En Nochevieja, el mismo tipo de agresiones sexuales masivas – denominadas en árabe taharrush – que sufrieron las mujeres en Colonia también se produjeron en Suecia, pero la Policía y los medios optaron por ocultar la información. Resultó que los hombres eran principalmente afganos, y que habían declarado ser "niños refugiados sin acompañante".
En realidad, muchos de ellos son mucho mayores de 18 años, y ahora se ha acuñado una palabra para referirse a ellos: rapefugees[1], en vez de "niños refugiados".
Hace poco se supo que el Servicio de Inmigración instó a su personal administrativo a aceptar como niño a cualquiera que pareciera menor de 40 años, sin pensar, por lo visto, en lo inapropiado que sería meter a hombres adultos en cualquier escuela de secundaria con chicas adolescentes. Como Suecia ha mantenido –hasta diciembre– sus puertas abiertas a los migrantes del mundo, el país ha aceptado un número inmensamente mayor de solicitantes de asilo que sus vecinos nórdicos. Las estadísticas de 2012-2015, disponibles en Eurostat, muestran las siguientes cifras de llegadas de migrantes:
- Suecia: 342.635
- Noruega: 63.370
- Dinamarca: 41.290
- Finlandia: 40.470
- Islandia: 675
Muchos de los que piden asilo en Suecia vienen de una Siria devastada por la guerra: 51.338 en 2015. Afganistán va en segundo lugar, con 41.564 el año pasado, lo que supone un impactante aumento del 1.239% respecto a 2014. La mayoría de los afganos que piden asilo declaran ser niños, y por lo tanto se les da prioridad para ser admitidos en un plazo de seis meses desde la solicitud.
Pocos días después de conocerse la noticia del "círculo infernal" de agresiones en Colonia, el digital independiente Nyheter Idag reveló que el prestigiado Dagens Nyheter había tenido conocimiento de unas agresiones similares en un festival de música en Estocolmo en agosto de 2015, pero que había rehusado informar sobre ello.
Posiblemente para defenderse de las acusaciones de encubrimiento, el Dagens Nyheter atacó furiosamente a la Policía de Estocolmo. El periódico afirmó que la Policía se había negado a corroborar las informaciones de los ataques, dejando así a los editores con las manos atadas e impidiendo que el periódico publicara la noticia. El Dagens Nyheter afirmó incluso que un alto cargo de la Policía había dicho: "Es el dedo en la llaga. A veces tememos decir la verdad, porque eso podría beneficiar a los Demócratas Suecos. La Policía no tiene por qué ser responsable de eso".
La Policía ha aceptado las culpas, parcialmente. El jefe de la Policía Nacional, Dan Eliasson, ha recibido ahora el encargo de investigar por qué se ocultó la información.
Se supone que las decisiones políticas no las tiene que tomar la Policía. El líder de los Demócratas Suecos, Jimmie Åkesson, reaccionó con dureza ante la mera mención de su partido en este contexto, y exigió que el jefe de la Policía Nacional, Eliasson, fuese destituido inmediatamente. Eliasson ha sido desde hace tiempo una figura controvertida. Empezó su carrera como bajista en la banda de punk-rock Bad Boo Band, más conocida por su éxito radiofónico "Knulla i Bangkok" (Follando en Bangkok), lanzado en 1979. Tras el ocaso de su carrera musical, Eliasson hizo carrera en la política y la Administración pública, y trabajó estrechamente con varios ministros en Gobiernos del Partido Socialdemócrata. Cuando los socialdemócratas perdieron las elecciones de 2006, fue nombrado director general del Servicio de Inmigración (2007-2011), y después fue director general del Servicio de Seguridad Social. En enero de 2015 fue nombrado jefe de la Policía Nacional.
Pese a tal exitosa carrera, Eliasson ha dado varias veces el espectáculo. En junio de 2007, el excanciller de Justicia Göran Lambertz reveló que Eliasson, por entonces secretario de Estado en el Departamento de Justicia, intentó que Lambert dejara de criticar los errores del sistema judicial sueco. La petición de Eliasson se produjo después de que el canciller de Justicia hubiese empezado un informe sobre el gran número de suecos que habían sido condenados injustamente, principalmente por delitos sexuales.
