano entre otros, como el de Austria.
La inmigración también está redefiniendo el contrato intra-UE.
La República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia —el llamado "grupo de Visegrado"—, abogaron recientemente por la defensa de las fronteras de la UE. "Necesitamos una Europa que pueda defendernos", dijo también el canciller austriaco, Sebastian Kurz, tras haber sido invitado a unirse a la reunión de Visegrado.
El canciller de Austria, Sebastian Kurz (el segundo por la izquierda), fue invitado a unirse a los líderes de los cuatro países que conforman el Grupo de Visegrado (República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia) en la reunión que mantuvieron el pasado 21 de junio. En la agenda figuraban como asuntos destacados los relacionados con las migraciones masivas y la protección de las fronteras. (Foto: Oficina del Canciller Federal de Austria). |
El nuevo gobierno populista de Italia, después de que llegaran más de 700.000 migrantes a las costas italianas en los últimos cinco años, también ha adoptado una política de línea dura. El ministro del Interior, Matteo Salvini, cerró las puertas de Italia a los barcos de migrantes. En Alemania, tras el desencuentro de la canciller alemana con su ministro del Interior, Horst Seehofer, a causa de la inmigración, la política migratoria también podría llevar "al fin del mandato de Merkel".
"El nuevo gobierno populista de Italia lanza un importante desafío al statu quo europeo, pero no en el sentido que la mayoría de observadores esperaban al principio", dijo más recientemente el escritor Walter Russell Mead en The Wall Street Journal. "La coalición de gobierno ha dejado en suspenso su desafío a la política del euro. En su lugar, está virando a un asunto sobre el que el establishment europeo es más vulnerable: la migración".
Todo el consenso político europeo se está fracturando bajo el impacto de la ola migratoria. La migración a Europa se ha convertido en un asunto "tan tóxico como siempre", acaba de decir el New York Times sobre el actual debate interno en la Unión Europea. El problema de la UE parece surgir de una sordera entre las élites políticas, que se niegan a tener en cuenta los problemas que ha provocado a sus ciudadanos la inmigración masiva sin restricciones.
La migración masiva de los últimos años ha creado grandes problemas para la estabilidad interna de Europa. Primero, se ha puesto en peligro la seguridad. Según un nuevo informe de la Heritage Foundation:
Casi 1.000 personas han sido heridas o asesinadas en atentados relacionados con solicitantes de asilo o refugiados desde 2014. En los últimos cuatro años, el 16% de las tramas islamistas en Europa tuvieron que ver con solicitantes de asilo o refugiados. El ISIS tiene conexiones directas con la mayoría de las tramas, cuyo objetivo más frecuente era Alemania, y la mayoría de las veces había sirios implicados, más que cualquier otra nacionalidad. Casi tres cuartas partes de los conspiradores han llevado a cabo sus planes o han sido desbaratados a los dos años de haber llegado a Europa.
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Desde enero de 2014, 44 refugiados o solicitantes de asilo han estado implicados en 32 tramas terroristas islamistas en Europa. Estas tramas provocaron 814 heridos y 182 muertos.
La inmigración también plantea un grave desafío a la convivencia étnica y religiosa. Los judíos franceses han sido víctimas de una forma de limpieza étnica, según un manifiesto firmado por, entre otros, el expresidente francés Nicholas Sarkozy y el ex primer ministro Manuel Valls. "El 10% de los ciudadanos judíos de la región de París se han visto obligados hace poco a mudarse porque ya no estaban seguros en ciertos distritos", decía el manifiesto. "Esta es una limpieza étnica silenciosa".
La amenaza a la que se enfrenta Europa si se niega a cerrar y controlar las fronteras es objeto de análisis de Stephen Smith —experto en África y admirado por el presidente francés, Emmanuel Macron—, en su nuevo libro, The Rush to Europe: Young Africa on the Way to the Old Continent. Hoy, señala, 510 millones de europeos viven en la Unión Europea frente a 1.300 millones de africanos. "En 35 años, 450 millones de europeos se encontrarán con unos 2.500 millones de africanos, cinco veces más", predice Smith. Si los africanos siguen el ejemplo de otras partes del mundo en desarrollo, como los mexicanos en EEUU, "en treinta años", según Smith, "Europa tendrá entre 150 y 200 millones de afroeuropeos, frente a los 9 millones de ahora". Smith llamó a este escenario "Euráfrica". La mayor ola migratoria de Europa desde la Segunda Guerra Mundial también se ha convertido en un problema cada vez más acuciante ya que la población nativa de Europa sigue envejeciendo y menguando.
El controvertido sistema de cuotas de migrantes ya ha fracasado. Los gobiernos europeos tampoco pueden deportar en realidad a los migrantes. En 2012, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó al Gobierno italiano y lo sentenció a pagar miles de euros a dos docenas de migrantes que había deportado a Libia. Las autoridades italianas habían interceptado a los migrantes en el mar Mediterráneo cuando intentaban alcanzar la isla italiana de Lampedusa desde Libia. Tres años después, el Tribunal Europeo volvió a condenar al Gobierno italiano por deportar a migrantes. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también condenó a España por su decisión de expulsar a un grupo de entre 75 y 80 migrantes del enclave de Melilla. El TEDH condenó después a Hungría por detener a migrantes. Europa no puede frenar, deportar, arrestar y repatriar a los migrantes. ¿Qué es lo que sugieren las autoridades en Bruselas? ¿Traer a todo el mundo a Europa?
Andrew Michta, decano del Colegio de Estudios Internacionales y Seguridad del George C. Marshall European Center for Security Studies, escribió hace poco que, con esta migración masiva, las democracias europeas se arriesgan a su propia "descomposición". No sólo veremos la "fisión" de la ya frágil Unión Europea, también la de la civilización occidental.