Fuerzas de seguridad iraníes con equipación antidisturbios golpearon con bastones de metal, durante unas cinco horas, a presos políticos de la galería 350 de la cárcel de Evin, según informa la agencia de noticias HRANA.
Unos cien miembros de la seguridad iraní irrumpieron en la cárcel el pasado 17 de abril, según ellos "para realizar una inspección".
Los presos que, al parecer, temían que sus escasas posesiones fueran confiscadas, como había ocurrido en otras ocasiones, solicitaron que sus pertenencias (adquiridas con dificultad y a precios elevados, dadas las restricciones penitenciarias) fueran inspeccionadas en su presencia.
Entonces los miembros de la seguridad los atacaron e hirieron gravemente a decenas de ellos. Al parecer, unos treinta presos resultaron heridos, y al menos cuatro de ellos tuvieron que ser trasladados a un hospital fuera de la cárcel, lo que es algo que sucede en pocas ocasiones, ya que a los presos se les priva radicalmente de asistencia médica.
Treinta y dos presos fueron puestos en reclusión incomunicada pese a sus graves heridas, mientras seguían siendo golpeados con bastones durante su traslado. Al parecer, algunos internos sufrieron fracturas de costillas y de cráneo.
El Comité de Defensa de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) informó de que siete periodistas se encontraban entre los presos políticos golpeados gravemente: Mohamed Davari, ganador en 2010 del Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ; Said Matin-Pour, un freelance encarcelado desde 2009; Omid Behruzi, periodista de internet que informó de la persecución a la comunidad derviche de Gonabadi, encarcelado desde 2011; Husein Ronagi Maleki, bloguero que lleva en prisión desde 2009; Siamak Gadari, otro bloguero, encarcelado desde 2011; Said Haeri, miembro del Comité de Reporteros sobre Derechos Humanos, que documentó violaciones de los derechos humanos en Irán; y Mohamed Sedig Kabudvand, líder de la Organización de Derechos Humanos del Kurdistán, encarcelado desde 2007.
Sahamnews informí de que el bloguero Husein Ronagi Maleki, que padece una enfermedad renal debilitante, y el activista religioso Emad Bahvar resultaron gravemente heridos durante el ataque.
Con la excepción de Behruzi, que, al parecer, fue trasladado a un hospital debido a la rotura de una vena del brazo, el resto se encuentra actualmente en aislamiento, sin asistencia médica, sin visitas ni llamadas telefónicas, en duras condiciones. (Según un informe posterior, parece ser que cuatro de los presos incomunicados han sido devueltos a sus celdas).
Maedeh Soltani, hija de Abdolfatan Soltani, abogado pro-derechos humanos encarcelado, declaró a Radio Farda en una entrevista telefónica desde Irán que su padre había sido uno de los presos golpeados en el ataque que fueron incomunicados. "Unos 100 guardias, miembros de las fuerzas antidisturbios, entraron en la cárcel. Con la excusa de examinar la sección 350 atacaron brutalmente a los prisioneros y les dieron una paliza", afirmó. Añadió que había recibido esa información de "fuentes fidedignas" iraníes.
Golamreza Esmaili, director de la Organización de Prisiones iraní ha rechazado el informe, calificándolo de simples "rumores". La ILNA (la agencia de noticias semioficial iraní) citó estas palabras suyas:
No deberíamos prestar atención a las informaciones de medios antirrevolucionarios.
Aparte de que las noticias sobre el asalto han sido confirmadas por familias de presos políticos, 74 de estos últimos, recluidos en la galería 350, han escrito sus narraciones como testigos del ataque en una carta enviada a la página web Kalame News. La carta ha sido publicada en farsi en varias páginas de internet.
Amnistía Internacional ha emitido un informe de acción urgente y ha declarado: "Las noticias sobre el asalto han despertado nuevos temores sobre la seguridad de los presos en Irán".
Kalame News, la primera en dar la noticia, dijo que este "asalto sin precedentes es la acción más violenta de los últimos veinte años contra los presos políticos".
Por el momento no ha habido declaraciones al respecto por parte del presidente iraní, Hasán Ruhaní.