Los votantes israelíes se dirigen hacia las urnas para elegir a sus nuevos representantes; mientras, los palestinos afirman que se están preparando para otra guerra contra Israel.
Esos preparativos tienen lugar incluso mientras el secretario de Estado estadounidense John Kerry y algunos candidatos israelíes, sobre todo los dirigentes de la Unión Sionista, Isaac Herzog y Tzipi Livni, siguen hablando de la necesidad de resucitar el proceso de paz palestino-israelí tras las elecciones.
Para algunos palestinos, las elecciones no tienen nada que ver con expulsar del poder al líder del Likud, Benjamín Netanyahu, sino con borrar a Israel de la faz de la tierra y sustituirlo por un imperio islamista.
El próximo Gobierno israelí tendrá que afrontar un doble ataque en el frente palestino: uno desde la Franja de Gaza, donde Hamás y la Yihad Islámica afirman haber concluido sus preparativos para el próximo conflicto con los israelíes, y otro desde la Margen occidental, donde la Autoridad Palestina (AP) declara estar decidida a proseguir con su guerra diplomática contra Israel en la escena internacional.
La víspera de las elecciones, Kerry manifestó sus expectativas de que los israelíes eligieran un Gobierno que "cumpla con las esperanzas de paz".
El comentario de Kerry acerca de resucitar el proceso de paz muestra que sigue totalmente ajeno a la realidad en Oriente Medio, especialmente en lo relativo a los palestinos.
Kerry está ignorando el hecho de que los palestinos, actualmente, se dividen en dos bandos: uno que quiere destruir a Israel mediante el terrorismo y la yihad, y otro que está haciendo todo lo posible por deslegitimarlo y aislarlo de la comunidad internacional, con la esperanza de obligarlo así a ponerse de rodillas.
Hamás y la Yihad Islámica siguen mofándose de los comentarios de Kerry sobre la reanudación del proceso de paz. En realidad, ambos grupos, que controlan al 1.700.000 de palestinos de la Franja, tienen otros planes para la etapa post-electoral. El principal de ellos se centra en prepararse para la próxima guerra contra Israel.
Mientras Kerry hablaba de revivir el proceso, el brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedín al Kasem, anunciaban que habían completado sus preparativos para el próximo enfrentamiento.
Según el grupo, dichos preparativos incluyen la reconstrucción de las bases militares y centros de adiestramiento de Hamás, destruidos durante la última guerra, la denominada Operación Margen Protector. El grupo afirma que no se ha limitado a reconstruir, sino que ha erigido nuevos puestos militares, sobre todo junto a la frontera con Israel.
Naturalmente, cuando Hamás habla de "bases militares", se refiere también a los túneles que espera utilizar para infiltrarse en Israel durante el próximo conflicto.
Algunas de las bases están situadas a tan sólo unos cientos de metros de la frontera con Israel, como los puestos de Yarmuk y Palestina. Hamás afirma que con la decisión de construirlas tan cerca de la frontera se pretende enviar un mensaje de desafío a los israelíes.
La Yihad Islámica tampoco parece impresionada por los recientes comentarios acerca de reanudar el proceso de paz entre palestinos e israelíes. A comienzos de marzo, este grupo también reveló sus preparativos para la guerra invitando a los periodistas a un tour por sus túneles de la Franja de Gaza.
Abu al Bara, alto mando de la Yihad, declaró a la agencia France Press:
Estamos en nuestro nivel de alerta máxima para responder a cualquier ataque. Estamos acostumbrados a que la ocupación rompa sus alto el fuego. Es una guerra que no cesa. Estamos preparados para pasar a otro nivel contra la ocupación sionista y para llevar a cabo acciones que nunca antes hemos realizado.
Entretanto, la Autoridad Palestina también se prepara para un enfrentamiento con Israel, si bien uno de diferente naturaleza. Afirma estar decidida a proseguir con su intento de hallar apoyo internacional para imponerle a Israel una solución. Espera lograrlo con ayuda de Naciones Unidas, la Unión Europea, la Administración Obama y algunos países árabes.
Para alcanzar su objetivo, actualmente la AP está llevando a cabo una campaña masiva a escala internacional para deslegitimar, aislar y debilitar a Israel hasta tal punto que se vea obligado a sucumbir y hacer grandes concesiones, como una retirada completa tras las fronteras de 1967.
El presidente de la AP, Mahmud Abás, se verá en la práctica imposibilidad de regresar a la mesa de negociaciones con Israel ahora que le ha dicho a su pueblo que el próximo paso de los palestinos es presentar cargos por crímenes de guerra contra Israel ante la Corte Penal Internacional. Los asesores del rais incluso han fijado una fecha para presentar la primera demanda ante la CPI: el uno de abril.
Incluso si Abás regresara a la mesa de negociaciones (bajo fuertes presiones de estadounidenses y europeos), lo haría no para llegar a un acuerdo con Israel, sino para tratar de demostrarle al mundo que éste no quiere la paz.
El mandatario iría a las negociaciones con las mismas exigencias que él y su predecesor han presentado durante las últimas dos décadas, concretamente una completa retirada israelí tras las líneas de 1967. Cuando Israel no aceptara sus exigencias, volvería a abandonar las negociaciones y a exigir una intervención internacional que imponga una solución a sus interlocutores. Y mientras él librara su campaña diplomática, Hamás y la Yihad Islámica reanudarían desde la Franja de Gaza sus ataques terroristas contra los israelíes.
En las presentes circunstancias, mientras unos palestinos siguen buscando la destrucción de Israel y otros son incapaces de hacer concesión alguna en aras de la paz, todo lo que se diga acerca de reanudar el proceso no pasa de ser un chiste malo.