Son días grandes para el movimiento islamista palestino.
Justo cuando todos creían que Hamás, filial de los Hermanos Musulmanes y grupo terrorista oficialmente declarado, iba camino de desaparecer como consecuencia de las duras medidas egipcias, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, interviene para salvar la situación al invitar a sus dirigentes a participar en un Gobierno de unidad palestino.
Su reciente decisión de firmar un acuerdo de reconciliación con Hamás es el mejor regalo que el movimiento islamista podía soñar recibir.
Incluso si Abás no va en serio con la reconciliación, su acuerdo en la Franja de Gaza con los líderes del movimiento ha insuflado nueva vida a Hamás.
Ahora, el movimiento habla de presentarse a las próximas elecciones legislativas palestinas, y espera, incluso, valerse del acuerdo de reconciliación como medio para restaurar sus relaciones con Egipto.
Reforzado por el acuerdo con Abás, el primer ministro de Hamás en Gaza, Ismail Haniyé, telefoneó al expresidente estadounidense Jimmy Carter y lo invitó a participar como observador en las elecciones. Carter y otros cientos de observadores supervisaron las últimas legislativas palestinas de 2006, que acabaron con victoria de Hamás. El movimiento, por supuesto, confía en repetir victoria en cualquier nueva votación.
Hasta hace poco, a Hamás sólo le preocupaba una cosa: cómo mantenerse en el poder pese a las medidas egipcias, sin precedentes, contra el movimiento y sus dirigentes.
Entre dichas medidas se incluyen la destrucción, en los últimos meses, de cientos de túneles de contrabando en la frontera entre Gaza y Egipto; una acción que ha originado una grave crisis económica y humanitaria para los palestinos que viven bajo el régimen de Hamás.
Además, la represión masiva de terroristas afiliados a Hamás en el Sinaí por parte de Egipto, en particular, y la ilegalización de los Hermanos Musulmanes egipcios, en general, han supuesto un enorme golpe para el Movimiento Islamista de Liberación.
Desde la caída del presidente Mohamed Morsi, las autoridades egipcias han estado trabajando duramente para deslegitimar a Hamás y minar su control sobre la Franja de Gaza. Los egipcios han llegado, incluso, a declararlo organización terrorista y a hacerlo responsable de una serie de atentados terroristas en Egipto producidos en los últimos meses.
Incluso algunos de los principales dirigentes del movimiento han reconocido que las medidas egipcias les han causado un grave daño. El mes pasado, Hamás declaró que las medidas egipcias eran un "crimen de guerra".
La guerra de Egipto contra Hamás ha sufrido ahora un grave revés como consecuencia de la repentina decisión de Abás de arreglar las cosas con el movimiento. Las autoridades egipcias trabajaron duramente para deslegitimar a Hamás, con la esperanza de acabar con su control sobre la Franja de Gaza. Pero la iniciativa de Abás ha legitimado al movimiento y ha allanado el camino para que regrese al centro de la escena.
Hamás no es el único que se va a beneficiar del gesto de Abás. Los Hermanos Musulmanes, que también han sufrido varios golpes de gravedad tras la caída de Morsi, también se van a ver favorecidos por el acuerdo de reconciliación.
La alianza entre Abás y Hamás probablemente lo enfrente al Gobierno de Egipto, que considera que el movimiento es una amenaza para la seguridad nacional egipcia.
Si el presidente de la Autoridad Palestina ha decidido que Hamás es un socio legítimo, merecedor de unirse a su Gobierno y a la OLP, ¿por qué no iban a exigir los Hermanos Musulmanes un trato igual por parte de las autoridades egipcias? ¿Y por que no iban a exigir otras filiales suyas en todo el mundo árabe ser tratadas como Hamás?
El acercamiento de Abás a Hamás no puede sino envalentonar a los fundamentalistas islámicos y debilitar a las fuerzas laicas moderadas de todo el mundo árabe.
Pero no sólo ha envalentonado a Hamás; la Autoridad Palestina que preside y él han asumido ahora el papel de abogados del movimiento, en un intento de limpiar a éste a ojos del resto del mundo.
El jefe negociador de la OLP, Saeb Erekat, ha llegado esta semana a sostener que Hamás no es una organización terrorista. Así, ha declarado:
Podemos estar de acuerdo o no con Hamás, pero no es una organización terrorista. La ocupación, según la legislación internacional, es la peor forma de terrorismo.
Con el acuerdo de reconciliación entre el presidente de la AP y Hamás se pretende, muy probablemente, ejercer presión sobre Israel para obtener unas mayores concesiones en la mesa de negociación.
Pero pronto se demostrará que la acción de Abás es contraproducente. El objetivo de Hamás es tomar el control de la Autoridad Palestina y sustituir a Israel por un imperio islámico. El dirigente de la AP se engaña a sí mismo y engaña a otros cuando afirma que un Gobierno de unidad con el movimiento islamista reconocería a Israel y renunciaría a la violencia. Hamás ya ha dejado claro que el acuerdo con Abás no supone que vaya a cambiar su ideología ni a renunciar al terrorismo.