El reciente incremento en la llegada de migrantes ilegales ha provocado una crisis en la ciudad griega de Tesalónica. "Docenas de migrantes han convertido la Plaza Aristóteles, en el centro de Tesalónica, en un campamento improvisado", y muchos de ellos "duermen a la intemperie". En la imagen, el campo de reubicación de Idomeni, en las inmediaciones de Tesalónica. (Foto Dan Kitwood/Getty Images). |
Grecia se está enfrentando a un acusado aumento de llegadas de migrantes indocumentados a la región de Evros, punto de entrada para quienes intentan ingresar ilegalmente en el país desde Turquía. Las llegadas prácticamente se han duplicado desde 2017, y Atenas responsabiliza a Ankara.
El flujo desde Afganistán, Pakistán, Siria, Irak, Bangladesh y los países africanos hasta Turquía ha crecido en los últimos meses, y un millón y medio de personas procedentes de países musulmanes están esperando en la frontera iraní. Esto ha provocado temores en Atenas de que puedan estar dirigiéndose a Grecia.
Según una ficha informativa difundida en septiembre por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), las llegadas por mar a Grecia "alcanzaron un pico este mes de 4.000 personas. Las llegadas por tierra a través de Evros también aumentaron hasta las 1.400".
Así las cosas, en la ciudad griega de Tesalónica la situación es crítica. Según un reciente artículo publicado en The Greek Reporter, "decenas de migrantes han convertido la Plaza Aristóteles, en el centro de Tesalónica, en un campamento improvisado", y muchos "duermen a la intemperie".
Es probable que la cosa vaya a peor, no sólo en Grecia sino en el resto de Europa, con una altísima cifra de nuevas llegadas, especialmente desde Afganistán, vía Irán, a Turquía.
Un reportaje de investigación del diario turco Hurriyet publicado en abril explica cómo lo consiguen:
Los traficantes dejan a los afganos [y a nacionales de otros países], niños incluidos, en las montañas. Los ilegales recorren a pie varios kilómetros a lo largo de la zona fronteriza (...) Todos pretenden ir a Estambul. Pero primero van a Erzurum, ciudad considerada lugar de tránsito (...) Algunos escapan a Europa a través de Grecia y Bulgaria, y otros [ya en Estambul] incurren en delitos como el robo y la prostitución, o se les hace trabajar sin papeles (...)
Según los datos de la Autoridad turca para la Inmigración, desde el inicio del año hasta el 29 de marzo han sido atrapados 17.847 afganos ilegales. Así como 9.426 sirios, 5.311 pakistaníes y 4.270 iraquíes. La cifra total de ilegales capturados por la Policía, incluidos los procedentes de otros países, es de 47.198.
En una entrevista con el diario turco Milliyet publicada en abril, Erdal Güzel, director de la Fundación para el Desarrollo de Erzurum, declaró:
Se ha llegado a un punto en el que, para la gente que va y vuelve de Afganistán, es igual de fácil entrar ilegalmente en Turquía que [para un ciudadano turco] ir de una ciudad turca a otra. Se han aprendido las rutas.
Según sus propios testimonios, cogen autobuses nocturnos a Irán (...) Se quedan esperando allí (...) hasta que llega el momento oportuno. Algunas familias se quedan esperando sin comida ni agua durante 15 o 20 días. (...)
Dicen que cruzan a pie las montañas. Todos cuentan la misma historia. Algunos dicen que cruzan a pie las montañas durante cuatro o cinco días. Se les dice: "No hagáis ruido, aunque uno de vosotros se despeñe". (...) Entre ellos hay embarazadas y ciegos. En los últimos años, el tráfico migratorio ha crecido enormemente (...) Vienen miles de personas (...) Los traficantes los meten en camiones de tres pisos, de los que transportan a las ovejas (...) Lo extraño es que vienen aquí jugándose la vida. Entran en Turquía y después quieren ir a Alemania a través de Grecia, Serbia y Hungría. Se ponen en marcha con mucho ímpetu, como si dijeran: "Los que vayan a morir, morirán, y los que vayan a vivir, estarán aquí con nosotros".
La trata y el tráfico de personas son delitos graves y graves violaciones de los derechos humanos. Según un informe del Departamento de Estado de EEUU:
Las víctimas del tráfico de personas son extremadamente vulnerables a la trata, el maltrato y otros delitos, ya que se encuentran ilegalmente en el país de destino y a menudo deben grandes sumas de dinero a quienes los han introducido en él.
Con todo, parece que una red internacional altamente organizada –de la que toman parte grupos de trata y tráfico de personas, organizaciones internacionales e incluso Gobiernos, como el de Turquía– está involucrada o es cómplice del movimiento y abuso ilegal de un gran número de seres humanos.
Las autoridades turcas han amenazado repetidas veces a Europa con un alud de migrantes. En noviembre de 2016, por ejemplo, el presidente Recep Tayyip Erdogan dijo abiertamente:
Cuando 50.000 refugiados se dirigieron a Kapıkule [en la frontera turco-búlgara], clamasteis: "¿Qué vamos a hacer si Turquía abre las fronteras?". ¡Miradme! Si vais demasiado lejos, abriremos esas fronteras. Que lo sepáis, simplemente.
No se deberían ignorar las amenazas de Erdogan. Entre los migrantes y refugiados ilegales hay seguidores del ISIS y otros islamistas radicales. Además, muchos de los terroristas yihadistas implicados en los atentados letales de Manchester, París, Bruselas, Berlín, Estocolmo y San Petersburgo tenían vínculos con Turquía. Algunos fueron captados en Turquía; otros viajaron allí para cruzar a Siria y unirse al ISIS o vivieron allí un tiempo. Los islamistas han utilizado sistemáticamente Turquía como ruta para llegar a ciertas zonas de Siria e Irak y unirse al ISIS.
Desde que la crisis migratoria empezó a intensificarse, en 2011 –con el inicio de la guerra civil en Siria–, los que critican la inmigración masiva y sin controles han sido tachados de "racistas", "intolerantes" e "islamófobos". Sin embargo, el caos causado por la inmigración masiva en numerosos países europeos, con el consiguiente aumento de los delitos –incluidos los de asesinato y violación–, parece haber dado la razón a los críticos. Es urgente que los Gobiernos europeos encuentren soluciones efectivas para la inmigración irrestricta. Y es igualmente imperativo que pidan cuentas a Turquía por su responsabilidad en la crisis.