Uno de los más sorprendentes aspectos de los ataques terroristas del viernes noche en París es lo "profundamente conmocionados" que se mostraron los miembros de la élite política europea.
Angela Merkel, David Cameron y el Papa, todos ellos han expresado sus condolencias –y "profunda conmoción"– ante los bien coordinados ataques en seis puntos distintos de París, y que al momento de escribirse estas líneas han provocado la muerte de al menos 128 personas y dejado más de 200 heridos. El presidente francés, François Hollande, confirmó que terroristas del Estado Islámico perpetraron los ataques, a lo kamikaze, con granadas de mano y fusiles de asalto. Según testigos presenciales, los terroristas clamaron "¡Alá es grande!" y "Esto es por Siria" mientras disparaban al público en el teatro Bataclan, donde se estaba celebrando un concierto de rock.
La policía bloquea las calles cerca de uno de los escenarios de los ataques terroristas de París, Francia. (Fuente: captura de un vídeo de RT). |
Pese a los sangrientos precedentes de la última década y media, Occidente, y especialmente Europa, continúa quedándose de piedra cada vez que se produce un ataque terrorista, como si cada uno de ellos fuera el primero.
Tras el 11-S en EEUU, las bombas en los trenes de Madrid (2004) –donde murieron casi 200 personas y cerca de 2.000 resultaron heridas– y los ataques perpetrados contra medios de transporte público en Londres en 2005 –con 56 muertos y 700 heridos–, los líderes mundiales no tienen excusas concebibles para quedarse pasmados ante el terrorismo de masas en las capitales occidentales.
Hace sólo un mes, Andrew Parker, director general del MI5 británico, dijo que la amenaza terrorista en el Reino Unido estaba en su nivel más alto de las últimas tres décadas, y "subiendo". La Policía y las agencias británicas de inteligencia han abortado seis complots terroristas sólo en el último año. "Es el número más alto que recuerde en mis 32 años de carrera, desde luego el más alto desde el 11-S", dijo. "Representa una amenaza que está creciendo continuamente, sobre todo por la situación en Siria y cómo afecta a nuestra seguridad".
En vez de en el Reino Unido, los últimos ataques han tenido lugar en Francia. Podrían haber sucedido en Alemania, donde la Policía ha dado cuenta del arresto de un hombre al que presumen vinculado a los mismos. Recientemente, el Welt am Sonntag citó advertencias de inteligencia de que "la integración de cientos de miles de migrantes ilegales en Alemania no puede seguir su curso, dado el número de sociedades paralelas ya existentes". Lo de "sociedades paralelas" hace referencia a las comunidades musulmanas que tienen poco o ningún contacto con el resto de la sociedad en sus países de acogida. Según un informe de inteligencia al que ha tenido acceso ese rotativo alemán, estamos importando "extremismo islámico, antisemitismo árabe, conflictos nacionales y étnicos de otros pueblos, así como concepciones distintas de la sociedad y la ley". Más ominosamente, el documento de inteligencia llega a decir que las agencias alemanas de seguridad "no estarán en posición de resolver esos problemas de seguridad importados y las consecuentes reacciones entre la población alemana".
Ya en febrero se reportó en varios periódicos europeos, entre ellos el Daily Telegraph británico, que el ISIS había amenazado a Europa con una marea de 500.000 inmigrantes, con operativos del propio ISIS empotrados entre ellos, para crear el caos en el continente.
Sorprendentemente, los líderes europeos de todas formas permitieron la actual oleada de migrantes que inunda sus países. Muchos de ellos pasan a la clandestinidad, a menudo en suburbios con las referidas "sociedades paralelas", y las autoridades europeas no pueden controlar su paradero.
En septiembre, un contrabandista sirio del ISIS declaró al diario británico The Express que más de 4.000 hombres armados del ISIS han sido introducidos en Europa de forma clandestina, y que están "preparados". También dijo que la infiltración es el principio de un plan a largo plazo para lanzar ataques en Occidente, supuestamente en represalia por los bombardeos contra el ISIS de la coalición liderada por EEUU.
En septiembre, el ministro de Educación libanés, Elías Bu Saab, estimó que entre los 1,1 millones de sirios alojados en los campos de refugiados de su país había miles de "radicales" del ISIS. Y calculó que uno de cada 50 migrantes eran miembros de la organización terrorista. Aunque el ministro admitió que no tenía información sólida de la infiltración entre los refugiados, dijo: "Mi intuición es que el ISIS está facilitando la operación. Lo de que vayan a Europa y otros lugares".
Los ataques terroristas de París son el directo y deplorable resultado de la cobardía y de la inercia políticas. Los políticos no quieren o no pueden referirse a los problemas por su verdadero nombre. Los políticos han evitado implicarse en los tremendos problemas sociales y de seguridad que la inmigración musulmana a Europa y Occidente ha causado y continúa causando.
Ante el terrorismo islámico que Occidente viene experimentando desde hace más de una década, la actual generación de líderes europeos ha exhibido una irresponsabilidad y falta de liderazgo casi pueril, al permitir la inmigración musulmana incontrolada en una Europa sin fronteras. La cuestión es si los ataques terroristas de París finalmente servirán como llamada a la acción a la elite política occidental.