"En concreto, recuerdo haberme reunido con el secretario de Estado de Bodström [por entonces ministro de Justicia] en mayo de 2006", dijo Lambertz en una entrevista radiofónica. "Eliasson dejó claro que el ministro renegaría públicamente de mí si no rebajaba mis críticas. Me pareció que se trataba de influencia indebida".
Siendo director de los Servicios Sociales, Eliasson tuiteó en febrero de 2014 que se ponía físicamente malo con solo ver al líder de los Demócratas Suecos, Jimmie Åkesson, aparecer en televisión. ¿Y se supone que ahora Eliasson va a dirigir una investigación sobre por qué la Policía ocultó información sobre los rapefugees que agredieron a chicas suecas en el festival de música We Are Sthlm [abreviatura de Estocolmo en inglés] en agosto de 2015?
Cuando por fin saltó la noticia de las agresiones sexuales masivas a principios de enero, estaba claro que los implicados habían sido "niños refugiados sin acompañante". Unos 90 jóvenes fueron detenidos por la Policía en relación con las agresiones sexuales. "Según un informe interno de la Policía", escribió el Dagens Nyheter, "había un numeroso grupo de jóvenes, en su mayoría niños refugiados afganos, que destacaba en el concierto".
Con similar escándalo, también se supo hace poco que unas chicas suecas habían sido agredidas sexualmente por grupos de hombres de "origen extranjero" en verano de 2015, durante un festival de música en el Pildammsparken de Malmoe. El fotógrafo Freddy Mardell le dijo a la radio web Granskning Sverige que había sido testigo del caos, con chicas que lloraban histéricas. Mardell tomó fotos y se las ofreció al diario local, Kvällsposten. El periódico rechazó publicarlas.
También está claro ahora que algunas chicas fueron agredidas en Nochevieja por numerosos grupos de musulmanes también en las ciudades suecas de Kalmar y Malmoe. El diario Kvällsposten informó de que "bandas de hombres jóvenes rodearon a chicas ebrias en Nochevieja en Malmoe". Los incidentes se han producido en varios lugares de la ciudad de Malmoe, en los alrededores del Kungsparken y de la Estación Central.
Un informe de la Policía decía: "Algo que resaltar, en comparación con años anteriores, es que unos doscientos hombres, que identifico como sin acompañante y de Afganistán, recorrieron en coche la ciudad provocando tumultos. Hubo varios casos de bandas numerosas rodeando a chicas y mujeres, sobre todo las alcoholizadas, y acosándolas". En Kalmar, donde había gente de celebración en la plaza Larmtorget, varias chicas sufrieron acoso sexual. Hasta ahora se han presentado 16 o 17 denuncias a la policía.
Lisa le dijo al periódico local, Barometern:
Al principio estábamos en un extremo de la plaza, pero enseguida nos dimos cuenta de que había muchos hombres allí, y cuando salíamos las cosas se pusieron muy desagradables. Eran hombres que no hablaban sueco, hombres de todas las edades. Nos rodearon y empezaron a tocarnos; también le cogían la cabeza a la gente y les besaban a la fuerza las mejillas y la frente. Cuando les decíamos que se fueran o que pararan, se reían de nosotras y preguntaban: "¿Pero qué he hecho?". Hemos ido todas a la Policía. Es indignante que tengamos que pasar miedo al salir por la noche o al coger solas un autobús. Y no somos las únicas que hemos pasado por esto; tengo amigas en Kalmar que dicen que prefieren no salir solas de noche. De una cosa estoy segura: no volveré a celebrar nunca la Nochevieja en Kalmar, prefiero quedarme con mis padres en casa.
Las feministas suecas parecen ser el colectivo menos consternado por las agresiones de los rapefugees. Les dan la espalda a las víctimas al negarse a reconocer que los abusos sexuales masivos, como la taharrush, son parte de la nueva realidad de Suecia.
