Antes incluso de que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, dejara Washington para regresar a Ramala, representantes de la AP corrieron a anunciar que las conversaciones de su presidente con Barack Obama acerca del futuro del proceso de paz habían sido "infructuosas".
Dichos representantes declararon que Abás había rechazado la mayor parte de las propuestas realizadas por el presidente estadounidense durante su reunión en la Casa Blanca, incluidas la idea de reconocer a Israel como Estado judío y la de mantener una presencia militar israelí en el valle del Jordán. El presidente palestino, según estas fuentes, rechazó también la propuesta de Obama acerca del status de Jerusalén por "inmadura", ya que no instaba a una completa retirada israelí de la parte oriental de la ciudad.
El rechazo de Abás a las propuestas estadounidenses para un acuerdo marco con Israel no supone una sorpresa.
En el transcurso de los últimos meses, Abás y sus principales asistentes y negociadores han manifestado reiteradamente su fuerte oposición a dichas propuestas; algunos han acusado a la Administración estadounidense de respaldar la postura israelí y de no ser un intermediario honesto en el conflicto.
Antes de dirigirse a Washington, Abás dejó instrucciones a la AP para que se organizaran concentraciones públicas en la Margen Occidental en su apoyo.
Empleados de la AP y niños en edad escolar fueron enviados a las calles para corear proclamas en apoyo de Abás, instándole a no sucumbir a la presión estadounidense. Las concentraciones pretendían enviar un mensaje al presidente Obama y al secretario de Estado John Kerry: que el pueblo palestino se opone enérgicamente a cualquier concesión a Israel.
Al regreso de Abás a Ramala, la Autoridad Palestina volvió a organizar concentraciones para apoyarlo. El 20 de marzo, cientos de escolares y empleados de la AP fueron enviados a dar la bienvenida a Abás a su despacho presidencial y a agradecerle haber resistido la presión de Estados Unidos.
Basam Zakarneh, presidente de la Unión de Empleados Públicos Palestinos, dijo que las manifestaciones pretendían agradecer a Abás el haber resistido "la presión y las conspiraciones, y haber defendido los derechos palestinos".
Las concentraciones a favor del presidente han suscitado las críticas de algunos palestinos, que afirman que recuerdan a las manifestaciones organizadas por dictadores y por sus agencias de seguridad en todo el mundo árabe.
"Estas concentraciones no son reales", se quejaba Abdel Satar Qasem, profesor universitario de la Margen Occidental. "Se parecen a lo que han estado haciendo agencias de inteligencia árabes: valerse del chantaje y la intimidación para obligar a sus funcionarios a demostrar lealtad al gobernante".
Abás espera ahora convertirse en héroe contándole a su gente que ha tenido las agallas de decirles que no a Obama y a Kerry durante su visita a Washington.
El presidente de la AP necesita desesperadamente apoyo público, sobre todo en vista de las crecientes tensiones en el seno de su facción de Fatah. En los últimos días, esas tensiones han estallado en forma de enfrentamiento abierto entre Abás y Mohamed Dahlan, que fue destituido como miembro del Comité Central de Fatah.
Respaldado por algunos países del Golfo, Dahlan, un excomandante de las fuerzas de seguridad de la AP en la Franja de Gaza, está llevando a cabo actualmente una campaña pública para derrocar a Abás bajo los cargos de corrupción y abuso de poder. Éste ha replicado acusando a Dahlan de estar implicado en la muerte de Yaser Arafat y en las de seis dirigentes de Fatah en la Franja.
"La guerra entre Abás y Dahlan es bochornosa", escribe el editor palestino Abdel Bari Atwan. "Nos sentimos avergonzados mientras asistimos el intercambio de imputaciones entre ambos, que se acusan mutuamente de robo, asesinato y de colaborar con Israel. Los palestinos se han convertido en un chiste para muchos hermanos árabes".
El rechazo de las propuestas estadounidenses por parte de Abás se atribuye también a la grave crisis interna de Fatah.
Si en el pasado Abás temía la respuesta de Hamás si firmaba un acuerdo de paz con Israel, ahora está claro que también tiene buenos motivos para temerse la reacción de altos cargos de Fatah a cualquier acción que adopte en lo relativo al proceso de paz.
Todo lo que puede hacer de momento el presidente de la AP es pedirles a sus funcionarios y a los escolares que tomen las calles y coreen proclamas en apoyo suyo. Con estas manifestaciones se pretende enviar un mensaje no sólo a Obama y a Kerry, sino a los rivales de Abás dentro de Fatah.