Los propios palestinos admiten que el robo desenfrenado de electricidad y el impago general de sus facturas es el principal motivo de la crisis de los cortes de suministro eléctrico en algunas aldeas y ciudades palestinas en la Margen Occidental. En la imagen: Una red de conexiones eléctricas ilegales rodea la oficina del inspector municipal en Hebrón. (Fuente de la imagen: iStock) |
Hace ya mucho tiempo que muchos palestinos se han negado a pagar sus facturas a la Jerusalem District Electricity Company (JDEC), de propiedad árabe.
Muchos otros palestinos, que se han valido de una línea de robo más directa, han estado robando energía eléctrica de su compañía, un delito castigado con multas o la cárcel en cualquier país que respete la ley y el orden. Los ladrones lo hicieron enganchándose directamente a la línea eléctrica ("enganche por cable"), o manipulando los contadores eléctricos.
La JDEC le compra la electricidad a la Israel Electric Corporation (IEC), el mayor proveedor de energía eléctrica en Israel. Sin embargo, a causa del robo de electricidad y el impago generalizado de las facturas, la JDEC no ha podido pagar sus deudas a su proveedor israelí, la IEC.
El 22 de septiembre, la IEC anunció que iba a empezar a cortar el suministro eléctrico a algunas aldeas y ciudades palestinas de la Margen Occidental para presionar a los palestinos a pagar su deuda de 1.700 millones de shékels (unos 483 millones de dólares). La IEC lleva años intentando cobrar la deuda, que con el tiempo ha seguido creciendo. Aunque ha habido algunos pagos esporádicos de parte de su deuda, la Autoridad Palestina (AP), no ha reenviado ningún dinero a la compañía israelí desde enero de 2019, cuando Israel recortó aproximadamente la mitad del dinero que le transfiere a los palestinos por los salarios que la AP paga a las familias de los terroristas.
Aunque los palestinos admiten abiertamente que su compañía pierde millones de dólares cada año por el impago y el robo de electricidad, están al mismo tiempo afirmando ante el mundo que Israel les está imponiendo un "castigo colectivo" al cortarles el suministro eléctrico. Los palestinos, en resumen, le están pidiendo a la comunidad internacional que condene a Israel por atreverse a exigir que paguen sus deudas por la electricidad que compran a la IEC.
La audacia (wakaha en árabe) de los palestinos alcanzó su cota más alta cuando el presidente de la JDEC, Hisham Omari, se reunió esta semana con los funcionarios de Naciones Unidas en Jerusalén para quejarse de la decisión de Israel de cortar el suministro eléctrico a algunas áreas palestinas de la Margen Occidental. Se recogieron declaraciones de Omari en las que acusaba a Israel de imponer un "castigo colectivo" a los palestinos y advertía que la decisión israelí tendría "graves repercusiones".
A ojos del presidente de la compañía eléctrica árabe, que su empresa no pague sus deudas a Israel es un problema que se tiene que llevar ante la ONU. Obviamente, Omari no les contó a los funcionarios de la ONU con los que se reunió nada sobre las decenas de miles de palestinos que no han pagado sus facturas o que están robando electricidad a la JDEC. Este bochornoso detalle podría distraerles de su intento de echar la culpa a Israel por atreverse a exigir el pago de las deudas de la electricidad.
En el contexto del intento palestino de aprovechar la controversia por su deuda eléctrica para incitar a su pueblo contra Israel, Zafer Milhem, director de la Autoridad Palestina de Energía y Recursos Naturales, llegó incluso a afirmar que el intento de Israel de cobrar la deuda era parte de la "política sistemática de presionar al presidente Mahmud Abás y el Gobierno palestino para que cumplan los dictados israelíes" por parte del Gobierno israelí. Milhem dijo que los palestinos se han puesto en contacto varias veces entidades internacionales para quejarse de la decisión israelí de cortar el suministro eléctrico a algunos palestinos. Además, acusó a Israel de imponer un "castigo colectivo" a los palestinos al insistir en que paguen su deuda.
