Según el plan del presidente Donald Trump para poner fin a la guerra en la Franja de Gaza, "todas las infraestructuras militares, terroristas y ofensivas, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, serán destruidas y no reconstruidas. Habrá un proceso de desmilitarización de Gaza bajo la supervisión de observadores independientes, que incluirá poner las armas definitivamente fuera de uso mediante un proceso acordado de desmantelamiento."
Sin embargo, desde el anuncio del plan, funcionarios de Hamás han insistido repetidamente en que su grupo terrorista, respaldado por Irán, que inició la guerra al atacando a Israel el 7 de octubre de 2023, no tiene ninguna intención de deponer las armas. Evidentemente, Hamás quiere aferrarse a sus armas para poder continuar su Yihad (guerra santa) contra Israel y asegurar su propio control continuado de la Franja de Gaza.
En lo que respecta a Hamás, el plan de Trump aparentemente no es más que otro alto el fuego temporal con Israel que le permitirá rearmarse y reagruparse. Hamás no cree en ningún proceso de paz con Israel. Su principal objetivo es matar a tantos judíos como sea posible y destruir Israel.
El 17 de octubre, el miembro del politburó de Hamás Mohammed Nazzal dijo a Reuters que Hamás pretende mantener el control de la seguridad en la Franja de Gaza durante un periodo provisional. Hamás, dijo, está dispuesta a un alto el fuego de hasta cinco años para reconstruir la Franja de Gaza, con garantías para lo que ocurra después, dependiendo de que se dé a los palestinos "horizontes y esperanzas" para la creación de un Estado.
Preguntado sobre si Hamás abandonaría las armas, Nazzal dijo:
"No puedo responder con un sí o un no. Francamente, depende de la naturaleza del proyecto. El proyecto de desarme del que hablas, ¿qué significa? ¿A quién se entregarán las armas?".
También añadió que las cuestiones que se debatirían en la siguiente fase de las negociaciones, incluidas las armas, afectaban no sólo a Hamás sino a otros grupos armados palestinos, y requerirían que los palestinos en general alcanzaran una posición.
El 16 de octubre, otro miembro del buró político de Hamás, Abdul Jabbar Saeed, rechazó la idea de desarmar a su grupo:
"Desarmar a la resistencia palestina en las circunstancias actuales sin el establecimiento de un Estado palestino independiente y sin un gobierno que gobierne la Franja de Gaza, conducirá inevitablemente al caos total y creará un vacío importante y peligroso que será difícil de afrontar."
"Si logramos un Estado palestino soberano e independiente", añadió Saeed, "que preserve los derechos del pueblo palestino, entonces estas armas serán transferidas al Estado palestino y a su ejército."
Saeed desestimó la idea de desplegar fuerzas internacionales en la Franja de Gaza:
"Trump planteó la idea de la presencia de fuerzas internacionales, pero no tiene por qué ser la fórmula acordada por los palestinos entre sí, o por los palestinos y los árabes. Hamás no acepta en absoluto un mandato ni el gobierno militar de otros. No sustituiremos el gobierno militar de la ocupación israelí por otro gobierno extranjero; esta fórmula es inaceptable para nosotros. Cualquier fórmula propuesta para gobernar la Franja de Gaza bajo la denominada administración fiduciaria internacional o un Alto Comisionado, similar al antiguo modelo colonial, es inaceptable para Hamás o para todas las facciones de la resistencia palestina".
También rechazó la idea de excluir a Hamás de desempeñar un futuro papel en el gobierno de la Franja de Gaza. "Excluir completamente a Hamás de la escena es imposible," enfatizó.
"Somos un movimiento enraizado en el pueblo palestino. Tenemos nuestra presencia, nuestra fuerza y nuestra existencia. Ganamos las elecciones democráticas en 2006. De hecho, tenemos mayoría entre el pueblo palestino. Por lo tanto, ¿cómo se nos puede excluir de la determinación del destino del pueblo palestino y de la toma de decisiones sobre el futuro del pueblo palestino y de la causa palestina, cuando somos parte integrante de ella, les guste o no? Hamás es parte integrante del pueblo palestino, ya sea en Gaza, Cisjordania o incluso en la diáspora fuera del país. Su futuro está ligado al futuro del pueblo palestino. No puede separarse de él, ni puede ser excluido, eliminado o excluido, dado que es una ideología vinculada a la resistencia y la liberación. Por tanto, el movimiento seguirá existiendo y contribuyendo al futuro del pueblo palestino, y nadie podrá excluirlo de la escena, aunque acepte no gobernar en la Franja de Gaza durante la próxima fase".
Un funcionario anónimo de Hamás fue citado el 11 de octubre diciendo que "la cuestión de la entrega de armas está descartada y no está sobre la mesa".
El 1 de octubre, el diario londinense Al-Quds Al-Arabi citó a una fuente cercana a Hamás diciendo que el grupo terrorista buscaba modificar algunas disposiciones del plan de Trump, especialmente la cláusula de desarme y la retirada de sus combatientes de la Franja de Gaza.
