Mientras el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abás pronunciaba su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas la semana pasada, uno de sus representantes en Ramala desvelaba que 250.000 de los aproximadamente 600.000 palestinos que viven en Siria se han visto obligados a abandonar sus hogares desde el comienzo del conflicto que sufre el país.
Dicho representante, Mohamed Shtayeh, miembro del Comité Central de Fatah, dijo que 93.000 de esos palestinos desplazados huyeron al Líbano, Egipto, Jordania y Turquía. Añadió que quienes habían huido a países árabes vecinos estaban viviendo en unas duras condiciones.
Sin embargo, en su discurso, Abás ignoró ampliamente las tribulaciones de esos palestinos. Prefirió, en cambio, dirigir sus críticas hacia Israel y los colonos. No vio la necesidad de censurar a los combatientes en Siria por matar palestinos o por expulsarlos de sus hogares. Tampoco dijo una palabra sobre el hecho de que los libaneses o los egipcios hayan maltratado a los refugiados palestinos.
La única vez que Abás se refirió al drama de los refugiados fue hacia el final de su discurso, cuando declaró:
Durante los últimos años, y también en éste, los refugiados palestinos han pagado -y siguen pagando-, pese a su neutralidad, un precio muy alto por los conflictos y la inestabilidad de la región- Decenas de miles de refugiados se han visto obligados a buscar nuevos lugares donde vivir.
Abás, por supuesto, ignoró también el hecho de que, en los últimos dos años, en Siria hayan muerto cerca de 2.000 palestinos y miles de ellos hayan resultado heridos. Sin embargo, no olvidó mencionar en su discurso que las Fuerzas de Defensa de Israel habían matado a 27 palestinos desde comienzos de este año.
El discurso de Abás muestra que la dirección de la Autoridad Palestina considera más grave la construcción de nuevas viviendas en los asentamientos y en barrios de Jerusalén que las muertes y el desplazamiento de miles de palestinos en Siria.
No es una sorpresa que Abás no condenara a ninguno de los países árabes por maltratar y humillar a los palestinos, especialmente durante los últimos años. ¿Y qué si las autoridades egipcias disparan y matan a los refugiados palestinos que huyen de Siria? ¿Qué pasa si las autoridades libanesas imponen estrictas restricciones a la entrada de éstos? ¿Qué importa que en Siria las fuerzas de Bashar al Asad y de los rebeldes maten palestinos a diario? El presidente de la AP parece no tener tiempo para hablar sobre el sufrimiento de su pueblo a manos de Gobiernos o grupos terroristas árabes.
Mientras hablaba, miles de palestinos se encontraban bloqueados a ambos lados de la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza, debido al cierre del paso por parte de las autoridades egipcias. Abás no vio necesario referirse en su discurso al bloqueo egipcio sobre la Franja, que no sólo está perjudicando a Hamás, sino a toda la población.
Como ha demostrado su discurso, le preocupa más que los judíos visiten el Monte del Templo que los miles de palestinos masacrados y expulsados de sus hogares en los países árabes. Que cientos de mezquitas y de iglesias hayan sido destruidas en Siria y Egipto no le importa a Abás, que sólo ve el mal en los actos de Israel y de los colonos judíos.