Hay dos motivos principales por los que los palestinos no firmarán un acuerdo de paz verdadero y sincero con Israel, al menos no en el futuro inmediato. El primero tiene que ver con una auténtica falta de educación para la paz. El segundo, con la falta de un líder autorizado –o que tenga agallas– para embarcarse en tan arriesgada misión.
Los norteamericanos y los europeos que continúan hablando de la necesidad de resucitar el paralizado proceso de paz en Oriente Medio siguen ignorando estos dos factores, e insisten en que la paz es posible y en que la pelota está en el tejado de Israel. No se dan cuenta de que, para lograr la paz, los líderes deben preparar a su pueblo para el compromiso y la tolerancia.
De hecho, no es exacto decir que los líderes palestinos no han preparado a su pueblo para la paz; más bien, llevan mucho tiempo incitándolo contra Israel, hasta tal punto que se ha vuelto prácticamente imposible hablar de cualquier forma de compromiso entre ambos pueblos.
Desde su creación en 1994, la Autoridad Palestina (AP) ha consagrado la mayor parte de sus energías y de su actividad propagandística a deslegitimar y aislar a Israel. Resulta irónico que esa incitación prosiguiera incluso mientras negociaba con él para tratar de alcanzar un acuerdo de paz.
Si quieres hacer las paces con Israel no le dices a los tuyos una y otra vez que el Muro Occidental carece de significado religioso para los judíos y que, en realidad, es una propiedad sagrada musulmana. No puedes hacer las paces con Israel si sigues negando la historia o los vínculos judíos con el país. Consideremos, por ejemplo, lo que Hanan Ashrawi, miembro de la OLP, dijo como respuesta a unas declaraciones de Barack Obama en las que éste reconocía la historia judía:
Una vez más, [Obama] ha adoptado el discurso de la ideología sionista. Lo hizo cuando vino a esta región y habló del regreso de los judíos a su tierra, y de que éste es un Estado judío.
Nunca podrás hacer las paces con Israel si sigues diciendo a tu pueblo y al resto del mundo que el sionismo se creó para llevar a cabo el proyecto judío de dominación mundial. Es lo que el embajador de la Autoridad Palestina en Chile, Imad Nabil Yadaa, dijo en una conferencia sobre la paz entre israelíes y palestinos celebrada en Santiago.
Será imposible hacer las paces con Israel mientras la Autoridad Palestina diga a su pueblo que los judíos usan cerdos salvajes para expulsar a los campesinos palestinos de sus campos y hogares en la Margen Occidental. Es lo que el presidente de la AP, Mahmud Abás, dijo en una conferencia propalestina en Ramala.
Según la Autoridad Palestina, los judíos también han utilizado ratas para echar a residentes árabes de sus casas en la Ciudad Vieja de Jerusalén. La agencia oficial de noticias palestina, Wafa, que informa directamente a la oficina de Abás, afirmó en un comunicado que "las ratas se han convertido en un arma israelí para desplazar y expulsar a residentes árabes" de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Según la agencia,
los colonos inundan de ratas la Ciudad Vieja (...) las sueltan para aumentar el sufrimiento de los residentes [árabes] y para obligarlos a desalojar sus hogares y abandonar la ciudad.
Estos mensajes llegan a los palestinos no sólo a través de Hamás, sino de la Autoridad Palestina, financiada por Occidente, la interlocutora de Israel en las conversaciones de paz. Dichos mensajes son transmitidos a través de mezquitas, medios de comunicación y declaraciones públicas de dirigentes palestinos.
Esto supone un añadido a la campaña mundial de la AP para aislar, deslegitimar y demonizar a Israel y a los israelíes. Los dirigentes y representantes de la Autoridad Palestina que siguen acusando a Israel de crímenes de guerra y de genocidio no están preparando, desde luego, a su pueblo para la paz. Al contrario: esas acusaciones sólo sirven para agitar aún más a los palestinos en contra de Israel.
Esta clase de incitación, en realidad, es lo que empuja a cada vez más palestinos en brazos de los rivales de la AP, sobre todo de Hamás. Si sigues diciendo a tu pueblo que Israel no quiere la paz y que sólo pretende destruir las vidas de los palestinos y robar sus tierras, no hay forma de que llegue a aceptar cualquier tipo de reconciliación, y menos aún la paz, con los israelíes.
Pero no se trata sólo de la falta de educación para la paz o de la incitación antiisraelí.
Es hora de que la comunidad internacional reconozca el hecho de que ningún dirigente palestino está legitimado para alcanzar un acuerdo de paz duradero con Israel. Ello se debe a que ningún dirigente, ni en Ramala ni en la Franja de Gaza, está autorizado para poner fin al conflicto con los israelíes.
Si Yaser Arafat no pudo aceptar en el año 2000 la generosa oferta del entonces primer ministro Ehud Barak en la cumbre de Camp David, ¿quién es Mahmud Abás para hacer cualquier tipo de concesión a Israel? Se dice que Arafat dijo que rechazó la oferta porque no quería acabar tomando el té con el asesinado presidente egipcio Anuar el Sadat, el primer líder árabe que firmó un tratado de paz con Israel.
En muchos sentidos, Abás no puede culparse más que a sí mismo por la situación que afronta actualmente. Si le dices a tu gente que nunca harás concesiones, ¿cómo vas a firmar un acuerdo de paz con Israel?
Quienes creen que el sucesor de Abás será capaz de hacer verdaderas concesiones a Israel se engañan a sí mismos. Es hora de admitir que ningún líder palestino presente o futuro está autorizado para ofrecer siquiera la menor concesión a los israelíes. Cualquier palestino que ose hablar de ello es considerado inmediatamente un traidor.
Éstas son las dos razones por las que el proceso de paz en Oriente Medio seguirá atrapado en un círculo vicioso. Para poder hacer las paces con Israel hay que preparar al pueblo para ello. Es algo que la Autoridad Palestina no ha hecho. Y por eso no veremos surgir a un líder palestino moderado en un futuro inmediato.