Cuando tres arzobispos cristianos de Siria fueron invitados en 2016 a acudir a la consagración de la primera catedral siríaca ortodoxa de Reino Unido (un acto al que asistió el príncipe Carlos), el Departamento de Interior británico no sólo les negó la entrada, sino que además se burló de ellos diciéndoles que no había "sitio en la posada". (Fuente de la imagen: John Salmon/Wikimedia Commons CC BY-SA 2.0) |
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados parece estar empeñada en impedir que los cristianos perseguidos reciban ninguna ayuda. Según un reciente reportaje de CBN News:
Los funcionarios de la ONU musulmanes en Jordania han impedido que los refugiados sirios cristianos (...) reciban ayuda de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, el ACNUR.
Uno de los refugiados, Hasán, sirio convertido al cristianismo, nos dijo en una llamada telefónica que los funcionarios de campo musulmanes de la ONU "sabían que éramos musulmanes y que nos convertimos en cristianos y nos sometieron a persecuciones y burlas. No nos dejaron entrar en la oficina. Ignoraron nuestra petición".
Hasán y su familia están ahora escondidos, por temor a que los detenga la policía jordana, o incluso que los maten. Convertirse al cristianismo es un delito grave en Jordania.
Según Timothy, musulmán jordano convertido al cristianismo: "De todos los funcionarios de Naciones Unidas [aparentemente en Jordania], la mayoría, el 99%, son musulmanes, y nos trataban como enemigos".
Refiriéndose a este problema, Paul Diamond, abogado británico especializado en derechos humanos, explicó hace poco:
Se da esta situación absurda en la que se establece un sistema de ayuda para los refugiados sirios, y las personas que más lo necesitan, los cristianos, que han sufrido un genocidio, ni siquiera pueden entrar en los campamentos de la ONU para conseguir comida. Si entras y dices que eres cristiano o converso, los guardias de la ONU musulmanes te impiden entrar y se ríen y se burlan de ti, e incluso te amenazan. Los funcionarios musulmanes suníes han bloqueado el camino. Se han reído de ellos, los han amenazado y les han dicho: "No deberías haberte convertido. Eres un idiota por convertirte. Esto es lo que hay", vienen a decirles.
El siguiente obstáculo al que se enfrentan aquellos cristianos que consiguen pasar por los campos de refugiados de la ONU son los centros de inmigración de los propios países occidentales. La discriminación es al parecer tan evidente en Reino Unido que Lord George Carey está demandando al Departamento de Interior de Reino Unido por, supuestamente, "parcialidad institucional" contra los refugiados cristianos y, por lo tanto, complicidad en lo que llama "la crucifixión constante de los cristianos de Oriente Medio".
No es ni mucho menos el único que hace esas acusaciones. Un informe independiente dijo que, cuando se trata de ofrecer asilo, Reino Unido "parece discriminar a favor de los musulmanes", en lugar de los cristianos. Las estadísticas parecen confirmar esta acusación: "De 4.850 refugiados sirios aceptados por el Departamento de Interior para su reasentamiento en 2017, sólo 11 eran cristianos, lo que representa el 0,2% de todos los refugiados sirios aceptados por Reino Unido".
Debido a tales cifras, Lord David Alton, de Liverpool, miembro vitalicio en la Cámara de los Lores, escribió al secretario de Interior, Sayid Yavid, que después se dirigió al Departamento de Interior:
Está generalmente aceptado que los cristianos, que constituían en torno al 10% de la población de Siria antes de la guerra, fueron un objetivo específico de los rebeldes yihadistas y siguen estando en riesgo (...). Como demuestran sobradamente las estadísticas del año pasado, esto [la desproporción entre los refugiados musulmanes y los cristianos aceptados] no es una anomalía estadística. Muestra un patrón de discriminación que el Gobierno tiene el deber legal de abordar tomando medidas concretas.
Esos desequilibrios parecen aún más extraños cuando uno se da cuenta de que el Estado Islámico, que precipitó la crisis de los refugiados, es en sí misma una organización suní que sólo ataca a los no suníes —principalmente cristianos, yazidíes y chiíes—, grupos minoritarios que, según ha reconocido EEUU, han experimentado un "genocidio".
Dos de los casos individuales más extraños de parcialidad anticristiana se reportaron este año, cuando Reino Unido, para negar el asilo a cristianos perseguidos, citó extrañamente la Biblia y el islam. Un hombre y una mujer, ambos cristianos, eran antiguos musulmanes que, por separado, solicitaron asilo desde la República Islámica de Irán, el noveno país que más persigue a los cristianos, en particular a los antiguos musulmanes.
El Departamento de Interior de Reino Unido, en su carta de denegación, le dijo al hombre iraní que varios pasajes bíblicos eran "incongruentes" con su afirmación de haberse convertido al cristianismo tras haber descubierto que era una fe "pacífica". La carta citaba extractos bíblicos —del Éxodo, el Levítico y san Mateo— como supuesta prueba de que la Biblia es violenta; dijo que la Revelación estaba "llena de imágenes de venganza, destrucción, muerte y violencia". La carta de denegación concluía:
Estos ejemplos son incongruentes con su afirmación de que se ha convertido al cristianismo tras descubrir que es una religión "pacífica", a diferencia del islam, que contiene violencia, rabia y venganza.
