A petición de la dirección de la Autoridad Palestina, la primera ronda de las conversaciones de paz con Israel, iniciada en Jerusalén el 14 de agosto, se celebró sin cobertura mediática. Los dirigentes de la AP pidieron que no se permitiera a ningún periodista ni fotógrafo cubrir la reunión entre los negociadores israelíes y palestinos. Incluso el lugar donde se celebraron las conversaciones de paz se mantuvo en secreto, de nuevo a instancias de la cúpula de la AP. Su exigencia de mantener el secreto no se debe a su deseo de asegurar el éxito de las negociaciones. No es como si dijeran: nos preocupan tanto estas conversaciones que preferimos evitar la cobertura de los medios para asegurarnos de que el proceso de paz triunfa.
El principal motivo por el que la Autoridad Palestina no desea cobertura periodística de las conversaciones de paz tiene que ver con su temor a las reacciones de los palestinos y del mundo árabe. Mahmud Abás ya está afrontando una amplia oposición entre sus compatriotas a su controvertida decisión (adoptada bajo fuertes presiones del secretario de Estado John Kerry) de regresar con Israel a la mesa de negociaciones.
Cuando los respectivos líderes de los equipos de negociación israelí y palestino, Tzipi Livni y Saeb Erekat, se reunieron en Washington a comienzos de este mes para anunciar el inicio de las conversaciones, muchos palestinos y árabes aprovecharon la ocasión para ridiculizar a Erekat y acusar a los dirigentes de la Autoridad Palestina de traición.
Desde entonces, activistas de Facebook y Twitter han aprovechado una foto de Erekat y Livni juntos en Washington como excusa para lanzar insultos y obscenidades contra el jefe de los negociadores palestinos. Fuentes palestinas en Ramala afirmaron que éste se sintió tan ofendido por dichos insultos y por el lenguaje obsceno dirigido contra él que decidió que no hacía falta hacerse la foto de rigor con Livni ni con ningún otro israelí.
Tanto Abás como Erekat son plenamente conscientes de la creciente oposición entre palestinos y árabes a la reanudación de las conversaciones de paz con Israel en los términos propuestos por la Administración estadounidense. Por eso ninguno de los dos quiere ser visto reunido en una habitación con un representante israelí. Saben que cualquier foto de Erekat y Livni estrechándose la mano o sentados juntos proporcionaría más munición a sus críticos.
Los que piensan que la oposición a las conversaciones de paz procede sólo de Hamás y de otros grupos radicales, o son ignorantes o prefieren cerrar los ojos ante la realidad. Cuando Abás accedió a reanudar las negociaciones con Israel, lo hizo en contra de la recomendación de la dirección de la OLP, cuyos miembros se opusieron a los intentos de Kerry de obligar al presidente de la AP a renunciar a dos de sus precondiciones: concretamente, que Israel aceptara las fronteras anteriores a 1967 como base para las negociaciones y que congelara todas las construcciones en los asentamientos y en Jerusalén Oriental.
La semana pasada, las autoridades de la OLP recordaron de nuevo a Abás su oposición a las conversaciones de paz. Durante una reunión celebrada el 15 de agosto en Ramala, algunos dirigentes de la organización le dijeron que seguían oponiendose "en principio" a la idea de reanudar las negociaciones con Israel en las presentes circunstancias.
El único dirigente palestino que ha manifestado públicamente su apoyo a la decisión de Abás es el impotente primer ministro, Rami Hamdalá. Abás y Erekat saben que el respaldo público de éste carece de cualquier peso. Al fin y al cabo, Hamdalá es un funcionario no electo sin apoyo político ni de las bases.
Para complicar aún más las cosas a Abás y Erekat, algunas facciones palestinas están formando ahora una "alianza nacional", cuyo principal objetivo es frustrar cualquier acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina. Este frente opositor estará formado por miembros de la OLP y de otras facciones y organizaciones, y podría crearle muchos problemas a la AP.
Pero existe otro motivo por el que los dirigentes de la Autoridad Palestina no quieren cobertura mediática de las conversaciones de paz. Durante muchos años, la AP ha apoyado campañas de boicot contra Israel y a organizaciones que luchaban contra la "normalización" entre ambos pueblos. Si los niños palestinos son condenados por jugar al fútbol con los israelíes, ¿por qué debería permitirse a Erekat que hablara con Livni?
Los líderes de la Autoridad Palestina sólo pueden culparse a sí mismos por la creciente oposición a las conversaciones con Israel. Simplemente, no han preparado a su pueblo para la paz. Estos dirigentes, en cambio, han deslegitimizado a Israel hasta un punto en el que, para un palestino, se ha convertido en un crimen que le fotografíen hablando o negociando con un israelí.