"Las consultas están en curso las veinticuatro horas del día dentro de la dirección del grupo en Palestina y en el extranjero, y con mediadores", dijo la fuente anónima, añadiendo que se celebraron cuatro reuniones en Doha con mediadores qataríes y egipcios, en presencia de funcionarios turcos.
La implicación de Qatar y Turquía en la Franja de Gaza es problemática porque los dos países siempre han apoyado a Hamás. Ambos países siguen dando cobijo a varios dirigentes de Hamás y actúan como si fueran sus abogados, al defender constantemente al grupo terrorista mientras condenan a Israel.
Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin parecen estar descontentos con el aumento de la confianza de la administración Trump en Qatar y Turquía.
Los saudíes y los emiratíes habrían notificado a la administración Trump que rebajarían su nivel de compromiso en la implementación del plan Trump. Refiriéndose a Qatar, advirtieron que aumentar la influencia de "países que desestabilizan la región" descarrilaría el impulso de prosperidad que Trump ha pregonado.
Una fuente saudí advirtió de que se esperaba que Qatar ayudara a Hamás a mantener su presencia y a regresar en el momento oportuno.
Cabe destacar que, en 2017, varios países árabes, entre ellos Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y la UAE decidieron cortar sus lazos diplomáticos con Qatar por el apoyo del Estado del Golfo a grupos terroristas islamistas, especialmente los Hermanos Musulmanes.
Arabia Saudí dijo que tomó la decisión de cortar los lazos diplomáticos debido a que Qatar "abraza a varios grupos terroristas y sectarios cuyo objetivo es desestabilizar la región", incluidos los Hermanos Musulmanes, el Estado Islámico (ISIS) y grupos apoyados por Irán en la provincia oriental del reino, Qatif.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto acusó a Qatar de adoptar "un enfoque antagónico" hacia Egipto y dijo que "todos los intentos para impedir que apoye a grupos terroristas fracasaron."
Bahréin, por su parte, culpó a la "incitación mediática, el apoyo a actividades terroristas armadas y la financiación vinculada a grupos iraníes para llevar a cabo sabotajes y sembrar el caos en Bahréin" por parte de Qatar de su decisión de cortar los lazos diplomáticos.
Egipto no parece adoptar una postura firme sobre la cuestión del desarme de Hamás. En lugar de insistir en que Hamás deponga las armas en cumplimiento del plan de Trump, ahora hablan de la posibilidad de que el grupo terrorista "congele" sus armas.
Diaa Rashwan, director del Servicio de Información del Estado egipcio, afirmó que Hamás había aceptado una congelación de sus armas, no el desarme. Dijo que la propuesta de congelación de armas se enmarca en la tregua que el movimiento había propuesto anteriormente a Israel, cuya duración oscila entre cinco y diez años. Rashwan señaló que las armas de Hamás no serían entregadas a Israel ni a ninguna parte no árabe. Cabe señalar que el plan de Trump no habla de una "congelación" de las armas de Hamás.
El columnista palestino Dr. Ramzi Odeh señaló que las recientes acciones de Hamás, incluido el despliegue de milicianos y las ejecuciones extrajudiciales de palestinos en la Franja de Gaza, demuestran que el grupo terrorista no tiene la menor intención de deponer las armas.
"Hamás, sobre todo dentro de la Franja de Gaza, no está dispuesta a desarmarse ni a ceder el poder a ninguna otra autoridad, especialmente a la Autoridad Palestina", Odeh escribió. "Así lo confirman las declaraciones de los comandantes de campo al público gazatí, que salieron de sus túneles tras un largo periodo de bombardeos. No están en absoluto dispuestos a entregar el poder, aunque Hamás lo quisiera en el extranjero. Están decididos a obtener más riqueza y más poder. Si los líderes de campo de Hamás insisten en este comportamiento, es poco probable que la Franja de Gaza pase a fases avanzadas de reconstrucción, desarrollo y seguridad".
Bassam Barhoum, otro columnista palestino, advirtió contra el "engaño" de Hamás." Hamás, dijo, "continúa con sus intentos de controlar a los palestinos". Al igual que los Hermanos Musulmanes, Hamás se presenta como creyente en la democracia. Sin embargo, llevó a cabo un golpe militar sangriento y brutal [contra la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza en 2007], en el que murieron 800 palestinos. Todas las batallas de Hamás, bajo el pretexto de la resistencia, sólo han beneficiado a Hamás, a los Hermanos Musulmanes y a las potencias regionales aliadas con ellos (Irán y Qatar). Al derramar sangre palestina, Hamás pretendía presentarse una vez más como lo hizo en 2007: como la entidad capaz de reprimir y embrutecer con puño de hierro. Hoy, Hamás está dispuesto a arrastrar al pueblo palestino a una guerra civil si eso sirve a sus intereses y a los de los Hermanos Musulmanes."
Cualquiera que crea que Hamás renunciará voluntariamente a sus armas vive en un mundo de ensueño. Para el grupo terrorista, esto equivaldría a un suicidio. Los términos "desmilitarización" y "desradicalización" no existen en el léxico de Hamás.
Peor aún, cualquiera que crea que Qatar y Turquía obligarán a Hamás a desmantelar su infraestructura militar también vive en tierra de fantasía.
Khaled Abu Toameh es un galardonado periodista afincado en Jerusalén.
