La Autoridad Palestina y sus dirigentes, incluido el presidente Mahmud Abás, no pueden eludir su responsabilidad en la última oleada de ataques terroristas contra israelíes perpetrados en Jerusalén y la Margen Occidental.
Es cierto que al final resultó que Hamás estaba tras el asesinato de Eitam y Naama Henkin, cometido delante de sus cuatro hijos, pero no cabe ignorar el hecho de que la incitación antiisraelí por parte de Abás y de otros dirigentes palestinos de Ramala ha allanado el camino para que los terroristas cometan éste y otros atentados.
La incitación, que viene produciéndose desde hace muchos años, se intensificó tras el ataque incendiario que el pasado julio acabó con la vida de tres miembros de la familia Dawabsha en la localidad de Duma, en la Margen Occidental.
Desde entonces, Abás y su plana mayor han estado llevando a cabo una campaña de incitación sin precedentes contra Israel en general y contra los colonos judíos en particular, aunque los autores del atentado de Duma aún no han sido capturados ni identificados. Los dirigentes de la Autoridad Palestina han acusado desde entonces al Gobierno israelí de cometer crímenes de guerra, y explicado a su pueblo que el ataque incendiario formaba parte de una conspiración israelí contra todos los palestinos.
Abás incluso ha llegado a acusar a Israel de "promover una cultura de terror y discriminación". Dicha acusación se suma a las amenazas por parte de diversos altos cargos palestinos de lanzar operaciones contra Israel como represalia por el mencionado ataque.
Los medios de la Margen Occidental, controlados por la AP, también han desempeñado un papel en la masiva campaña de incitación contra Israel y los colonos judíos, a los que presentan como gangsters y terroristas; al Gobierno israelí lo denominan Gobierno de ocupación.
Los medios de la Autoridad Palestina incitan a los palestinos, desde que son niños, a asesinar judíos. (Imagen: Palestinian Media Watch). |
Las recientes tensiones en el complejo de la mezquita de Al Aqsa, en el Monte del Templo de Jerusalén, también han sido aprovechadas por Abás y los líderes de la Autoridad Palestina para deslegitimar a Israel y demonizar a los "extremistas y colonos judíos". Desde hace varios meses, Abás, sus altos cargos y sus medios de comunicación han estado acusando a los visitantes judíos al lugar sagrado de contaminar y profanar uno de los principales santuarios del islam. Representantes y periodistas palestinos han dicho a su pueblo que los judíos planean demoler la mezquita. Además han estado instando a los palestinos a congregarse ante el complejo para protegerlo de los supuestos planes judíos.
La campaña de incitación alcanzó recientemente su clímax cuando Abás acusó a los judíos de "profanar la mezquita de Al Aqsa con sus sucios pies". El rais también declaró:
Cada gota de sangre derramada en Jerusalén es sangre pura.
Los terroristas de Hamás que asesinaron a los Henkin viven en la Margen Occidental, y sin duda se han visto expuestos a la incitación por parte de Abás y de la AP. No necesitaron del permiso de los dirigentes de Hamás que se encuentran en la Franja de Gaza o en Turquía para ir a matar a los primeros judíos con los que se cruzaran. El incendiario discurso de Abás, los dirigentes de la Autoridad Palestina y los medios de comunicación bastó para impulsar a cualquier palestino a asesinar judíos.
Los palestinos autores de los apuñalamientos perpetrados la semana pasada en Jerusalén querían matar judíos porque se les había hecho creer que era el único modo de impedirles contaminar la mezquita de Al Aqsa. Al fin y al cabo, eso es justo lo que Abás y otros dirigentes de la Autoridad Palestina les han estado diciendo estos últimos meses. También en esta ocasión, aunque los dos asaltantes no eran partidarios de Abás (uno de ellos, Muhanad Halabi, estaba afiliado a la Yihad Islámica Palestina), no hay duda de que la incitación por parte de la AP desempeñó un importante papel a la hora de aumentar su motivación para matar judíos.
Halabi, que apuñaló y disparó a cuatro israelíes en la Ciudad Vieja de Jerusalén (mató al rabino Nehemías Lavi y a Aharón Banita, e hirió a Adele Banita y a su bebé), escribió en su página de Facebook horas antes del ataque:
Lo que le está sucediendo a la mezquita de Al Aqsa le sucede a nuestros lugares sagrados, y lo que le está ocurriendo a las mujeres de Al Aqsa le ocurre a nuestras madres y mujeres. No creo que nuestro pueblo sucumba ante la humillación. El pueblo se alzará, sin duda.
Las declaraciones de Halabi no son muy distintas de las realizadas recientemente por altos cargos de la Autoridad Palestina.
La Autoridad Palestina también es responsable de la ola de atentados terroristas: sus dirigentes no han condenado en ningún momento el asesinato de los cuatro judíos cerca de Nablús y en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Al negarse a condenar los ataques, Abás y los dirigentes de la AP están enviando a los palestinos el mensaje de que está muy bien matar a padres judíos delante de sus hijos, o a judíos que van a rezar al Muro Occidental. En vez de condenar el asesinato de judíos, la AP prefiere acusar a Israel de matar a los dos palestinos autores de los atentados de Jerusalén. Con ello está incitando a los palestinos a buscar venganza por la "ejecución a sangre fría" de los dos asaltantes.
La Autoridad Palestina y sus líderes no están actualmente en posición de criticar el asesinato de ningún judío, simplemente porque es la propia AP quien ha estado animando a que se cometan esos atentados mediante su incesante campaña de incitación contra Israel.
A este respecto, la AP está llevando a cabo un doble juego: por una parte le dice al mundo que quiere paz y coexistencia con Israel; por otra, sigue incitando a los palestinos contra los israelíes e impulsa a algunos a empuñar un arma e ir a matar judíos.
La feroz retórica antiisraelí de la Autoridad Palestina ha provocado una oleada de ataques terroristas que bien podría degenerar en una tercera intifada. Aunque Abás ha reiterado en los últimos años que no quiere otra intifada contra Israel, sus declaraciones y acciones muestran que está haciendo todo lo posible por desencadenar una nueva oleada de violencia para atraer la atención mundial sobre el conflicto palestino y suscitar presión internacional sobre Israel.