Hasta ahora ha quedado claro que nuestros jóvenes palestinos han aprendido mucho del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Esta nueva intifada que algunos palestinos están librando actualmente contra Israel debería considerarse en el contexto de la yihad generalizada que libran el Estado Islámico, Hamás, la Yihad Islámica, Boko Haram y Al Qaeda contra "infieles, sionistas, apóstatas, cruzados" y musulmanes no radicales.
Las tácticas empleadas por los jóvenes palestinos en las dos últimas semanas muestran que están haciendo todo lo que pueden por imitar los crímenes y atrocidades cometidos por el EI en Siria, Irak, Libia y otros países árabes.
Aunque el Estado Islámico no está presente físicamente en la Margen Occidental ni en Jerusalén (en buena medida gracias al esfuerzo de las Fuerzas de Defensa de Israel y de otros cuerpos de seguridad israelíes), no puede negarse que su espíritu e ideología rondan la mente de muchos de nuestros jóvenes.
La actual oleada de apuñalamientos a judíos en Israel y la Margen Occidental es un intento de imitar a los terroristas del Estado Islámico, que en los dos últimos años han empleado cuchillos para decapitar a numerosos musulmanes y no musulmanes.
Al igual que el EI, muchos de los terroristas palestinos que recientemente apuñalaron a judíos se consideraban a sí mismos yihadistas que actuaban en nombre de Alá, del Corán y del profeta Mahoma. Ello resultó evidente por los gritos de Alá akbar! proferidos por los terroristas palestinos mientras atacaban a sus víctimas. Nuestros jóvenes deben de haber visto demasiados vídeos de yihadistas del Estado Islámico que gritaban eso mismo al decapitar o prender fuego a sus víctimas.
Los apuñalamientos cometidos en las dos últimas semanas en realidad eran intentos de degollar a judíos, sin tener en cuenta su edad o sexo. En la mayoría de los casos los terroristas se lanzaron a por la parte superior del cuerpo, sobre todo al cuello y la garganta de las víctimas. Los terroristas palestinos están intentando ocupar el lugar de los yihadistas del EI como principales carniceros de seres humanos en Oriente Medio. De momento, parece que en parte lo están consiguiendo.
Nuestros jóvenes han aprendido del Estado Islámico no sólo la práctica de apuñalar a los infieles, sino cómo destruir lugares religiosos. El pasado jueves por la noche, grupos de palestinos asaltaron e incendiaron la Tumba de José en la localidad de Nablus, en la Margen Occidental. Las escenas recordaban a la destrucción de antiguos lugares sagrados en Siria e Irak por parte del Estado Islámico.
El santuario fue incendiado simplemente por ser venerado como tumba de una figura bíblica judía. El lugar es frecuentado por fieles judíos, aunque está bajo el control de la Autoridad Palestina y de sus fuerzas de seguridad en Nablus. Debe señalarse que los acuerdos establecidos entre Israel y los palestinos garantizan el acceso a los fieles judíos a la Tumba de José, y se aseguró a los israelíes que podrían confiar en la AP para custodiar el recinto.
Lo que los palestinos hicieron a la Tumba de José no difiere de lo que el Estado Islámico y otros grupos terroristas han estado haciendo con otros lugares sagrados y recintos arqueológicos de Siria e Irak. Los palestinos que atacaron el sepulcro del patriarca estaban influidos, evidentemente, por los crímenes del Estado Islámico contra recintos religiosos y arqueológicos.
Lo que sigue sin estar claro es por qué las fuerzas de seguridad de la AP , que mantienen un férreo control en Nablus, no hicieron nada para evitar el incendio.
¿Cómo pueden acusar nuestros dirigentes de Ramala a los judíos de "contaminar" la mezquita de Al Aqsa con sus "sucios pies" cuando nuestros jóvenes incendian un recinto religioso como la Tumba de José?
Éste no ha sido el único lugar sagrado judío atacado por los palestinos en los últimos años. Mientras nuestros líderes claman día y noche que los judíos "invaden" y "profanan" la mezquita de Al Aqsa, los palestinos de Belén han estado lanzando piedras, cócteles molotov y explosivos contra la Tumba de Raquel, próxima a la ciudad. Es algo que lleva años sucediendo, en un intento de asesinar a fieles judíos y a los soldados israelíes que custodian la tumba.
Los ataques contra las tumbas de José y Raquel en Nablus y Belén, respectivamente, forman parte de una campaña palestino-musulmana para destruir lugares sagrados judíos y negar cualquier vínculo judío con el territorio. Los atentados son un intento de reescribir la historia, de forma que los judíos no puedan alegar la existencia de vínculos religiosos con el país. Es exactamente lo mismo que está haciendo actualmente el Estado Islámico en Siria e Irak: "Borrar historia que nos permite aprender del pasado".
La campaña terrorista que hemos estado librando estas últimas semanas contra Israel demuestra que el Estado Islámico y el fundamentalismo y el fascismo islámicos han conquistado la mente y el corazón de muchos de nuestros jóvenes. Hemos convertido el conflicto con Israel en una yihad cuyo objetivo es asesinar judíos, borrar su historia y expulsarlos de aquí. Esto no es una intifada, es una brutal orgía asesina contra judíos de todas las edades, incluidos un niño de 13 años, una mujer de 72 y un hombre de 78.
El presidente Mahmud Abás y otros dirigentes palestinos nos están mintiendo, a nosotros y al resto del mundo, cuando califican los apuñalamientos de judíos de "resistencia popular pacífica". No es una lucha contra la ocupación, contra un muro o un puesto de control. Es hora de reconocer que se trata de una yihad inspirada en el Estado Islámico cuyo propósito es asesinar a todos los judíos que se pueda y borrar a Israel de la faz de la Tierra. Cuando el EI sea al fin eliminado (si es que se consigue) o desaparezca, los palestinos emergerán como sucesores de uno de los grupos islámicos más brutales y criminales que haya contemplado la historia moderna.