Durante la semana pasada, los periódicos han estado rebosantes de artículos de opinión donde varias feministas afirmaban que estos ataques no tienen nada que ver con la religión o el origen étnico, sino con el simple hecho de que los perpetradores fueron hombres. Solo se puede sacar una conclusión: las feministas prefieren proteger a los musulmanes de las críticas que proteger a las suecas de las agresiones sexuales. Un tema recurrente en los artículos es la afirmación de que los suecos étnicos actuarían igual que las bandas de violadores migrantes.
Los comentarios de las feministas son de este tipo:
- El denominador común en los abusos sexuales es el género, no el origen étnico.
- La visión que tienen los suecos de la mujer no es mejor.
- Criticar las agresiones sexuales que cometen los migrantes es racismo disfrazado de preocupación por las mujeres.
- Las fronteras cerradas no son la respuesta al acoso sexual.
El último artículo lo escribió Gudrun Schyman, excomunista y actual líder del partido Iniciativa Feminista. En una entrevista con el canal de podcasts The Feminist Inspection, Schyman dijo que las agresiones sexuales masivas no son "nuevas", sino que "llevan produciéndose desde hace tiempo en todos los países de nuestro entorno". "Y así es como es", decía Schyman, "los hombres se toman libertades cuando el anonimato y la proximidad se lo permiten. No creo que se haya acelerado, es solo que hay más tendencia a denunciarlo".
Viktor Banke, feminista y abogado, se lamentaba en el diario gratuito Metro de que las agresiones "hacen el juego a los Demócratas Suecos". "Si es preciso, deberemos hablar sobre el contexto del perpetrador. No podemos permitirnos dejar que el debate sobre la vulnerabilidad de las mujeres sea secuestrado por personas que se interesan por los derechos de la mujer solo cuando sospechan que el perpetrador tiene distinto color de piel", escribió.
Gatestone Institute ha llamado a un gran número de centros de acogida para mujeres y les ha preguntado su opinión sobre los abusos sexuales masivos de las suecas. Ninguno admitió que los abusos pudieran haber tenido que ver con el origen étnico o la religión. No querían "generalizar", dijeron; entonces, en cuanto surgía la pregunta del origen étnico o la religión, colgaban.
En Noruega, en cambio, la Policía es muy consciente de las diferencias entre las visiones occidental e islámica sobre la mujer. Elvind Borge, jefe del Departamento de Inteligencia Táctica del Servicio Nacional de Investigación Criminal (Kripos), le dijo al diario Aftenposten que, hasta la fecha y que él supiera, los ataques ocurridos en Suecia y Alemania no se habían producido en Noruega, pero que la Policía está preparada: "Muchos solicitantes de asilo que han llegado a Noruega durante los últimos meses provienen de países cuya cultura es muy diferente de la nuestra. Muchos han crecido en culturas donde hay una mayor aceptación de varios tipos de acoso sexual contra las mujeres en espacios públicos".
Benedicte Bjørnland, jefa del Servicio de Seguridad de la Policía de Noruega (PST), participó recientemente en la conferencia Población y Defensa (Folk och Försvar) en Suecia. "No puedes dar por supuesto", dijo, "que los que llegan van a adaptarse automáticamente a los valores y normas de la sociedad noruega. La inmigración, que va rápidamente en aumento, sobre todo de los países musulmanes, puede también plantear otros problemas a largo plazo. Que llegue un número muy alto de solicitantes de asilo a una comunidad local puede tener lamentables consecuencias".
En Dinamarca, el Estado puede recopilar estadísticas sobre el origen étnico de los criminales, algo que Suecia dejó de hacer años atrás. Durante los últimos diez años, en Dinamarca, 615 personas han sido condenadas por violación, de las cuales 212 eran inmigrantes de primera o segunda generación. Esa cifra supone más de un tercio (34,5%) de todos los condenados, tres veces superior al segmento de inmigrantes de la población.
Gatestone Institute se puso en contacto con uno de los criminólogos más conocidos de Suecia, el profesor Jerzy Sarnecki, de la Universidad de Estocolmo. Cuando se le preguntó si era posible obtener estadísticas que mostraran si los musulmanes estaban sobrerrepresentados en las condenas por violación en Suecia, el profesor Sarnecki respondió: "No llevamos estadísticas como esa en Suecia".
