
Cuando la guerra entre Hamás e Israel en la Franja de Gaza entra en su vigésimo mes, Francia, Gran Bretaña y Canadá han reavivado las conversaciones sobre la necesidad de establecer un Estado palestino. En una declaración conjunta a mediados de mayo, los líderes de los tres países proclamaron:
"Nos comprometemos a reconocer un Estado palestino como contribución a la consecución de una solución de dos Estados y estamos dispuestos a trabajar con otros a tal fin."
El mes que viene está previsto que las Naciones Unidas acojan una conferencia internacional, copresidida por Francia y Arabia Saudí, para avanzar en la idea de una "solución de dos Estados" entre Israel y los palestinos.
"Como se indica en la resolución 79/81 de la Asamblea General, la Conferencia elaborará un documento final orientado a la acción titulado 'Arreglo pacífico de la cuestión de Palestina y aplicación de la solución biestatal.'"
"De hecho, sólo la aplicación de una solución de dos Estados restablecerá la paz, la prosperidad y la seguridad para israelíes, palestinos y toda la región", afirmó Anne-Claire Legendre, asesora del presidente francés para Oriente Medio y el Norte de África, en una declaración el 23 de mayo.
"La Conferencia [de la ONU] de junio debe marcar un hito transformador para la aplicación efectiva de la solución de los dos Estados. En el marco de esta conferencia, trabajaremos con todos los que deseen participar para elaborar una hoja de ruta hacia la paz y la seguridad para todos, basada en dos Estados, Israel y Palestina, que convivan en paz y seguridad dentro de fronteras seguras y reconocidas".
Cualquier conversación sobre una "solución de dos Estados" tras el ataque a Israel del 7 de octubre de 2023 dirigido por Hamás es una broma de mal gusto. La "solución de dos Estados" murió ese día, cuando miles de terroristas de Hamás y palestinos "normales" de la Franja de Gaza invadieron Israel, asesinaron a 1.200 personas e hirieron a miles. Otros 251 israelíes fueron secuestrados en la Franja de Gaza, donde 58 -vivos y muertos- siguen retenidos como rehenes.
En muchos aspectos, antes del 7 de octubre, la Franja de Gaza era un Estado palestino independiente y soberano controlado por el grupo terrorista Hamás, respaldado por Irán.
En 2005, Israel se retiró de toda la Franja de Gaza y la entregó, sin condiciones, a la Autoridad Palestina (AP) dirigida por Mahmud Abbas. Menos de dos años después, Hamás dio un violento golpe de Estado, derrocó a la AP y se hizo con el control total de Gaza y sus dos millones de residentes palestinos.
Tras la toma del poder de Hamás en 2007, la Franja de Gaza se convirtió en un Estado palestino independiente controlado por Hamás, con su propio Gobierno, Parlamento, fuerzas policiales y múltiples grupos armados. Los gobernantes de Hamás en la Franja de Gaza, además, tenían el control exclusivo sobre la frontera con Egipto, que también fue abandonada por Israel.
En ausencia de cualquier presencia militar o civil israelí dentro de Gaza, Hamás tenía la oportunidad de convertir la franja costera en una zona próspera, un Singapur o Dubái en el Mediterráneo. En lugar de ello, el grupo terrorista optó por fabricar y contrabandear armas, incluidos cohetes y misiles, e invertir decenas de millones de dólares en la construcción de una vasta red de túneles para almacenar sus armas, facilitar el movimiento oculto de terroristas y proporcionar refugio a sus dirigentes y miembros.
El 7 de octubre, durante un alto el fuego de facto, terroristas de Hamás y miles de palestinos "normales" atravesaron la frontera con Israel con el propósito de masacrar y secuestrar al mayor número posible de judíos.
Las ciudades y pueblos israelíes cercanos a la frontera con la Franja de Gaza que fueron invadidos por los palestinos no eran "asentamientos ilegales". Al contrario, estaban en Israel propiamente dicho, dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Los israelíes asesinados y heridos ese día no eran "colonos ilegales". Más bien, eran ciudadanos israelíes que residían dentro de las fronteras de Israel.
Para muchos palestinos, cualquier israelí es considerado un "colono" y un objetivo adecuado para el asesinato, especialmente en el marco del lucrativo programa de empleo "pagar por matar" de la Autoridad Palestina, establecido bajo el mandato de Mahmoud Abbas. Cuantos más judíos asesines, mayores serán los pagos. Durante más de una década, estos pagos han ascendido a más de 300 millones de dólares anuales.El año pasado, los pagos de la AP aumentaron en 1 millón de dólares.3 millones de dólares al mes. El asesinato de judíos es lo que la Unión Europea y muchos países europeos han estado financiando (véase, por ejemplo, aquí y aquí).
