Si el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, pierde el control de Fatah, ¿quién lo consolará? ¿Podrían ser sus antiguos rivales de Hamás?
En las últimas semanas Abás ha sido objeto de crecientes críticas por parte de altos cargos de Fatah en la Margen Occidental y la Franja de Gaza. Parece que se han cansado de su estilo autocrático de gobierno. Algunos de ellos, entre los que se encuentran Yibril Rayub y Tawfik Tirawi, incluso han hablado públicamente en contra del presidente de la AP y exigido que comparta el poder al menos hasta el punto de designar un presidente adjunto.
Fatah parece estar en todavía peor forma en Gaza, donde sus líderes y activistas han acusado a Abás de marginar a la facción y apuntan de manera inconfundible a la ruptura.
En una reunión de miembros de Fatah celebrada en la Franja la semana pasada, Abás y los dirigentes de la Autoridad Palestina fueron censurados por dar la espalda a la facción local. El principal representante de Fatah en la Franja, Zakariya al Aga, dijo que los dirigentes de la facción, incluido Abás, no querían que ésta se reorganizara y "rehiciera su situación" en Gaza. Otro alto cargo local de la facción, Abd al Ramán Hamad, aprovechó para anunciar que algunos estaban intentando convertir a Fatah en Gaza en "una entidad agotada y sin espíritu".
Los líderes de Fatah en Gaza están indignados con Abás, y tienen una considerable lista de agravios. En primer lugar, el rais no paga el salario a miles de miembros locales, incluidos policías y agentes de seguridad que están sentados en sus casas desde que Hamás se hizo con el control de la Franja, en 2007. Además, acusan a Abás de no incluir a ningún miembro gazatí en el reciente decreto por el que se nombraba a 130 palestinos altos cargos de la AP.
El hecho de que Abás no haya celebrado elecciones en la facción es otra cuestión controvertida. Existe la fundada sospecha que el presidente está retrasando deliberadamente las votaciones para evitar que sus rivales en la facción puedan hacerse con posiciones clave.
Amal Hamad, residente en la Franja de Gaza y miembro del Comité Central de Fatah, se unió al coro de detractores de Abás y declaró:
Queremos decir a nuestros hermanos [de Fatah] en la Margen Occidental que somos parte integral de ellos. Formamos parte original de esta patria. Es hora de acabar con el silencio y poner las cosas en su sitio.
Los comentarios de Hamad son los más enérgicos que se hayan dirigido a Abás y a la cúpula de Fatah en la Margen Occidental. Los analistas políticos palestinos ven en sus palabras una señal de que la facción podría estar afrontando la amenaza de la división, con un grupo en la Margen y otro en Gaza.
Las cada vez más profundas divisiones en el seno de Fatah podrían hacer que sus miembros en la Franja caigan en brazos de Hamás. Ha habido insinuaciones al respecto por parte de los dirigentes de Fatah en Gaza. Han señalado que no descartan la posibilidad de unir sus fuerzas con Hamás, la Yihad Islámica y otros grupos palestinos del enclave como forma de protestar por su continua marginación por parte de Abás.
Y además siempre está Qatar. Mientras aumenta la crisis en Fatah han surgido informaciones sobre un nuevo intento catarí de lograr la reconciliación nacional entre Fatah y Hamás. Según esas informaciones, estaría previsto que ambas partes celebraran conversaciones secretas en Doha en los próximos días, lo que sería un nuevo intento de de formar un Gobierno palestino de unidad nacional.
Altos cargos de Fatah han desechado estas informaciones y las han considerado simplemente el último de una larga serie de intentos por parte de Abás de desviar la atención de la crisis que afronta en su propio patio (Fatah).
Uno de dichos altos cargos afirmó:
Cada vez que oímos hablar de crecientes tensiones en Fatah y de críticas al presidente Abás, de pronto recibimos informaciones sobre nuevos intentos de lograr la reconciliación con Hamás. La historia de la reconciliación entre Fatah y Hamás no es más que una cortina de humo para ocultar el creciente descontento con el gobierno autocrático del presidente Abás.
Dejando aparte a Hamás, Abás podría aprovechar las iniciativas de reconciliación de los cataríes: puede que estuvieran dispuestos a organizar una reunión de sulha (reconciliación) para acabar con las disputas internas que acosan a Fatah, la principal fuerza de la Autoridad Palestina, cuyas enconadas disensiones amenazan con una escena política palestina abocada al caos absoluto, sobre todo en la Margen Occidental.
Abás parece firme en su negativa a allanar el camino para que surjan nuevos líderes en la Margen Occidental. Parece que la consecuencia inevitable de ello será que se produzca una fractura local en Fatah. Puede que los palestinos acaben viendo cómo varios dirigentes de la organización rompen oficialmente con ella y crean sus propias facciones, con lo que convertirían la Margen en varios cantones gobernados por líderes rivales de Fatah. Naturalmente, en esas condiciones la AP apenas podría mantenerse como poder central en la Margen Occidental.
En cuanto a Gaza, es probable que el descontento de Fatah aumente como consecuencia de la continuada política seguida por Abás de marginar a los miembros locales de la facción. Tras haber perdido la Franja a manos de Hamás, puede que el rais pierda pronto a sus partidarios gazatíes. Al final, Gaza podría asistir al surgimiento de una cúpula de Fatah que no responda en absoluto ante su hermana de la Margen Occidental.
Fatah es el supuesto interlocutor de Israel para la paz; es la facción que encabeza los intentos de establecer un Estado palestino independiente. Pero cabe preguntarse si los palestinos vivirán lo suficiente como para ver cómo sus líderes los conducen a un Estado, o al menos a una vida mejor.
Los responsables de la toma de decisiones en Estados Unidos y Europa podrían querer estar al tanto de la solvencia de la Fatah de Abás a la hora de considerar la sensatez de la solución de los dos Estados.