No es fácil ser mujer y vivir bajo el régimen de Hamás en la Franja de Gaza.
Las mujeres están sometidas a numerosas restricciones, entre ellas no poder ir a la playa solas, o incluso no poder fumar en lugares públicos. Además, tienen prohibido ser vistas en público con un hombre que no sea su marido, padre o hermano.
También están obligadas a respetar en público un estricto código islámico de vestimenta, que incluye una capa y un velo (hiyab) que cubra el cabello, especialmente en universidades, campus y oficinas.
Sin embargo, todas estas restricciones no son de aplicación para las mujeres dispuestas a convertirse en mártires en la lucha antiisraelí. Así, mientras que a una mujer se le prohíbe fumar en un café o en un restaurante, o caminar en público sin ir acompañada de un pariente varón, sí que se le permite incorporarse a un campamento de entrenamiento para la guerra contra Israel.
Eso es justo lo que está ocurriendo últimamente en la Franja de Gaza, donde hay mujeres que están recibiendo adiestramiento con diversos tipos de armamento, incluidos rifles y morteros. A las mujeres también se les está enseñando cómo colocar minas terrestres y dispositivos explosivos en la frontera entre la Franja e Israel.
Hasta ahora, cuarenta mujeres palestinas se han graduado de los campamentos de adiestramiento militar, mientras que otras 40 siguen recibiendo instrucción para convertirse en yihadistas y sacrificar sus vidas con tal de borrar a Israel de la faz de la tierra.
Los campamentos están organizados por las Brigadas de Naser Edin, el brazo armado de un grupo llamado Comités de Resistencia Popular, responsable, desde su fundación en 2001, de cientos de atentados contra Israel.
Pese a que este grupo no está directamente vinculado con Hamás, sus miembros actúan a menudo en coordinación con él y con otras organizaciones radicales de la Franja.
Las Brigadas de Naser Edin, que ahora están reclutando a mujeres como soldados, afirman que sus miembros tomaron parte en el secuestro del soldado israelí Guilad Shalit, cometido por Hamás hace nueve años.
Al igual que Hamás, las Brigadas no creen en la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida. Creen que el papel femenino debería limitarse a criar hijos, servir fielmente a sus esposos y mantener la casa limpia.
Pero si una mujer está dispuesta a morir luchando contra Israel, de pronto recibe un trato distinto y se le conceden más derechos, entre ellos el de estar lejos de su marido y de sus hijos. Es más, a estas mujeres se les otorga el derecho a estar en compañía de hombres que no son parientes cercanos, y que las adiestran para formar parte de la yihad contra Israel.
Según un reportaje de Al Manar, la cadena de televisión de Hezbolá, "estas madres se han unido a la yihad, dejando durante muchas horas a sus hijos para dedicar su tiempo y esfuerzos" a recibir adiestramiento militar. "Su objetivo es liberar Palestina", según el reportaje.
Una de las mujeres, que se identificó a sí misma como Um Sabri, declaró al corresponsal de la cadena que había decidido incorporarse a los campamentos tras ver cómo su esposo, recientemente, hacía lo mismo. Esta madre de tres hijos afirmó que su decisión de unirse a los campamentos yihadistas no interfería con sus deberes para con su esposo e hijos.
Este reciente intento de reclutar mujeres como combatientes contra Israel sigue la iniciativa de Hamás de formar un nuevo ejército compuesto mayoritariamente por adolescentes palestinos de entre 15 y 21 años. El mes pasado, el grupo alardeó de haber reclutado a unos 17.000 jóvenes para su Ejército de Liberación, dentro de la batalla por eliminar a Israel y liberar Jerusalén y toda Palestina, desde el río hasta el mar.
Hamás y sus aliados en la Franja de Gaza no ven nada malo en utilizar a mujeres y adolescentes en la lucha contra Israel. De hecho, es algo que llevan haciendo ya unos cuantos años.
En la próxima guerra contra Israel, las mujeres de las Brigadas de Naser Edin y los adolescentes de Hamás serán enviados a enfrentarse contra soldados y tanques israelíes. Pero esta vez será diferente, porque esas mujeres y jóvenes irán fuertemente armados y formarán parte de un ejército o de una milicia. Entonces, Hamás y sus aliados no podrán afirmar que se trata de civiles asesinados por Israel.
También resulta destacable que Hamás y otros grupos armados siempre encuentren el dinero necesario para comprar armas y municiones y organizar campamentos de adiestramiento militar, mientras que los palestinos de la Franja de Gaza siguen padeciendo dificultades económicas, sobre todo tras el último enfrentamiento militar con Israel.
Los preparativos para la guerra contra Israel tienen lugar en un momento en el que miles de familias palestinas que perdieron sus hogares durante la guerra siguen viviendo en refugios, y decenas de miles de empleados gubernamentales no han recibido sus salarios desde hace meses.
Hamás pretende que la comunidad internacional financie la reconstrucción de la Franja de Gaza con el pretexto de que no posee los recursos necesarios para ello. Pero cuando se trata de armar y de adiestrar a mujeres y adolescentes, éste y otros grupos palestinos siempre parecen encontrar, de una u otra forma, dinero suficiente para adquirir armas y organizar campamentos.
En cuanto a la Autoridad Palestina y a su presidente, Mahmud Abás, siguen actuando como si vivieran en otro planeta y lo que sucediera en la Franja no fuera de su incumbencia. Pero ello no les impide perseverar en su intento de convencer al mundo para que apoye un Estado palestino en el que mujeres y adolescentes son adiestrados para convertirse en los próximos mártires en la lucha por destruir a Israel.