Pekín está redoblando sus esfuerzos por influir en los Gobiernos estatales y locales de Estados Unidos aprovechando el entramado existente de relaciones regionales y locales entre EEUU y China, según advirtió en julio el Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos (NCSC).
Algunos de los objetivos de las operaciones de influencia de la RPC [República Popular China] en Estados Unidos son ampliar el apoyo a los intereses de la RPC entre los mandatarios estatales y locales y utilizar esas relaciones para presionar a Washington en favor de políticas más favorables a Pekín. La RPC entiende que los mandatarios estatales y locales de EEUU gozan de cierto grado de independencia respecto a Washington y puede tratar de utilizarlos como proxies para promover las políticas norteamericanas que desea Pekín, incluida la mejora de la cooperación económica entre EEUU y China y la reducción de las críticas norteamericanas a las políticas de China hacia Taiwán, los tibetanos, los uigures, los activistas prodemocráticos, etc.
La RPC y el PCC [Partido Comunista Chino] siguen tratando de influir directamente en Washington (...) Sin embargo, la RPC también ha intensificado sus esfuerzos para ganarse a mandatarios estatales y locales norteamericanos, en una estrategia que algunos han descrito como "servirse de lo local para poner cerco sobre lo central". Para el PRC y el PCC, dirigirse a las entidades estatales y locales puede ser una forma eficaz de perseguir agendas que podrían ser más complicadas a nivel nacional.
Funcionarios norteamericanos de inteligencia advirtieron a los dirigentes estatales y locales que las operaciones de influencia china "pueden ser engañosas y coercitivas, con oportunidades de negocio aparentemente benignas o intercambios entre individuos que a veces enmascaran las agendas políticas de la RPC".
El documento de la NCSC decía también:
Los incentivos financieros pueden servir para enganchar a los líderes estatales y locales de Estados Unidos, dada su atención a los problemas económicos locales. En algunos casos, la RPC o sus representantes pueden presionar a los líderes estatales y locales para que tomen medidas que se ajusten a sus necesidades locales, pero que también promuevan las agendas de la RPC, a veces por encima de los intereses nacionales de Estados Unidos.
No hay nada intrínsecamente novedoso en la advertencia del NCSC; los operativos de la RPC llevan años trabajando así, por no decir décadas. Una de las organizaciones contra las que previene explícitamente el referido memorando de inteligencia es la Asociación Popular China para la Amistad con Países Extranjeros (CPAFFC), que se describe a sí misma como una "organización popular nacional dedicada a la diplomacia de pueblo a pueblo de la República Popular China".
En realidad, se trata de una organización pantalla para los esfuerzos de influencia extranjera del PCC. Lleva décadas operando con éxito en EEUU, sobre todo forjando relaciones de hermanamiento entre ciudades chinas y estadounidenses, para influir en líderes políticos, empresariales, mediáticos y educativos locales. Hay más de 200 hermanamientos entre ciudades chinas y norteamericanas, y 50 partenariados entre estados/provincias estadounidenses y chinos, que, según la inteligencia norteamericana, pueden comprender intercambios empresariales, técnicos, culturales y educativos.
Según La influencia de China y los intereses estadounidenses (2018), un informe del Grupo de Trabajo sobre las Actividades de Influencia de China en Estados Unidos publicado por la Hoover Institution (Universidad de Stanford) y el Centro de Relaciones entre Estados Unidos y China de la Asia Society de Nueva York:
Tras cuarenta años de relación, las fundaciones, los programas educativos y de intercambio, los institutos de investigación y las iniciativas artísticas y de entretenimiento centradas [en la relación] Estados Unidos-China son demasiado numerosos y variados para ser catalogados (...)
Mientras que los Gobiernos locales estadounidenses valoran estos intercambios por razones financieras y culturales, el intercambio (交流) siempre ha sido considerado por Pekín una herramienta política práctica, y todas las organizaciones de intercambio de China tienen asignadas misiones políticas.
La CPAFFC ha desempeñado un papel decisivo en el patrocinio de conferencias que ponen en contacto a funcionarios chinos y demás con gobernadores, alcaldes y legisladores estatales y locales norteamericanos, según la inteligencia estadounidense. Desde 2011, por ejemplo, la CPAFFC ha patrocinado el Foro de Gobernadores de China y Estados Unidos. En 2019 se celebró en Kentucky, y fue anunciado como una "oportunidad exclusiva de hacer negocios para los inversores, la industria y los líderes de gobierno de ambas naciones".
