Zaniar y Logman Moradi, dos primos, fueron detenidos en 2009 acusados de ser "enemigos de Dios y corruptores en la tierra"; un año después fueron condenados a muerte por el juez Salevati, conocido como el Juez de la Horca de Teherán. Ambos tenían veinte años en el momento de su detención.
Zaniar Moradi había ido con su primo a Irak para visitar a su padre, miembro de un clandestino partido kurdo de la oposición, y se encontró con que el viaje era vinculado arbitrariamente, sin prueba alguna, con el asesinato del hijo de un miembro del alto clero iraní, así como con la colaboración con una agencia de inteligencia británica y con grupos opositores; en la República Islámica todas esas actividades están penadas con la muerte.
En una carta con fecha 7 de febrero de 2012, escrita desde la temida prisión de Rajai Shahr, ambos decían que habían sido" sometidos a indescriptibles formas de tortura durante treinta meses, mantenidos en aislamiento y dejados sin contacto con familiares o abogados". Dijeron que, debido a las reiteradas torturas físicas, psicológicas y sexuales, finalmente se habían visto obligados a confesar el asesinato. En la misma carta, los primos piden tan sólo un juicio justo, algo imposible en los tribunales de la República Islámica, donde los juicios, habitualmente, duran tan sólo unos minutos, sin pruebas, abogados ni jurado.
El acusado puede ser condenado a ser ahorcado públicamente en cualquier momento, probablemente desde una grúa. En Irán las grúas se emplean habitualmente en los ahorcamientos para asegurar que la asfixia sea lo más lenta y dolorosa posible. Este método no utiliza una trampilla; el reo es izado lentamente para que la muerte no sea instantánea.
Según informaciones recibidas por la agencia de noticias HRANA, Zaniar Moradi se ha quedado paralítico como consecuencia de las torturas padecidas, y sólo se puede mover arrastrándose o con la ayuda de otros presos. Al parecer también sufre dolores insoportables debido a una infección de columna y a graves daños en los testículos, ambos sufridos durante la tortura. Se le ha denegado recibir medicación. Como afirma el último informe de la agencia Hrana, de 8 de enero de este año, el director de la prisión, Mardani, ha declarado: "No asumimos coste alguno para los reclusos condenados a muerte". Además de la falta de analgésicos y de asistencia médica básica, los responsables de la prisión no han ofrecido asistencia para su parálisis.
Ambos primos se arriesgan a recibir más castigos por escribir cartas a diversas organizaciones de derechos humanos y a representantes de Naciones Unidas… en vano. Ambos esperan ser ejecutados en cualquier momento.