Mientras Egipto aumenta sus medidas de seguridad en la frontera con la Franja de Gaza, Hamás y algunos grupos terroristas han estado celebrando desfiles militares, en una intento de demostrar que están preparados para la guerra.
Los desfiles, en los que cientos de milicianos fuertemente armados marcharon por las calles, tienen como principal objetivo enviar un mensaje de advertencia a los nuevos gobernantes de Egipto para disuadirlos de cualquier intento de lanzar una ofensiva militar contra la Franja.
Algunos dirigentes de Hamás están convencidos de que los egipcios se están preparando para lanzar un ataque contra la Franja de Gaza, con el pretexto de combatir el terrorismo en el Sinaí.
Sin embargo, la demostración de fuerza del Movimiento de Resistencia Islámico y de sus aliados también está pensada para enviar un mensaje de advertencia a Israel y a la Autoridad Palestina, a quienes creen directamente involucrados en un plan dirigido por Egipto para derrocar su régimen y traer de vuelta a las fuerzas de Mahmud Abás a la Franja de Gaza.
Los desfiles también están pensados para enviar un mensaje de advertencia a Abás, en el que se le muestra lo que les aguarda a él y a sus fieles si osan entrar en Gaza con ayuda de Israel y Egipto.
Si tenemos en cuenta el creciente aislamiento de Hamás tras la caída del régimen de los Hermanos Musulmanes en El Cairo, y las inéditas y estrictas restricciones impuestas en la frontera por las autoridades egipcias, no hay que subestimar las amenazas procedentes de la Franja de Gaza. Si los dirigentes de Hamás creen que los egipcios están decididos a socavar o derrocar su régimen, no vacilarán en iniciar un nuevo enfrentamiento bélico con Israel.
En público, los dirigentes y miembros de Hamás afirman que los desfiles militares tienen como finalidad enviar una advertencia a Israel, no a Egipto. Pero, en privado, algunos líderes y portavoces del movimiento admiten que la mayor y más inmediata amenaza a su régimen procede de los egipcios.
Las autoridades de El Cairo consideran que las amenazas van dirigidas primera y principalmente contra su país. Eso explica por qué el ministro de Exteriores egipcio, Nabil Fahmy, consideró necesario, a finales de septiembre, advertir a Hamás de que habría una "dura respuesta" si amenazaba su seguridad nacional. Fahmy añadió que esa respuesta incluiría "medidas militares y de seguridad".
Días antes de esa advertencia, cientos de hombres armados, pertenecientes al brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedín al Kasem, celebraron un provocador desfile cerca de la frontera con Egipto, en el que se portaron fotos del depuesto presidente Mohamed Morsi y se corearon consignas contra el golpe militar en El Cairo.
Otro signo de la escalada de tensión entre ambas partes es que los guardias fronterizos destinados junto a la Franja de Gaza han estado profiriendo insultos y amenazas contra policías de Hamás y campesinos palestinos, según informan habitantes de la zona.
También los pescadores palestinos han sido víctima del enfrentamiento entre Hamás y las autoridades cairotas. La semana pasada, cinco de ellos fueron condenados por un tribunal militar egipcio a un año de prisión por pescar en aguas territoriales de Egipto. Anteriormente, las fuerzas navales egipcias detuvieron y golpearon duramente a otros pescadores por acercarse a aguas del país.
Pese a la demostración de fuerza, Hamás nunca se atrevería a iniciar un enfrentamiento armado contra el Ejército egipcio; le resulta más fácil lanzar cohetes contra Israel que ataques terroristas contra Egipto. El Movimiento Islámico Palestino es plenamente consciente de que semejante enfrentamiento provocaría una dura respuesta egipcia; una que, seguramente, causaría el colapso de su régimen. Enfrentamientos anteriores entre Hamás y las Fuerzas de Defensa de Israel parecerían un juego de niños si se las comparara con un choque contra el Ejército egipcio, o contra cualquier otro ejército árabe.
Por eso, Israel debe estar preparado ante la posibilidad de una nueva guerra contra Hamás y sus aliados en la Franja de Gaza.