Irónica y trágicamente, muchos de los israelíes que fueron masacrados y secuestrados el 7 de octubre eran activistas por la paz. Creían en la "solución de los dos Estados". Algunos incluso se habían ofrecido como voluntarios para llevar a palestinos enfermos de la Franja de Gaza para que recibieran tratamiento médico en hospitales israelíes.
Yocheved Lifschitz, una activista pacifista israelí de 85 años que fue secuestrada y posteriormente liberada por Hamás, se enfrentó al líder de Hamás, Yahya Sinwar, durante una visita a los rehenes en un túnel. Le preguntó: "¿No le da vergüenza haber hecho esto a personas que siempre han trabajado por la paz con los palestinos?".
Vivian Silver, activista canadiense-israelí por la paz, fue asesinada en el atentado dirigido por Hamás el 7 de octubre. Durante muchos años, trabajó en su kibutz, Be'eri, para organizar programas de ayuda a los gazatíes, como formación laboral, y garantizar que los trabajadores de la construcción gazatíes del kibutz recibieran una remuneración justa. Silver fue también cofundadora de Women Wage Peace, una organización interreligiosa de base. También colaboró como voluntaria con Road to Recovery y Project Roxana para transportar a pacientes gazatíes a hospitales israelíes.
Los palestinos que invadieron Israel el 7 de octubre no distinguían entre un israelí y otro. No les importaba si los israelíes a los que asesinaban apoyaban o no una "solución de dos Estados". Ni siquiera distinguieron entre judíos y árabes israelíes. Cabe destacar que 20 árabes israelíes fueron asesinados durante los ataques o por lanzamientos de cohetes de Hamás en los días posteriores. También hubo 71 víctimas extranjeras el 7 de octubre, en su mayoría trabajadores tailandeses.
La invasión del 7 de octubre debe considerarse una declaración de guerra a Israel por parte del Estado palestino controlado por Hamás en la Franja de Gaza. Hamás planeó e inició esta guerra desde antes de 2020. Ha traído muerte y destrucción no sólo a los israelíes, sino también a los residentes palestinos de la Franja de Gaza.
Veinte meses después, la guerra continúa debido a la negativa de Hamás a liberar a los rehenes israelíes que quedan, renunciar al control de la Franja de Gaza y deponer las armas. Hamás, respaldada y armada por Irán, está decidida a luchar hasta el último palestino porque su objetivo primordial es destruir Israel y sustituirlo por un Estado islamista.
En las circunstancias actuales, quienes hablan de una "solución de dos Estados" para lograr la paz y la prosperidad entre israelíes y palestinos en realidad pretenden recompensar a Hamás por perpetrar el peor crimen contra los judíos desde el Holocausto..
Al abogar por una "solución de dos Estados", Francia, Canadá y Gran Bretaña están enviando un mensaje a Hamás y a otros palestinos de que el 7 de octubre mereció la pena porque les traerá un Estado independiente y soberano.
Al abogar por una "solución de dos Estados", Francia, Canadá y Gran Bretaña están autorizando esencialmente un genocidio.
Hay otro problema: ¿Pueden estos países o la ONU garantizar que un Estado palestino en Cisjordania no sería utilizado en el futuro como plataforma de lanzamiento para atacar Israel? Por supuesto que no.
Lo admita oficialmente Hamás o no, ésa es la razón principal por la que ella, y sus patrocinadores en Irán y Qatar, quieren un "Estado". ¿Cree que lo quieren para cultivar aguacates?
No hay duda de que un Estado palestino estaría controlado por Hamás u otros palestinos extremistas que no creen en el derecho de Israel a existir.Un poll publicado a principios de este mes mostraba que si las elecciones presidenciales en la Autoridad Palestina se celebraran hoy, el líder de Hamás, Jaled Mashaal, obtendría el 68% de los votos, frente al 25% del actual mandatario, Mahmud Abbas. Cuando se les preguntó a qué partido o movimiento político apoyaban, el mayor porcentaje (32%) dijo que prefería a Hamás, seguido de la facción gobernante de Abbas, Al Fatah (21%). El 12% eligió a terceros partidos, y el 34% dijo que no apoyaba a ninguno o que no lo sabía.
Si las nuevas elecciones parlamentarias de la AP se celebraran hoy, según el sondeo, Hamás obtendría el 43% de los votos, frente al 28% de Al Fatah. La encuesta también reveló que el 40% de los palestinos cree que Hamás es quien más merece representar y liderar al pueblo palestino, mientras que sólo el 19% cree que Al Fatah es quien más lo merece.
La llamada solución de los dos Estados, por desgracia, sólo es una receta para más violencia, terrorismo y derramamiento de sangre, no para la seguridad, la estabilidad y la paz.
Antes de revivir su idea, los franceses, canadienses y británicos tienen que mirar los resultados de todas las encuestas. Muestran sistemáticamente que la mayoría de los palestinos apoyan a Hamás y la lucha armada contra Israel. Lo último que necesitan ahora palestinos e israelíes es trasplantar el fracasado modelo de Gaza a Cisjordania.