El plan de Donald Trump para poner fin a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza no es un plan de paz. A ojos de Hamás y otros grupos terroristas palestinos, no es más que otro alto al fuego temporal, que no difiere de los anteriores alcanzados en las dos últimas décadas.
Es un error incluso llamarlo plan de paz: Hamás no abandonó su declarado objetivo de destruir Israel y sustituirlo por un Estado islamista. Además, hasta la fecha no reconoció el derecho de Israel a existir. En su lugar, sigue aferrándose a la idea de que:
"La tierra de Palestina es un waqf islámico consagrado para las futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio Final. No se debe dilapidar, ni ella ni parte de ella; no se debe renunciar a ella. Ni un solo país árabe ni todos los países árabes, ni ningún rey o presidente, ni todos los reyes y presidentes, ni ninguna organización ni todas ellas, ya sean palestinas o árabes, poseen el derecho a hacerlo (Carta Fundacional de Hamás, Artículo 11)".
Quienes piensen que, al aceptar el acuerdo de paz estadounidense, Hamás abandonó su deseo de eliminar a Israel están, por desgracia, profundamente equivocados.
Hamás, tras sufrir numerosas bajas en la guerra que inició el 7 de octubre de 2023, estaba desesperado por una pausa en los combates. El día de aquel ataque murieron más de 1.200 israelíes y extranjeros, y miles resultaron heridos. Terroristas de Hamás y palestinos de a pie secuestraron a otros 251 israelíes y extranjeros y los ocultaron en túneles subterráneos de Gaza, donde aún permanecen los restos de dos de ellos.
A pesar de la muerte y la destrucción que Hamás provocó entre los palestinos por su imprudente decisión de invadir Israel, el grupo terrorista parece decidido a frustrar la aplicación de las fases restantes del plan de Trump, especialmente en lo que se refiere al establecimiento de un órgano de gobierno internacional de transición y al despliegue de una fuerza de seguridad internacional en la Franja de Gaza.
Los dirigentes de Hamás han subrayado su oposición a la participación de cualquier persona no palestina en la futura administración de la Franja. El grupo terrorista también ha dejado claro que el papel de cualquier tropa internacional debe limitarse a supervisar el alto el fuego y salvaguardar las fronteras gazatíes, y no a desarmar a los grupos terroristas o a desmantelar su infraestructura militar. En una reciente declaración, argumentó:
"Asignar a la fuerza internacional tareas y funciones dentro de la Franja de Gaza, incluido el desarme de la resistencia, la despoja de su neutralidad y la convierte en una parte del conflicto a favor de la ocupación [israelí]".
Sus declaraciones son una no tan velada amenaza de que pretenden lanzar ataques terroristas contra los miembros de cualquier fuerza internacional que intente desarmar a los grupos terroristas en el terreno. Esta es sin duda la principal razón por la que la mayoría de los árabes y musulmanes parecen reacios a enviar soldados a la Franja de Gaza: no quieren un enfrentamiento directo con Hamás y los demás grupos terroristas que operan allí.
Su liderazgo al menos está siendo sincero sobre sus intenciones y objetivos. El alto cargo de Hamás Mohammed Nazzal dijo a Reuters que su grupo pretende mantener el control de la seguridad y que no puede comprometerse a dejar las armas. Preguntado sobre si abandonaría las armas, Nazzal dijo:
"No puedo responder con un sí o un no. Francamente, depende de la naturaleza del proyecto. El proyecto de desarme del que hablan, ¿qué significa? ¿A quién se entregarán las armas?".
Estas palabras demuestran que Hamás se considera un socio principal y legítimo en la administración civil y de seguridad de la Gaza de posguerra. Las declaraciones también constatan que está dispuesto a recurrir al terrorismo para frustrar el plan de Trump.
Para entender la mentalidad y las intenciones de Hamás, es crucial prestar atención a lo que dice en árabe. No a lo que algunos de sus dirigentes dicen a enviados estadounidenses a puerta cerrada. En árabe, Hamás suena aún más sincero y decidido. En inglés, parece haber persuadido a algunos estadounidenses de que está dispuesto a deponer las armas y renunciar al control de Gaza. No lo está.
Esta misma semana, Hamás y la Yihad Islámica Palestina, el segundo mayor grupo terrorista de la Franja, reiteraron (en árabe) su llamamiento a los palestinos para que continúen la "resistencia" contra Israel. Los dos grupos, apoyados por Irán, elogiaron los atentados terroristas palestinos contra israelíes en la Margen Occidental como "heroicos" e instaron a los palestinos a intensificar la lucha contra Israel. Un tercer grupo terrorista palestino, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), también saludó a los autores de los recientes atentados (un apuñalamiento y un ataque con coche bomba) contra israelíes:
"El FPLP saluda con orgullo y honor a los dos heroicos mártires que llevaron a cabo las dos operaciones, y señala que la sangre de estos héroes seguirá iluminando el camino de la libertad y servirá de chispa que alimentará la resistencia y la hará continuar y escalar".
Evidentemente, los terroristas palestinos consideran que la muerte y destrucción que sembraron en Gaza fue insuficiente. Parece que quieren sacrificar aún a más palestinos con tal de avanzar en su objetivo de expulsar a los judíos de la tierra que consideran propiedad de los musulmanes.
Lamentablemente, no puede haber paz, seguridad ni estabilidad en la zona si se deja que Hamás y sus aliados se mantengan en pie y preparen para más masacres contra Israel. No se debe permitir que los terroristas aprovechen el actual alto el fuego para rearmarse, reagruparse y reconstruir sus capacidades militares.
Khaled Abu Toameh es un galardonado periodista afincado en Jerusalén.
