"Los historiadores contemporáneos [...], en estos momentos, no logran encontrar un solo ejemplo histórico de una sociedad que se haya secularizado y haya mantenido su tasa de nacimientos en los siglos siguientes", sostuvo recientemente el ex rabino jefe de Reino Unido, Jonathan Sacks.
"El descenso de la fertilidad ha coincidido tan de cerca con la secularización masiva que hemos de preguntarnos si los dos fenómenos están relacionados, e incluso si lo están de manera directa", dijo también el investigador Philip Jenkins.
Esto, aparentemente, también ocurre en Alemania.
El Ratzinger-Schülerkreis es el círculo compuesto por 41 exalumnos del papa Benedicto XVI (nacido Joseph Ratzinger) que se reúne una vez al año con su antiguo profesor para debatir sobre un tema específico. Este año, el papa Benedicto eligió "la crisis espiritual de Europa". El invitado de honor fue el jurista estadounidense Joseph Weiler, que acuñó el término "cristofobia" y defendió la presencia del crucifijo en los colegios italianos ante el máximo tribunal de la UE.
Como papa, Benedicto supo ver la crisis cultural y religiosa de Europa, y el exprofesor alemán ve a su país como la prueba de fuego para el futuro del cristianismo de Europa.
En Alemania, donde el presidente Joachim Gauck era pastor protestante y la canciller Angela Merkel es la hija de un clérigo, en el país de los teólogos progresistas –como Hans Küng, Uta Ranke-Heinemann y Eugen Drewermann, que han avivado unas intensas críticas contra la jerarquía del Vaticano a propósito del celibato eclesiástico, la planificación familiar, el papel de la mujer y los sacramentos para los divorciados– el cristianismo se tambalea.
En 1963, en Alemania fueron ordenados 400 nuevos sacerdotes. En 1993, lo fueron 238. En 2013, el total cayó a los 98. En 2014, la cifra alcanzó un mínimo histórico de 58. Este dato fue revelado por el Süddeutsche Zeitung, el principal diario de suscripción de Alemania, publicado en Baviera, de mayoría católica: "La Iglesia Católica se está enfrentando en Alemania a una grave escasez de sacerdotes. Nunca antes había habido tan pocos hombres en Alemania que se convirtieran en sacerdotes católicos".
La diócesis alemana prevé responder a esta crisis fusionando parroquias, cerrando iglesias y contratando sacerdotes de África. La Iglesia Católica alemana ya ha cerrado 515 iglesias en la última década, mientras que la Iglesia Evangélica ha cerrado 340. El número de parroquias ha descendido de las 13.300 en 1995 a las 10.800 en 2015.
La antigua iglesia católica de San Pedro de Mönchengladbach, Alemania, es ahora una instalación para practicar escalada a cubierto; una de denominadas 'iglesias para escalar' (Kletterkirche). (Imagen: Wikimedia Commons). |
La agonía del catolicismo alemán también se manifiesta en los creyentes que "escapan".
Los alemanes han ido dejando la Iglesia Católica en masa. En 2015, 181.925 alemanes optaron formalmente por la apostasía. Por el contrario, sólo 2.685 personas se han convertido al catolicismo. El número de bautizos infantiles también ha disminuido en un tercio, desde los 260.000 bautizados en 1995 a los 167.000 en 2015. La situación es aún más deprimente en lo relativo a los casamientos. Hace veinte años, se casaron 86.456 parejas por la iglesia. El año pasado, la cifra se redujo casi a la mitad: en un país de 80 millones de personas, sólo 44.298 parejas se prometieron amor eterno en una iglesia. La proporción de las personas que acuden a la iglesia ha bajado desde el 18,6 % en 1995 al 10,4 % en 2015.
Esta tendencia se conoce como "nuevo ateísmo" ("der neue Atheismus"). Según Detlef Pollack, profesor de sociología religiosa en la Universidad de Münster, sólo el 4 % de los protestantes alemanes del este acude hoy a la iglesia, frente al 15 % en la década de 1950. Un reciente estudio realizado por el profesor de la Universidad de Chicago Tom W. Smith reveló que los ciudadanos de la antigua República Democrática Alemana tienen, con creces, "la mayor tasa mundial de ateísmo".
Esta tendencia se está volviendo la norma en Alemania. Andreas Püttmann, investigador de la Fundación Konrad Adenauer, lo llamó "Gesellschaft ohne Gott" ("sociedad sin Dios") en un libro así titulado. "La tendencia a largo plazo demuestra una implosión definitoria de una época", escribe Püttmann en el libro.
Hace unas semanas, en la Iglesia Marienkirche, en mitad de la Alexanderplatz de Berlín, un pastor evangélico celebró la primera boda gay de Alemania ante un altar. El escritor Peter Hanne, en su libro Schluss mit lustig! Das Ende der Spaßgesellschaft ("¡Basta de diversión! El fin de la sociedad del entretenimiento") se preguntaba si Alemania "podía seguir llamándose un país cristiano, o si no sería más preciso decir que Alemania es un país predominantemente ateo con minorías religiosas".