Se le preguntó a Sarnecki si el hecho de no tener estadísticas fiables no alimentaba los rumores y prejuicios. "Sí", respondió, "o los confirma. A mí no me importa que salga esa información a la luz. No puedes hacer nada respecto a un problema si no tienes los datos. Por supuesto, es posible hacer estudios haciendo una revisión de los criminales, preguntándoles sobre su religión, pero eso no se ha hecho en Suecia que yo sepa".
El profesor Sarnecki confirmó que los inmigrantes condenados en Suecia por prácticamente todos los tipos de delitos graves –sexuales en su mayoría– están representados en una proporción mayor que su porcentaje respecto a la población, como demuestran los 25 estudios realizados entre 1974 y 2005. El último informe se denominó Delitos graves entre la población nacida en Suecia y en el extranjero (Brottslighet bland personer födda i Sverige och i utlandet). Sarnecki dice que las estadísticas son inequívocas, y cree que no tendría sentido hacer más estudios.
Los suecos están indignados por el actual debate. En las redes sociales, muchos dicen que han sido injustamente señalados y, desde luego, no quieren que se les asocie con hombres que perpetran violaciones colectivas.
Lo que sigue es una muestra de publicaciones y comentarios en las redes sociales:
Conrad: "Me pone furioso que las feministas digan que creen que yo me comportaría como estos bárbaros, solo porque pertenecemos al mismo sexo".
Fredrik: "No me ofendo fácilmente, pero me siento cabreado, triste e insultado cuando me agrupan con otros hombres como un violador en potencia. Casi me peleo con algunas de mis amigas después de que les hayan dicho a los hombres en Facebook que 'hablen unos con otros' para evitar violaciones en el futuro. ¿Pero qué cojones es eso? ¿Es que las mujeres creen que los hombres normales hablan con sus amigos de eso? Si conociese a alguien que hubiese cometido una violación, el hijo de puta sería inmediatamente denunciado a la Policía y se quedaría sin red social".
Jan: "No quiero que me comparen con estos ogros incivilizados. Es muy ofensivo que las escritoras feministas señalen a todo un grupo por algo que han hecho unos pocos. Eso se llama castigo colectivo...".
Willy: "Si hay que creer los argumentos de las feministas en los debates sobre las violaciones, solo hay una solución: exterminar a todos los hombres".
Lorentz: "La comparación con los suecos es ruin y grotesca".
Johan: "Las feministas suecas viven en uno de los países con mayor igualdad de género del mundo. Ese equilibrio se está torciendo, y las suecas ya no están seguras en las calles. Así que, ¿por qué luchan las feministas? ¿Por la visión que se tiene de la mujer? No, están intentando darle una patada a los tímidos e iguales hombres suecos. Hablemos de negación y de cobardía".
Tommy: "Esto es obviamente un problema que ya hemos tenido antes, del que la buena educación y la igualdad de género nos han liberado. Pero la creciente inmigración, sobre todo de hombres musulmanes, nos lleva, no al punto de partida, sino al -500.
Mathias: "Me han educado en el respeto a las mujeres. Jamás le pondría una mano encima a una mujer, ni la violaría. Lo tengo muy arraigado. Nuestra labor como hombres es proteger a nuestras mujeres contra la amenaza a la que se enfrentan".
Lo que los políticos suecos pretenden hacer respecto a los rapefugees que están ahora en el país nadie lo sabe. El único comentario hasta la fecha del primer ministro, Stefan Löfven, ha sido:
Primero, quiero decir que estoy muy enfadado porque las jóvenes no puedan ir a un festival de música sin que las violen, las acosen sexualmente y las agredan. Este es un enorme problema para las afectadas, pero también es un problema democrático para todo nuestro país y no deberíamos, por lo tanto, ceder ni lo más mínimo. No debemos cerrar los ojos y mirar hacia otro lado. Debemos tratar esto como el grave problema que es.
Los suecos están esperando ver a dónde mirará el primer ministro sueco.
Aunque respalda los artículos de Ingrid Carlqvist que ha publicado hasta la fecha, Gatestone Institute ya no está asociado a ella de ningún modo.
[1] Refugiados violadores: de rape (violar) y refugee (refugiado) (N. de los T.)