El intento de los funcionarios palestinos de internacionalizar la controversia por su deuda impagada a la IEC es parte de un intento mayor y continuo de engañar a la comunidad internacional para que crea que Israel está "castigando" a los palestinos sin ningún buen motivo. Lamentablemente, el intento de responsabilizar a Israel de la crisis se basa en las mentiras y el engaño.
Los propios palestinos admiten que el robo rampante de electricidad, y el impago general de sus facturas es el principal motivo de la crisis. Aún así, a los palestinos les da un poco de apuro contarle al mundo que están robando electricidad a su propia compañía.
El presidente de la JDEC, Omari, que exigió la intervención de la ONU para obligar a Israel a que siga suministrando energía a los palestinos a pesar de su deuda, admitió hace poco en unas declaraciones que su compañía se estaba enfrentando a una crisis económica por su incapacidad para obligar a los palestinos a que dejen de robar electricidad y empiecen a pagar sus facturas.
Omari reveló que los "grandes consumidores palestinos" le deben a su compañía 100 millones de shékels (unos 28,6 millones de dólares). Dijo que la deuda total de los consumidores palestinos contraída con su compañía se calculaba en 800 millones de shékels (unos 229 millones de dólares). Más de la mitad de la deuda corresponde a los palestinos que viven en los campos de refugiados, donde los consumidores llevan mucho tiempo robando electricidad y negándose a pagar sus facturas, dijo.
Los intentos de JDEC de cobrar el dinero por las facturas impagadas en los campos de refugiados de la Margen Occidental se han enfrentado a la violencia. Los empleados de la JDEC que han entrado en los campos para cobrar la deuda o cortar el suministro a los consumidores han recibido a menudo amenazas o palizas. Las fuerzas de seguridad palestinas no han hecho casi nada para ayudar a la compañía o sus empleados.
Omari también criticó a los tribunales palestinos por no ocuparse de los palestinos que están robando electricidad y que se niegan a pagar sus facturas. "Algunos de los palestinos [en los campos de refugiados] colocan guardias privados cerca de los generadores eléctricos para impedir que los empleados de la compañía corte el suministro", dijo. "Otros bloquean los paneles con cadenas o rocas para que no podamos abrirlos". Advirtió de que el robo continuo de electricidad y la negativa a pagar las facturas "amenaza la existencia de la compañía [de electricidad árabe]".
Los funcionarios palestinos están usando el problema de la electricidad para incitar no sólo a la comunidad internacional contra Israel, sino también a su propio pueblo. Estos funcionarios les están diciendo a los palestinos que Israel quiere castigarles porque sí, y que su enfado se debería dirigir a Israel, no contra los ladrones de electricidad o los gobernantes palestinos.
Dirigiéndose a sus clientes palestinos, la compañía de electricidad árabe afirmó que el intento de Israel de cobrar la deuda es parte de una trama israelí para hacerse con el control de la compañía y "judaizar" los barrios e instituciones árabes en el este de Jerusalén. El mensaje de la compañía árabe a los palestinos que están robando electricidad y negándose a pagar sus facturas es: "Si os quedáis sin electricidad, deberíais echarle la culpa sólo a Israel".
Al parecer, los palestinos creen que tienen "derecho" a la electricidad gratuita, aunque eso suponga la quiebra de su propia compañía eléctrica. Esta convicción está en consonancia con la antigua percepción palestina de que es otro —preferiblemente Israel y los donantes occidentales, pero básicamente cualquier otro— el que deba pagar su existencia en la tierra, y en particular sus facturas eléctricas.
La controversia que rodea el impago de las deudas de electricidad es otro ejemplo más de la incesante búsqueda palestina de formas de culpar a Israel por sus miserias autoinfligidas. En lugar de asumir la responsabilidad por el robo de la electricidad y el impago de las facturas, y tomar medidas punitivas contra los infractores, los palestinos están haciendo lo que mejor se les da: hacer todo lo posible para convencer al mundo de que todo es culpa de Israel.