En el segundo caso, a una iraní, solicitante de asilo, se le informó sarcásticamente en su carta de denegación:
Usted afirmó en su registro de entrevistas de asilo que Jesús es su salvador, pero después afirmó que Él no podría salvarla del régimen iraní. Por lo tanto, se considera que usted no está convencida de su fe y que su creencia en Jesús no es sincera.
Al hablar de sus experiencias, la mujer rechazada dijo:
Cuando estaba en Irán me convertí al cristianismo y la situación cambió cuando el Gobierno me estaba buscando y tuve que huir de Irán (...) en mi país, si alguien se convierte al cristianismo, se le castiga con la muerte o la ejecución.
Respecto al proceso de asilo, la mujer dijo que siempre que le respondía a su entrevistador del Departamento de Interior, "o se reía entre dientes o quizá se burlaba cuando me hablaba. Por ejemplo, me preguntó por qué Jesús no me ayudó frente al régimen o las autoridades iraníes".
Asimismo, cuando la hermana Ban Madleen, una monja cristiana que fue expulsada de Irak por el Estado Islámico, quiso visitar a su hermana enferma en Reino Unido, le denegaron el visado dos veces. También se le ha negado el visado a otros miembros de la Iglesia, entre ellos una monja con un doctorado en teología bíblica por la Universidad de Oxford; otra monja a la que se le negó por no tener una cuenta bancaria personal; y a un sacerdote católico se le negó por no estar casado.
En otro caso, el Departamento de Interior de Gran Bretaña no sólo negó la entrada a tres líderes cristianos —arzobispos célebres por su heroica ayuda a los cristianos perseguidos en Siria e Irak, a los que habían invitado a acudir a la consagración de la primera catedral ortodoxa siríaca, un acto al que asistió el príncipe Carlos—, sino que también les dijeron, burlándose, que "no había sitio en la posada".
Cuando se tiene en cuenta que a las minorías cristianas perseguidas —incluidos sacerdotes y monjas— se les deniegan los visados, uno puede sacar la conclusión de que el Departamento de Interior británico es sumamente estricto en lo que concierne a sus requisitos de asilo. Sin embargo, esta idea se disipa rápidamente cuando uno ve que el Departamento de Interior suele conceder visados y estatus de refugiados a musulmanes extremistas, por no hablar de que aún no sabemos de solicitantes de asilo musulmanes a los que se les haya negado el visado porque el Corán es demasiado violento, o porque no tienen suficiente fe en Mahoma.
Por ejemplo, a pesar de no llevar documentos encima —y a pesar de que le dijera al Departamento de Interior que "había sido entrenado como soldado del ISIS"—, a Ahmed Hasán se le concedió el asilo dos años antes de que lanzara un ataque terrorista en una estación de tren de Londres que dejó 30 heridos en septiembre de 2017. El Departamento de Interior también permitió a un clérigo musulmán entrar en Londres y dar una conferencia, a pesar de que defiende que se decapite, queme y/o tire por los barrancos a los homosexuales. Según otra información, "las adolescentes británicos son obligadas a casarse en el extranjero y violadas y embarazadas mientras que el Departamento de Interior 'hace la vista gorda' entregándoles visados a sus maridos [en su mayoría musulmanes].
El caso de Asia Bibi —cristiana esposa y madre de cinco hijos que pasó la última década de su vida en el corredor de la muerte en Pakistán por desafiar la autoridad de Mahoma— es el que más luz arroja sobre la situación de la inmigración en Reino Unido. Después de ser finalmente absuelta en noviembre de 2018, los musulmanes causaron disturbios en todo Pakistán; en una manifestación, más de 11.000 musulmanes exigieron su inmediato ahorcamiento público.
Como los paquistaníes representan la mayoría de la importante población musulmana de Reino Unido —el propio Sayid Yavid, entonces jefe del Departamento de Interior, es paquistaní—, cuando se enteraron de que Reino Unido podría ofrecerle asilo a Bibi, también provocaron agitación. En consecuencia, la entonces primera ministra, Theresa May, bloqueó personalmente la solicitud de asilo de Bibi, "a pesar de que Reino Unido es la anfitriona de secuestradores, extremistas y violadores", por citar un titular. Es decir, que Gran Bretaña estaba permitiendo abiertamente que "una turba pakistaní dictara la política de asilo", informó The Guardian, "después de que se confirmara que instó al Departamento de Interior de que no le concediera asilo político a Asia Bibi en Reino Unido".
Sin embargo, al mismo tiempo, el Departamento de Interior le permitió a un clérigo paquistaní, que celebró el asesinato de un político porque había defendido a Asia Bibi —un clérigo considerado tan extremista que ha sido vetado en su Pakistán natal—, entrara en Reino Unido y diera sermones en mezquitas.
Hablando de cómo "[el Departamento de Interior] concedió visados en julio [de 2016] a dos líderes islámicos paquistaníes que habían pedido el asesinato de cristianos acusados de blasfemia", Martin Parsons, activista en defensa de los derechos humanos, expresó su frustración: "Es increíble que a estos cristianos perseguidos, que provienen de la cuna del cristianismo, se les diga que no hay sitio en la posada, cuando Reino Unido está dándole la bienvenida a islamistas que persiguen a cristianos".
En resumen, la influencia musulmana contra los cristianos no sólo opera en los campo de refugiados de la ONU, como indican las pruebas recientes, sino en las políticas sobre inmigración de Reino Unido, también: los "infieles" cristianos no deben molestarse en solicitar asilo, pero los musulmanes radicales son recibidos con los brazos abiertos.