En lo que la Asociación Cristiana de Nigeria llama "puro genocidio", 238 cristianos más fueron asesinados y más iglesias profanadas por musulmanes la semana pasada en el país del oeste africano. Esto sitúa la cifra total de cristianos muertos en más de 6.000 desde principios de 2018.
Según un comunicado conjunto de la Asociación Cristiana, organización paraguas de varias denominaciones cristianas, "no hay duda de que el único propósito de estos ataques es la limpieza étnica, el apoderamiento de tierras y la expulsión forzosa de los nativos cristianos de su tierra y su patrimonio ancestrales".
El comunicado condenaba los recientes ataques, "donde más de 2.000 personas fueron brutalmente asesinadas y nuestras iglesias destruidas sin que los cuerpos de seguridad intervinieran a pesar de las varias llamadas de socorro que se les hicieron".
El comunicado también dice que la mayoría de los 6.000 cristianos masacrados este año eran "en su mayoría niños, mujeres y ancianos [...]. Lo que está ocurriendo [...] en Nigeria es un puro genocidio y debe parar inmediatamente".
Los detalles del asesinato de estos miles de personas, aunque rara vez se ha informado de ellos, son a menudo espeluznantes; muchos murieron a machetazos, a veces decapitados; otros fueron quemados vivos (también encerrados en iglesias o casas); y las mujeres sufrían muchas veces violaciones y abusos sexuales antes de ser asesinadas.
Tanto el Gobierno nigeriano como el estadounidense han intentado durante mucho tiempo presentar esta sostenida yihad como una lucha territorial entre los que tienen (al parecer siempre cristianos) y los que no tienen (al parecer siempre musulmanes).
En 2012, por ejemplo, el presidente Bill Clinton dijo que la "desigualdad" y la "pobreza" son "lo que están alimentando estas cosas" (con esas "cosas" se refiere al persistente asesinato de cristianos en Nigeria). El exsecretario de Estado adjunto de Estados Unidos para los Asuntos Africanos, Johnnie Carson, dijo después de un atentado el día de Pascua en 2012 contra una iglesia nigeriana que mató a 39 fieles: "Quiero aprovechar esta oportunidad para insistir en un punto fundamental y es que la religión no es lo que impulsa la violencia extremista". Se informó de que la Administración Obama accedió a gastar 600 millones de dólares en una iniciativa de USAID lanzada para esclarecer las "verdaderas causas" de la agitación y la violencia en Nigeria, que naturalmente residen en el ámbito socioeconómico, y nunca, supuestamente, en el religioso.
Sin embargo, en su reciente comunicado, la Asociación Cristiana de Nigeria negó estas afirmaciones. Tras decir que el Gobierno nigeriano siempre deja impunes a los responsables de asesinar cristianos, presentando los ataques como luchas entre "pastores y granjeros", preguntaba:
¿Cómo puede ser una lucha cuando un grupo [los musulmanes] está constantemente atacando, matando, lisiando [y] destruyendo, y el otro grupo [los cristianos] está siendo constantemente asesinado, lisiado y viendo destruidos sus lugares de culto? ¿Cómo puede ser una lucha cuando los pastores están cazando a granjeros en sus propias aldeas y comunidades y los granjeros tienen que huir para salvar la vida?
El 2 de mayo, el Foro de Mayores Cristiano Nacional —una rama de la Asociación Cristiana, cuyos miembros tienen una media de edad de 75 años y provienen de seis zonas geopolíticas distintas de Nigeria— se reunió con el Alto Comité británico para intentar recabar apoyos. (Días antes de la reunión, aproximadamente 30 pastores irrumpieron en una iglesia en el transcurso de una misa matinal y asesinaron a unos 20 parroquianos y dos sacerdotes). El sumario ejecutivo de los problemas realizado por la organización decía:
Para los Mayores Cristianos es evidente que los islamistas del norte de Nigeria han lanzado una YIHAD alimentada por el grupo étnico fulani [los "pastores"]. Esta yihad se basa en la doctrina del odio enseñada en las mezquitas y madrazas del norte de Nigeria, y también en la ideología supremacista de los fulani. Usando la yihad convencional (violenta) y la encubierta (civilización), los islamistas del norte de Nigeria parecen decididos a convertir Nigeria en un sultanato islámico y sustituir la democracia liberal por la sharia como ideología nacional. La guía de acción es suplantar la Constitución por la sharia como fuente de las leyes. La Constitución vigente de 1999 está plagada de ideología dual contradictoria entre la democracia y la sharia. Hay ciertos valores que no son negociables en una sociedad pluralista y parece que los defensores del Califato no lo respetan. Una Nigeria movida por una ideología dual no puede ser la Nigeria con que soñamos. Queremos una Nigeria donde los ciudadanos sean tratados como iguales ante la ley en todos los niveles [...] Teniendo en cuenta que los cristianos constituyen más del 50% de la población nigeriana, es obvio que el objetivo de los islamistas es crear graves conflictos que, si no se controlan, pueden derivar en otra guerra civil. En este momento, los islamistas están asesinado a los cristianos con impunidad y destruyendo lugares de culto y comunidades cristianas vulnerables a un ritmo alarmante e inhumano.
Que esos 6.000 cristianos "en su mayoría niños, mujeres y ancianos" hayan sido asesinados en sólo los primeros seis meses de este año es un recordatorio de cómo la violencia se intensifica cuando no se vigila. Esa es la historia de la persecución musulmana de los cristianos de Nigeria.
Llevó tres veces más tiempo (un año y medio, de diciembre de 2013 a julio de 2015), por ejemplo, que los mismos pastores musulmanes asesinaran a un total de 1.484 cristianos (532 hombres, 507 mujeres y 445 niños), dejaran en estado crítico a 2.388 cristianos (1.069 hombres, 817 mujeres y 502 niños) e incendiaran o destruyeran 171 iglesias.
El Gobierno nigeriano y la comunidad internacional, sin embargo, apenas han actuado desde el principio para atajar la situación. Esta falta de intervención no es sorprendente: ni siquiera son capaces de reconocer su origen, a saber, la ideología intolerante de la yihad. En consecuencia, el número de muertos cristianos ha aumentado —y probablemente seguirá creciendo exponencialmente— hasta que esta realidad no sólo se reconozca sino que se actúe sobre ella.