La caída del cristianismo alemán deja un vacío que parece probable que llene una sociedad más multicultural e islámica. Por esa razón, el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schäuble, acaba de pedir la creación de un "islam alemán". El poderoso aliado de Merkel vinculó el auge del islam alemán con el desastre demográfico nacional. "El cambio demográfico es uno de nuestros mayores desafíos", dijo Schäuble. Alemania acoge hoy a la mayor comunidad musulmana de Europa.
El último informe anual del Consejo de Expertos de Fundaciones Alemanas sobre Integración y Migración explica que, debido al descenso del número de cristianos en un periodo de inmigración masiva desde países islámicos, "Alemania se ha convertido en un país demográficamente multirreligioso". Los cristianos en Alemania, explica Die Welt, serán una minoría en 20 años.
Al declive religioso suele seguirle otro de tipo demográfico. El think tank londinense Institute of Economic Affairs acaba de arrojar luz sobre "la bomba de relojería demográfica de Europa". En el informe, titulado From Empty Pews to Empty Cradles ("De los bancos vacíos en la iglesia a las cunas vacías", tres investigadores estadounidenses –Eli Berman, Laurence Lannaccone y Giuseppe Ragusa– explican que, en muchos países europeos, la repentina caída de la práctica religiosa ha supuesto un suicidio demográfico.
No es sólo un asunto de fe religiosa, sino también de optimismo sobre el futuro.
Si persisten las actuales tasas de fertilidad, Alemania está destinada a descender de un pico de 82 millones de personas en 2002 a los 74,5 en 2050. Grecia, con una pérdida del 29 % de población, descendería desde los 11 millones de habitantes hasta por debajo de los 7. Polonia, que sufre un descenso del 25 %, pasaría de los 30 millones a los 29.
Las estimaciones indican que en Alemania se producirán más de 64 millones de muertes durante el próximo medio siglo, y menos de 40 millones de nacimientos. El descenso en la tasa de nacimientos hará perder a Alemania una porción mayor que la antigua Alemania comunista. Ello dará lugar a una pérdida demográfica que equivaldría a las poblaciones de Berlín, Hamburgo, Múnich, Colonia y Fráncfort sumadas.
Es una situación nueva. Desde 1972, no ha habido ni un solo año en Alemania en que el número de nacimientos superara al de muertes. Fue entonces cuando la familia pasó de moda en la Alemania occidental. Ahora se habla de muchas pequeñas comunidades alemanas que podrían convertirse en pueblos fantasma.
En 2003, en el apogeo de la guerra de EEUU contra Irak, el entonces secretario de Estado, Donald Rumsfeld, criticó a la oposición alemana y francesa a la campaña militar diciendo que era síntoma de una "Europa vieja". Rumsfeld dijo más tarde:
Algunas personas se mostraron muy susceptibles por mis palabras, porque pensaban que era una forma peyorativa de resaltar una realidad demográfica. Al parecer, pensaron que estaba apuntando el foco hacia una debilidad de Europa: una población envejecida. Europa ha recorrido cierta distancia desde la Segunda Guerra Mundial para convertirse en Europa.
De hecho, el declive actual de Alemania es también militar. El ejército alemán (Bundeswehr) fue durante la Guerra Fría la primera línea de defensa contra una invasión soviética. Ahora, el ejército está en decadencia. El ejército alemán acaba de gastar 428 millones de euros en varias operaciones relacionadas con los migrantes a lo largo del año pasado. Ha sido la misión más costosa dentro de las fronteras alemanas que el ejército de la República Federal de Alemania haya llevado jamás a cabo.
Mientras que las tropas ucranianas están luchando contra los separatistas pro rusos en las fronteras orientales de Europa, un batallón alemán participó en un ejercicio de la OTAN en Noruega. Los alemanes no tenían armas, y utilizaron palos de escoba a modo de rifles. Hoy, el Bundeswehr tiene helicópteros que no pueden volar y tanques que no pueden disparar. Es una decisión cultural.
En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se han convertido en pacifistas acérrimos, que disfrutan de su papel en los márgenes de los conflictos globales. El Bundeswehr se convirtió entonces en una organización humanitaria. Como dijo el periodista y escritor Henryk Broder, "el pacifismo se ha convertido en un estilo de vida alemán, no sólo para los líderes de Alemania, sino para la sociedad también".
Ya en estos momentos, uno de cada veinte alemanes –el 5 % de la población– es mayor de 80 años. En 2050, será uno de cada seis. La nación más grande y rica de Europa se está convirtiendo en un país de ancianos. Una cuarta parte de los alemanes eligió no tener hijos. Es una terrible ironía que la Alemania nazi, que devastó el continente en su búsqueda del Lebensraum ("espacio vital"), sea ahora una nación de personas decrépitas, desarmadas y secularizadas. Y pronto, también islamizadas.
En palabras de Ursula von der Leyen, ministra de Defensa de Alemania (y madre de siete hijos): si Alemania no rectifica el desplome de su tasa de nacimientos, "tendremos que apagar la luz".