También fue el escenario en el que el embajador de China en Estados Unidos trató de influir en gobernadores, alcaldes y otros líderes locales para que siguieran las políticas de Pekín. Según el documento del NCSC:
En 2019, el embajador estadounidense en la RPC expresó su preocupación por las políticas comerciales de Washington hacia China en el Foro de Gobernadores EEUU-China, patrocinado por la CPAFFC, e instó a los gobernadores de Estados Unidos a "prestar una seria atención a esto, y no dejar que algunas personas mal informadas y mal intencionadas inciten a una nueva Guerra Fría a costa de los intereses del pueblo".
En 2020, sin embargo, Trump retiró a Estados Unidos del Foro de Gobernadores China-EEUU. Su Administración dijo que, desde que EEUU firmó el acuerdo, la CPAFFC había "tratado de influir directa y perversamente" en los mandatarios estatales y locales norteamericanos para promover la agenda global de China y, por tanto, "socavó el propósito original bienintencionado del Foro de Gobernadores".
El documento del NCSC continúa:
Es posible que las localidades estadounidenses no sepan que sus vinculaciones con ciudades y estados chinos están coordinadas y gestionadas de forma centralizada en China por la CPAFFC, que (...) está estrechamente vinculada a la burocracia de influencia política del PCC. El control centralizado de la RPC sobre estas asociaciones subraya la necesidad de que los funcionarios estatales y locales estadounidenses comprendan las funciones e intenciones de todos los implicados en el lado chino.
A la inteligencia estadounidense también le preocupa que China pueda crear dependencias para ganar influencia:
La RPC o sus representantes pueden utilizar premios y castigos financieros, como la promesa o la retirada del acceso a los mercados chinos, para ganarse a líderes empresariales y gubernamentales norteamericanos a nivel estatal y local.
Las recompensas pueden adoptar la forma de inversiones o de acuerdos comerciales que prometan un desarrollo "mutuamente beneficioso". Los viajes pagados a China para dirigentes estatales y locales de EEUU o las visitas de delegaciones de la RPC a localidades de Estados Unidos también pueden servir como alicientes.
Igualmente, la inteligencia norteamericana advirtió de que las recompensas chinas siempre tienen un precio, por ejemplo la exigencia de respaldo a políticas que beneficien a China. "En 2019, un gobernador estadounidense recibió una carta de un consulado de la RPC en la que se le amenazaba con cancelar una inversión china en su estado si decidía viajar a Taiwán", reportó el NCSC.
Pekín utiliza las mismas tácticas cuando se trata de empresarios norteamericanos:
En 2021, la embajada de la RPC en Washington envió cartas a determinados líderes empresariales estadounidenses instándoles a que presionaran al Congreso de Estados Unidos para que rechazara los proyectos de ley a los que se oponía la RPC, incluidos los destinados a aumentar la competitividad norteamericana frente a China: "Confiamos sinceramente en que desempeñen un papel positivo e insten a los miembros del Congreso a que abandonen la mentalidad de suma cero y los prejuicios ideológicos, dejen de promover proyectos de ley negativos [para] China y eliminen las disposiciones negativas, a fin de crear condiciones favorables para la cooperación económica y comercial bilateral, antes de que sea demasiado tarde (...)
En 2021, un alto funcionario de la RPC dio instrucciones a los empresarios estadounidenses con intereses en China para que "hablen y se manifiesten, y empujen al Gobierno de Estados Unidos a seguir una política racional y pragmática con respecto a China y a dejar las guerras comerciales, industriales y tecnológicas (...) El funcionario de la RPC añadió: "La comunidad empresarial no puede amasar riquezas guardando silencio".
Si bien es encomiable que una agencia de inteligencia estadounidense se proponga advertir a los mandatarios locales y estatales de EEUU contra el influjo perverso del PCC, no es mucho y ha llegado muy tarde, después de décadas de operaciones de influencia china en el país. El NCSC parece demasiado esperanzado en que los estadounidenses implicados en todos esos intercambios van a cambiar repentinamente de opinión y a empezar a desvincularse de las empresas chinas, más que nada porque podrían ganar mucho si se mantuvieran en la ignorancia.
En su reciente libro La mano oculta: cómo el Partido Comunista Chino está remodelando el mundo, Clive Hamilton y Mareike Ohlberg escriben:
Los políticos locales suelen saber poco sobre China y no tienen ninguna responsabilidad en materia de seguridad nacional, y como sus interlocutores chinos se presentan ofreciendo intercambios entre personas y "oportunidades para los negocios locales", tienen un fuerte incentivo para permanecer desinformados (...)
La atención suele centrarse en los lazos económicos y culturales, y es fácil fingir que no hay ningún elemento político (...) sin embargo, esos lazos locales son, de hecho, muy políticos, y cuando es necesario pueden aprovecharse para presionar a los Gobiernos nacionales. Esta es la táctica de "usar el campo para rodear la ciudad".