El nuevo gobierno de Italia, que ha prometido revertir el enfoque de línea dura del exministro del Interior, Matteo Salvini, respecto a la política migratoria, parece haber generado una nueva ola de inmigración masiva del norte de África. En la imagen: Matteo Salvini. (Fuente de la imagen: Parlamento Europeo/Flickr) |
El nuevo gobierno de Italia, que ha prometido revertir el enfoque de línea dura del exministro del Interior, Matteo Salvini, respecto a la política migratoria, parece haber generado una nueva ola de inmigración masiva del norte de África.
Más de 1.400 inmigrantes han alcanzado las costas italianas desde que el nuevo gobierno asumió el cargo el 5 de septiembre, según los datos recopilados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Sólo durante las últimas semanas, el número de llegadas de inmigrantes a Italia ha crecido de manera gradual: 59 inmigrantes llegaron el 6 de septiembre; 67 llegaron el 9 de septiembre; 121 llegaron el 14 de septiembre; 259 llegaron el 15 de septiembre; 275 llegaron el 18 de septiembre; y 475 llegaron entre el 19 y el 25 de septiembre, según la OIM. En general, el número de llegadas de inmigrantes en septiembre de este año ha crecido más del 100% respecto al número de llegadas en septiembre de 2018.
Muchos de los nuevos inmigrantes están llegando a Italia utilizando nuevas rutas de tráfico de personas que tienen origen en Turquía. En las últimas semanas, al menos cinco barcos de inmigrantes han desembarcado en Calabria, en el extremo sur de Italia. El 21 de septiembre, por ejemplo, 58 inmigrantes, todos varones paquistaníes, alcanzaron el puerto calabrés de Crotona.
Las mafias de tráfico de personas también están utilizando nuevas rutas en el sur del Mediterráneo para llevar a gente a Italia desde el África subsahariana. En las últimas semanas, las organizaciones criminales han utilizado pequeños barcos para transportar a los inmigrantes desde Libia a Túnez, y cruzar desde allí a Lampedusa, la isla más al sur de Italia, que es un trayecto más corto y menos arriesgado. EL 20 de septiembre, por ejemplo, 92 inmigrantes del África subsahariana —Gambia, Costa de Marfil, Malí y Senegal—alcanzaron Lampedusa.
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno de Italia también parece estar adoptando un enfoque más indulgente respecto a los barcos de rescate operados por las organizaciones benéficas europeas, que han sido acusadas de coordinarse con las mafias de tráfico de personas para recoger a los inmigrantes de la costa de Libia y transportarlos a los puertos italianos.
El 14 de septiembre, el Gobierno italiano autorizó al Ocean Viking, de bandera noruega y operado por las organizaciones benéficas francesas SOS Méditerranée y Médecins Sans Frontières (MSF), atracar en Lampedusa, donde se permitió el desembarco de 82 inmigrantes recogidos de la costa de Libia.
El 24 de septiembre, el Gobierno italiano permitió al Ocean Viking, esta vez con 182 inmigrantes a bordo, atracar en el puerto siciliano de Mesina.
Mientras que Salvini había prohibido que los barcos de rescate de inmigrantes atracaran en los puertos italianos, la actitud del nuevo gobierno, más indulgente, también parece estar animando a las organizaciones no gubernamentales (ONG) europeas. El 23 de septiembre, la ONG española Open Arms anunció que iba a reanudar el rescate de los inmigrantes a bordo de un barco llamado Astral.
En agosto, el Open Arms y su barco de rescate, llamada igual, participó en el plante de tres semanas frente al Gobierno italiano, que se negó a permitir que el barco atracara en los puertos italianos. Después de que más de una decena de inmigrantes saltaran por la borda y trataran de nadar hasta la costa, el fiscal siciliano Luigi Patronaggio ordenó el 20 de agosto que el Open Arms, anclado a un kilómetro de Lampedusa, atracara en Sicilia para que sus pasajeros pudieran desembarcar. Las imágenes de vídeo posteriores mostraron que el Open Arms había escenificado los saltos para manipular a la opinión pública. Después, las autoridades italianas retuvieron el barco.
El Gobierno español prometió adoptar una línea más dura contra la ONG Open Arms. El 21 de agosto, la vicepresidenta en funciones de España, Carmen Calvo, declaró a la Cadena SER que el Open Arms no tenía permiso para transportar inmigrantes y que podría recibir una multa de 900.00 euros por vulnerar la prohibición de navegar a las aguas libias. Esa amenaza no parece haber disuadido a la ONG Open Arms. Ahora dice que rescatará a los inmigrantes en el mar Egeo entre Grecia y Turquía.
Las ONG como Open Arms afirman estar desempeñando una inestimable labor humanitaria para salvar la vida de los refugiados y los solicitantes de asilo que huyen de la guerra y la opresión en sus países de origen. Las estadísticas muestran algo totalmente distinto.
De los que llegaron a Italia por mar en los primeros seis meses de 2019, 600 (21%) eran de Túnez; 400 (14%) eran de Pakistán; 300 (10%) eran de Argelia; 300 (10%) eran de Irak; 200 (7%) eran de Costa de Marfil; 200 (7%) eran de Bangladés; 100 (3,5%) eran de Sudán; 100 (3,5%) eran de Irán; 100 (3,5%) eran de Marruecos; y 50 (1,7%) eran de Egipto, según el ACNUR.
