Lamentablemente, los líderes de la Autoridad Palestina (AP) siguen escondiendo la cabeza bajo el ala y mintiendo a todo el mundo; a su pueblo y a la comunidad internacional.
La actual ola de terrorismo palestino ha entrado en su cuarta semana, pero nuestros líderes, y sobre todo el presidente de la AP, Mahmud Abás, siguen hablando de un "levantamiento pacífico popular" contra Israel. Esta ola palestina de apuñalamientos, tiroteos y atropellos ha sido de todo menos "popular" o "pacífica".
El presidente Abás y sus líderes de la OLP y Fatah no han explicado aún qué tiene de pacífico y popular apuñalar a una anciana de 80 años llamada Ruti Malka en Rishon LeZion y a una judía de 70 años en Jerusalén.
En vez de denunciar los ataques terroristas perpetrados por su pueblo, Abás sigue atacando a Israel por disparar contra asaltantes armados con cuchillos para frenarlos. No ha perdido ni una sola oportunidad en las últimas cuatro semanas para hacer falsas e injuriosas acusaciones contra Israel. Entre ellas, la de que está llevando a cabo "ejecuciones sumarias" de palestinos y palestinas "inocentes". En la realidad, estos palestinos y palestinas "inocentes" solo estaban intentando matar gente apuñalándola.
En dos reuniones distintas de los líderes de la OLP y Fatah ceñebradas esta semana en Ramala, Abás repitió su falsa acusación de que Israel está "perpetrando crímenes de guerra" y trabajando para "alterar" el statu quo en Haram al Sharif, o Monte del Templo. También hizo estas acusaciones en otras reuniones con líderes occidentales y funcionarios del gobierno en Ramala y en el extranjero.
En vez de apelar a su pueblo para que se abstenga de cometer ataques terroristas, Abás y los líderes de la OLP y Fatah "expresaron su reconocimiento a la heroica constancia" de los palestinos que estaban, dijo, "defendiendo sus lugares sagrados y el proyecto nacional". Los líderes palestinos consideran que los terroristas que asesinaron o hirieron a decenas de israelíes son "defensores" de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén.
Fue Abás quien dijo, pocos días antes del estallido de la actual ola de terrorismo, que los palestinos "no iban a permitir a los judíos contaminar con sus sucios pies nuestros lugares sagrados". También afirmó que "cada gota de sangre que se derrama en Jerusalén es sangre limpia", y que los terroristas irían al paraíso.
Los terroristas que salieron a las calles para asesinar estaban sin duda inspirados por las palabras de su presidente. Es este tipo de retórica oficializada lo que incita a hombres y mujeres jóvenes a coger un cuchillo y apuñalar al primer judío que vean. Abás ha llegado incluso a decir a los terroristas que es su "deber" defender los lugares sagrados islámicos. Les aseguró que si las fuerzas de seguridad israelíes los mataban, acabarían en el paraíso.
Abás está incitando a su pueblo al crimen en un momento en que los medios controlados por la Autoridad Palestina por él presidida continúan su campaña masiva de incitación a ese mismo pueblo al crimen, mientras ensalza a los terroristas como "mártires" y "héroes". Al mismo tiempo, estos medios están promoviendo teorías conspirativas fraudulentas, como la mentira de que han sido los soldados y los policías israelíes quienes han puesto los cuchillos junto a los cadáveres de los terroristas.
Esta semana, el enviado de Abás en Naciones Unidas, Riyad Mansur, repitió la versión moderna del antiguo libelo de sangre sobre que Israel extrae los órganos a los palestinos muertos.
Esos libelos, mentiras e injurias tienen el propósito de radicalizar aún más a los palestinos y que vayan más lejos en sus ataques terroristas contra los israelíes. Esa difamación también pretende extender el odio a los judíos en todo el mundo, poniendo vidas en peligro en EEUU, Francia, Gran Bretaña y otros sitios.
Abás y sus líderes y agentes de la AP y Fatah están empleándose a fondo para demonizar y deslegitimar no solo a los israelíes, también, con mentiras y libelos de sangre, a los judíos de todas partes.
Lo único sorprendente es que Abás y los líderes palestinos sigan refiriéndose a su ola de terrorismo y sus baños de sangre como un "levantamiento pacífico popular". No solo es una colosal mentira, sino que es un intento por parte de los líderes de la Autoridad Palestina de hacer creer al mundo que las poderosas fuerzas de seguridad de Israel mataron a estos pobres terroristas inocentes que solo participaban en una protesta pacífica contra los terribles "ocupantes" israelíes.
Abás sabe muy bien que los terroristas no estaban participando en ninguna manifestación pacífica en la Margen Occidental o Jerusalén. Sabe muy bien que los terroristas son lobos solitarios por él mismo incitados a asesinar judíos por el mero hecho de serlo. Sin embargo, eso no ha impedido a Abás y a los demás líderes palestinos seguir mintiendo al mundo y a su propio pueblo sobre la naturaleza de estos ataques terroristas.
En este sentido, Abás y los líderes palestinos siguen el famoso proverbio árabe: "Me pegó, lloró, se me adelantó y fue a quejarse". Los palestinos implicados en la actual ola de terrorismo contra los israelíes son los mismos que se quejan ante el mundo sobre Israel. No sorprende que buena parte de la comunidad internacional se esté apresurando a avalar el relato falso de los líderes palestinos.
En el retorcido mundo de Abás, no hay ninguna ola de apuñalamientos y atropellos contra los judíos. En el retorcido mundo de Abás, no hay terroristas. Apuñalar a una anciana judía y a un judío de 13 años es, según Abás, parte de una protesta "pacífica popular". A ojos de los líderes palestinos, la mayoría de los terroristas incitados por los líderes palestinos a asesinar judíos son "víctimas inocentes" a quienes los policías y soldados israelíes han colocado cuchillos al lado para incriminarles.
Este es el mundo en el que viven Abás y los líderes palestinos. Es un mundo de mentiras, fabulaciones y engaños cuyo objetivo es demonizar a Israel y asesinar a los judíos. El fin último no es únicamente matar al mayor número posible de judíos, sino poner a Israel de rodillas con la esperanza de que se desvanezca lo antes posible.
Bienvenidos al mundo de los palestinos, donde mentimos y nos creemos nuestras propias mentiras. Y después queremos que el resto del mundo también las crea.