Durante las últimas semanas, decenas de emigrantes palestinos procedentes de la Franja de Gaza han resultado muertos o heridos cuando trataban de llegar a Europa por mar.
Al menos 500 palestinos han desaparecido después de que los barcos en los que viajaban se hundieran. Algunas informaciones sugieren que bandas rivales hundieron deliberadamente los barcos. Las bandas se disputan el dinero que los palestinos están dispuestos a pagar por dejar la Franja. Los habitantes del enclave se refieren a esta situación como su escándalo de los barcos de la muerte.
Se rumorea que los emigrantes palestinos pagan decenas de miles de dólares a miembros de la Administración de Hamás y a contrabandistas egipcios para que les faciliten el éxodo desde la Franja de Gaza.
El ministro de Exteriores de la Autoridad Palestina (AP), Riad al Malki, afirma que cada palestino pagó 1.000 dólares a personal de Hamás en el paso fronterizo de Rafah, entre la Franja y Egipto. Se cree que otros han pagado 5.000 dólares por persona para abandonar el enclave.
Malki ha comentado que las investigaciones preliminares han revelado que palestinos de la Franja han sido víctimas de Hamás y de gángsters egipcios que lograron engatusarles con falsas promesas.
Según diversas informaciones, unos 13.000 palestinos habrían abandonado ya la Franja de Gaza con destino a Europa con ayuda de dichos gángsters. La mayoría de ellos huyeron a través de los túneles de contrabando de Hamás o sobornando a los agentes de seguridad del movimiento en la terminal de Rafah.
Otros 25.000 palestinos de Gaza han solicitado la inmigración a varios países europeos.
Pese a que Hamás ha negado cualquier vinculación con el éxodo masivo, hay gazatíes que han revelado que el movimiento islamista palestino ha creado oficinas especiales para que se registren quienes deseen iniciar una nueva vida en Europa. Afirman que los empleados de Hamás les proporcionan visados y documentos de viaje falsos para que les sea posible entrar en el Viejo Continente.
Hamás declaró la semana pasada que sus fuerzas de seguridad habían detenido a diversos sospechosos relacionados con la emigración ilegal. Pero el movimiento se negó a decir si dichos sospechosos eran miembros suyos.
Un periodista palestino de Gaza City afirma que Hamás también ha utilizado mezquitas para animar a los palestinos a emigrar a Europa. En una de las mezquitas del sur de la Franja, un destacado predicador del movimiento islamista les dijo a los fieles: "Quienes no sean felices siempre podrán emigrar a Europa; no obligamos a nadie a quedarse aquí".
La mayoría de los emigrantes salió de la Franja a través de un túnel de dos kilómetros de longitud, perteneciente a un agente de alto rango de Hamás. Los supervivientes le contaron a una comisión de investigación cela Autoridad Palestina que, cuando llegaron al lado egipcio de la frontera, fueron interceptados por bandidos egipcios que les robaron el dinero.
"Los gángsters de Hamás actuaban en colaboración con otros del lado egipcio de la frontera", afirmó un alto cargo de la AP vinculado a la comisión de investigación. "Actuaban como una verdadera mafia, aprovechándose de la credulidad de la gente, sobre todo de hombres jóvenes que esperaban encontrar trabajo y una vida mejor en Italia y otros países europeos".
Los palestinos comentan que la emigración comenzó mucho antes del ultimo enfrentamiento militar entre Hamás e Israel. Pero la tendencia ha experimentado un dramático aumento desde que acabaran los combates a finales de agosto.
"Hamás no ha ayudado a los palestinos desde que llegó al poder en 2007", afirma Ahmed Bader, cuyo hijo logró salir de la Franja a través de un túnel una semana después del fin del enfrentamiento armado. "En la Franja de Gaza no hay nada que los jóvenes puedan hacer: no hay trabajos, ni distracciones, ni seguridad. Los jóvenes que se gradúan en la universidad no pueden encontrar empleo si no son miembros de Hamás".
Tanto Hamás como la Autoridad Palestina son responsables de la tragedia de los emigrantes palestinos.
Ninguna de las dos facciones rivales ha logrado mejorar las condiciones de vida para su pueblo en la Franja de Gaza. En vez de crear oportunidades de trabajo para los jóvenes, se han pasado los últimos siete años peleándose por cuestiones de dinero y de poder.
Ahora, ambos partidos se culpan mutuamente de la tragedia de los emigrantes ilegales. Y, naturalmente, también culpan a Israel por el hecho de que miles de palestinos no quieran seguir viviendo bajo la autoridad de Hamás o de la AP.
Hamás afirma que los palestinos huyen de la Franja porque el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, es un anciano inútil de 80 años "que padece la mitad de las enfermedades del universo".
Por su parte, la AP dice que los palestinos huyen del "infierno de Hamás".
Ambas facciones están intercambiando acusaciones e insultos mientras su pueblo es explotado emocional y económicamente, robado, ahogado y convertido en alimento para tiburones.
Hamás y la Autoridad Palestina planean ahora cómo echarle mano a los millones de dólares que, supuestamente, irán destinados a la reconstrucción de la Franja de Gaza.
En unas conversaciones de "reconciliación", celebradas la semana pasada entre ambas partes en El Cairo, ignoraron por completo la tragedia de sus compatriotas emigrantes. Una vez más, representantes de Hamás y de Fatah intercambiaron besos y abrazos mientras anunciaban un nuevo acuerdo para llevar a la práctica un acuerdo anterior. En realidad, eso es lo que ambas organizaciones llevan haciendo desde 2006: firmar un acuerdo de reconciliación tras otro sin que haya resultados tangibles. No hace falta decir que hasta ahora ninguno de esos acuerdos se ha llevado a la práctica. Los escépticos dicen que es probable que el último de ellos también sea papel mojado, dado la amplia brecha existente entre ambos partidos.
Hamás parece estar dispuesto a traer de vuelta a Gaza a la Autoridad Palestina, pero no porque haya cambiado de ideología. Más bien pretende usarla como instrumento mediante el cual la comunidad internacional envíe fondos a la Franja; una iniciativa que, en última instancia, reforzaría el control de Hamás sobre la población gazatí.
El presidente de la AP, Mahmud Abás, también parece dispuesto a actuar como intermediario de la ayuda financiera a Gaza. Espera que su Gobierno se vea reforzado si se le concede la autoridad para firmar los cheques y distribuir las ayudas. Naturalmente, también espera que parte de los fondos acaben en las cuentas bancarias de sus fieles y de sus más directos colaboradores.
Pero es evidente que muchos palestinos de la Franja han perdido la confianza tanto en Abás como en Hamás. Como se ha demostrado en las últimas semanas, cientos, cuando no miles, de palestinos preferirían arriesgar la vida en el mar antes que vivir sometidos a Gobiernos y líderes palestinos cuyo único objetivo es engordar sus cuentas bancarias.