Los datos indican que la mayoría de los inmigrantes que llegan a Italia son inmigrantes económicos, no refugiados que huyen de las zonas en guerra.
En algunos casos, los inmigrantes que llegan a Italia son delincuentes incondicionales que se hacen pasar por refugiados. EL 24 de septiembre, el periódico italiano Il Giornale informó de que un barco de rescate alemán llamado Sea Watch 3, que en junio embistió contra un barco italiano de control de fronteras que estaba intentando impedir que alcanzara la costa, permitió que tres traficantes de personas que se estaban haciendo pasar por refugiados desembarcaran en Lampedusa.
Hace poco fueron arrestados un guineano y dos egipcios, Hameda Ahmed y Mahmud Ashuia, en Mesina. Se les acusa de dirigir un campo de detención de inmigrantes en Libia, donde supuestamente torturaron, violaron, secuestraron e incluso asesinaron a inmigrantes del África subsahariana que intentaban llegar a Europa. Il Giornale informó de que el nuevo gobierno italiano había intentado ocultar la información sobre los arrestos a la opinión pública antes de que la noticia se filtrara a los medios.
Entretanto, los ministros del Interior de Francia, Alemania, Italia y Malta se reunieron el 23 de septiembre en La Valeta, la capital maltesa, donde acordaron una propuesta tentativa para que los inmigrantes naufragados sean "redistribuidos voluntariamente" por toda la Unión Europea.
El plan de cuatro puntos, que será presentado a los ministros del Interior de los 28 Estados miembros de la UE en una cumbre en Bruselas los días 17 y 18 de octubre, está diseñado para impulsar al nuevo gobierno de Italia al mostrar la "solidaridad europea".
Ya han fracasado antes otras propuestas similares, y no hay motivos para creer que esta será diferente, en gran parte porque el concepto de la solidaridad europea es un mito. Hasta ahora, sólo seis Estados de la UE han accedido a la redistribución de los inmigrantes: Francia, Alemania, Grecia, Italia, Malta y España.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha insistido en que el problema de la inmigración "no debe seguir alimentando la propaganda antieuropea". También ha dicho que la línea del Gobierno sobre la inmigración ilegal, más suave, se basa en la "fórmula del nuevo humanismo". Ha nombrado a Luciana Lamorgese, burócrata de carrera que tiene puntos de vista moderados sobre la inmigración como nueva ministra del Interior de Italia. La periodista italiana Annalisa Camilli explicó los cambios:
En esencia, Italia le está diciendo a Europa: rompemos con la política del pasado. Es un fuerte mensaje de que Italia ha decidido volver a alinearse con Alemania, Francia y España en vez de alinearse con país [contrarios a la inmigración] como Hungría y Polonia, como ocurrió con Matteo Salvini, el exministro del Interior de extrema derecha.
Salvini ha condenado al nuevo gobierno diciendo que es un "producto de París y Berlín, fruto del miedo a renunciar al poder, sin dignidad y sin ideales, con las personas equivocadas en el lugar equivocado".
Salvini también ha acusado a Conte de reabrir las compuertas de la inmigración masiva: "Conte ha reabierto los puertos italianos, y los desembarcos de inmigrantes han aumentado por primera vez en dos años", dijo en una entrevista en el canal de televisión Sky Tg24. También tuiteó: "El nuevo gobierno reabre los puertos, Italia vuelve a ser el CAMPO DE REFUGIADOS de Europa. Ministros abusadores que odian a los italianos".
Desde que Salvini anunció sus políticas migratorias de línea dura en junio de 2018, el número de llegadas de inmigrantes a Italia —así como el número de muertos y desaparecidos— se ha reducido considerablemente. El número de llegadas por mar se redujo desde los 119.369 a los 23.370 en 2018, un descenso del 80%, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Durante ese mismo periodo, el número de muertos y desaparecidos disminuyó de los 2.873 a los 1.311, un descenso de más del 50%.
En 2019 se ha mantenido una tendencia similar: 2.800 inmigrantes llegaron a Italia por mar entre enero y junio de 2019, frente a los 16.600 que llegaron durante el mismo periodo de seis meses en 2018 y los 83.800 en 2017, según el ACNUR.
Esta tendencia a la baja se revirtió de forma clara inmediatamente después de que el nuevo gobierno asumiera el poder en septiembre, como muestran los datos de la OIM.
Es probable que la vuelta de la inmigración masiva a Italia eche a los votantes italianos a los brazos de Salvini, que en este momento es el político en el que más confían los italianos, según una nueva encuesta publicada por el periódico Il Giornale el 19 de septiembre. La encuesta también reveló que el partido de Salvini, la Liga, es ahora el partido político más popular en Italia, y que, si las elecciones se celebraran hoy, Salvini ganaría por un amplio margen.
"El nuevo gobierno no podrá eludir el juicio de los votantes italianos por mucho tiempo", tuiteó Salvini. "Estamos preparados. El tiempo es un caballero. Al final, seremos nosotros quienes ganemos".
Soeren Kern es miembro principal del Gatestone Institute, con sede en Nueva York.