Irán se ha vuelto últimamente más agresivo y ha vulnerado el límite de los 300 kg de uranio enriquecido, entre otros actos malignos. En la imagen: el centro de enriquecimiento de uranio de Isfahán en Irán (Foto de Getty Images). |
Es incomprensible hasta qué punto está dispuesta la Unión Europea a apaciguar a los mulás que gobiernan Irán. Es estupefaciente ver como la UE se alinea con el Gobierno fundamentalista de Irán en vez de apoyar a su viejo socio transatlántico, Estados Unidos.
Desde que el presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del defectuoso acuerdo, el Plan de Acción Conjunto y Completo (PACC), los líderes de Irán han estado constantemente presionando a Europa para que hiciese más para apaciguarlos, más de lo que es capaz de ofrecer.
Primero, la UE salió con un mecanismo llamado Apoyo al Intercambio Comercial (INSTEX, por sus siglas en inglés). Su objetivo era blindar al Gobierno iraní frente a las sanciones económicas, con el fin de ayudar a sus clérigos en el gobierno —y a Europa— a obtener más ingresos.
Después, Irán se volvió más agresivo y vulneró el límite de los 300 kg de uranio enriquecido, entre otros actos malignos (aquí, aquí y aquí). El aumento del nivel de enriquecimiento era una violación flagrante del acuerdo de Irán y contrario al deseo común internacional —salvo para los ayatolás iraníes— de reducir las tensiones regionales.
La Administración Trump, clasificó con razón este acto como "chantaje nuclear", un ejemplo de lo que equivale a un esfuerzo cada vez más desesperado y apenas velado de obligar a los europeos a convencer a Estados Unidos de que levante las sanciones contra él.
Aunque Irán ha vulnerado claramente el PACC, y aunque el Organismo Internacional de Energía Atómica declaró que Irán había vulnerado el PACC, la respuesta de Europa ha sido el silencio. Tras una reunión con los ministros de Exteriores, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, dijo que EU sigue concentrada en "mantener en vigor el acuerdo", diciéndoles a los periodistas que Europa considerará que Irán "cumple plenamente" con el acuerdo nuclear.
En vez de reaccionar al hecho de que Irán representa una enorme amenaza para sus intereses de seguridad nacional, la UE, muy probablemente, intentará trazar otras vías para ayudar a los mulás que gobiernan Irán. En los últimos años, desde que se alcanzó el PACC entre los P5+1 (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos más Alemania) y la República Islámica, el rastro de una serie de asesinatos y tramas terroristas —algunas con éxito y otras no— ha conducido a Teherán.
Una tarde de noviembre de 2017, cuando Ahmed Mola Nissi volvía andando a su casa en La Haya (Países Bajos), un asesino lo abatió a tiros delante de su casa. Nissi, ciudadano holandés de origen iraní, tenía 52 años y era una destacada figura del Movimiento de Lucha Árabe para la Liberación de Ahvaz, una organización activista que lucha por la creación de un Estado independiente en el oeste de Irán.
Por primera vez, las autoridades holandesas anunciaron públicamente que fue el Gobierno iraní quien había encargado el asesinato. Por la resistencia de Nissi al gobierno tiránico de Irán, se le puso una diana en la espalda, y se puso fin a su vida para que los gobernantes autócratas de Irán —a los que la UE apoya y protege— pudieran avanzar en sus objetivos.
La muerte de Nissi no es un caso aislado. Otro opositor político de Teherán, Alí Motamed, fue asesinado en circunstancias similares en Ámsterdam en 2015.
Las autoridades europeas también frustraron un plan terrorista cuyo objetivo era un multitudinario congreso de Free Iran en París, al que asistieron en junio de 2018 muchos oradores de alto nivel, entre ellos Newt Gingrich, expresidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y John Baird, exministro de Exteriores canadiense.
Un diplomático iraní y otros individuos de origen iraní fueron enseguida detenidos en Francia, Bélgica y Alemania. Después de una exhaustiva investigación, las autoridades francesas llegaron a la conclusión de que el régimen iraní estaba detrás del plan terrorista. De haber triunfado el atentado, se habrían perdido muchas vidas humanas, pero el devastador peaje que se habría cobrado de la comunidad que lucha por los derechos humanos habría sido inconmensurable. Ahora está claro que los que defienden la libertad y los derechos humanos llevan una diana en la espalda.
Esto no fue desde luego una trama puntual en Europa. También se detectaron ataques de Irán en 2018 en Dinamarca, donde las autoridades acusaron a Teherán de intentar asesinar a uno de sus ciudadanos. El ministro de Exteriores, Anders Samuelsen, hizo hincapié en la gravedad de la trama diciendo:
Una agencia de inteligencia iraní ha planeado un asesinato en suelo danés. Esto es completamente inaceptable. De hecho, es difícil describir la gravedad del asunto. Esto se le ha dejado cristalino hoy al embajador iraní en Copenhague.
A pesar de estos ataques, e intentos de ataques, y a pesar de que la UE siempre está sentando cátedra moral, ésta sigue suavizando su tono hacia Irán, presumiblemente por afán por hacer negocios incluso con un país clasificado como el principal Estado patrocinador del terrorismo.
Cuanto más apacigua la UE al Gobierno iraní, más poder le da para llevar a cabo sus actividades agresivas y terroristas.
La UE tiene que dejar de apaciguar a los mulás que gobiernan Irán que se dedican constantemente a las actividades terroristas en Europa, y unirse a su viejo socio transatlántico, EEUU, para presionar aún más al Gobierno fundamentalista de Irán.