Yusra al Nayar, una gazatí de 65 años, murió la semana pasada mientras esperaba poder volver de Egipto a la Franja de Gaza. Ella y otros cientos de palestinos llevaban los últimos meses bloqueados en el lado egipcio del paso fronterizo de Rafah.
Al Nayar es el décimo individuo palestino que muere mientras espera a que los egipcios reabran la terminal de Rafah. Sus parientes dicen que se quedó inconsciente mientras esperaba en la sala de viajeros del lado egipcio de la frontera, y que fue trasladada rápidamente a un hospital, donde se certificó su muerte.
Es poco probable que la historia de la mujer palestina fallecida tras habérsele prohibido el regreso a Gaza por las autoridades egipcias llegue a las páginas de los principales periódicos occidentales, pero la noticia habría recibido gran cobertura mediática si se hubiera quedado bloqueada del lado israelí de la frontera tan sólo un día. Pero, en este caso, Al Nayar fue víctima del bloqueo que desde hace meses ha impuesto sobre Gaza un país árabe, Egipto, no Israel.
Los egipcios afirman que en realidad le salvaron la vida al llevarla rápidamente a un hospital para que recibiera asistencia. Dicen que después fue trasladada a un hospital de la Franja. Sin embargo, estas declaraciones no impidieron que algunos medios palestinos publicaran que "los egipcios han matado a una anciana palestina".
Desde principios de año, los egipcios sólo han abierto cinco días el paso de Rafah. La semana pasada, por sorpresa, reabrieron la terminal durante tres días para permitir que palestinos atrapados en el lado egipcio pudieran regresar a sus hogares en Gaza. Pero a los palestinos no se les permitió que cruzaran desde la Franja. Entre ellos, a estudiantes matriculados en diversas universidades de todo el mundo y a trabajadores empleados, sobre todo, en países árabes.
Los medios y la comunidad internacional hablan a menudo de la responsabilidad que tiene Israel en el actual bloqueo de Gaza, controlada por Hamás, mientras ignoran que los egipcios están imponiendo duras restricciones de viaje al 1.700.000 palestinos que viven en ella.
Las estrictas medidas de los egipcios incluyen el cierre del paso de Rafah entre la Franja y Egipto, una medida que ha dejado a miles de viajeros palestinos bloqueados en el lado egipcio durante los últimos tres meses. Miles de palestinos no han podido abandonar Gaza desde hace meses debido al prolongado cierre del paso de Rafah.
Aparte de los estudiantes y de los trabajadores, en la Franja hay más de 3.500 pacientes palestinos que llevan varios meses esperando a poder cruzar el paso para poder recibir tratamiento médico en Egipto y otros países árabes.
El prolongado cierre de la terminal de Rafah no ha suscitado la atención de muchos periodistas occidentales que cubren el conflicto palestino-israelí. Algunos de ellos afirman que no pueden informar de la difícil situación de los viajeros palestinos atrapados del lado egipcio porque las autoridades de ese país no les permiten llegar hasta allí. Otros consideran más sencillo cubrir la historia desde el lado israelí, lo que les permite responsabilizar del bloqueo a Israel.
El activista palestino pro derechos humanos Salah Abdel Ati afirma que el prolongado cierre del paso de Rafah por Egipto es una forma de castigo colectivo contra los palestinos de Gaza.
La terminal de Rafah es la única apertura de la Franja de Gaza al mundo exterior. Su cierre continuado es una violación de los derechos humanos y causa un enorme sufrimiento a miles de personas. Comprendemos las preocupaciones de Egipto por la seguridad en el Sinaí, pero es hora de que los egipcios reabran el paso fronterizo de forma permanente, sobre todo teniendo en cuenta las relaciones históricas entre Egipto y Palestina.
Si bien la preocupación de Egipto por su seguridad puede estar justificada, sobre todo si se tiene en consideración la guerra que las autoridades del país están librando contra los terroristas yihadistas del Sinaí, no hay motivo para que los egipcios sigan impidiendo que los palestinos regresen a sus hogares en Gaza. Tampoco hay nada que justifique que los egipcios sigan castigando a miles de estudiantes, obreros y pacientes que necesitan tratamiento médico urgente.
Es una vergüenza para los egipcios y para otros árabes que, mientras ellos imponen diversas restricciones a los palestinos, Israel esté ayudando a los enfermos de la Franja para que reciban tratamiento quirúrgico en Jerusalén.
Los egipcios pueden controlar a cualquier viajero que entre o salga de Gaza, al igual que hace Israel en su frontera con la Franja.
El hecho de que Egipto mantenga cerrado el paso no hace sino agravar la crisis económica y humanitaria de Gaza. Lo irónico es que la frustración y la amargura acabarán por convertirse en violencia contra Israel, no contra Egipto. Los palestinos son muy conscientes de que atacar a los egipcios desencadenaría una respuesta muy dura de su Ejército. En vez de señalar y culpar a Israel, es hora de que la comunidad y los medios internacionales presionen a Egipto y a otros países árabes para que ayuden a sus hermanos palestinos y dejen de torturarlos y humillarlos.