El secretario de Estado estadounidense John Kerry vuelve por sus fueros. Esta vez, para reunirse con dirigentes jordanos y palestinos a fin de abordar "cuestiones actuales de seguridad en la región y las continuas tensiones entre Israel y los palestinos".
Para los no versados en la neolengua política, he aquí la traducción:
"Cuestiones actuales de seguridad" = el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
"Tensiones entre Israel y los palestinos" = la actual oleada de apuñalamientos, atropellos y tiroteos cometidos por palestinos que comenzó en octubre de 2015.
¿Que Jordania y la Autoridad Palestina están combatiendo contra el ISIS? ¡Menuda idea! ¿Que el monarca jordano, Abdalá II, y el presidente de la AP, Mahmud Abás, van a poner fin a las tensiones entre Israel y los palestinos? Pensemos en ello.
Kerry vuelve, pero nunca llama al pan pan. Las tensiones a las que se refiere de manera engañosa son apuñalamientos y atropellos. ¿Y cuál es el pan más grande al que evita referirse por su nombre? La nueva generación de palestinos adoctrinados para creer que Israel puede ser derrotado mediante ataques con cuchillos y coches.
Esta intifada no es más que una nueva fase dentro de un plan más amplio para humillar y destruir a Israel, plan que comenzó de forma oficial con la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en mayo de 1964. En aquel entonces no había asentamientos (no los hubo hasta después de la guerra de junio del 67), así que ¿qué era, exactamente, lo que pretendían liberar los palestinos?
El plan siguió adelante en junio de 1974, en la 12ª sesión del Consejo Nacional Palestino celebrada en El Cairo, con un "plan secuencial" que constaba de 10 puntos. Su artículo 2 instaba a la "lucha armada" (terrorismo) para establecer "una autoridad nacional combatiente e independiente" que estuviera "liberada" del control israelí.
Al contrario de la bazofia que sostienen los líderes palestinos, el actual conflicto no trata de "defender" ninguna mezquita de ser contaminada por los "sucios pies" de los judíos: se trata de poner de rodillas a Israel. Abás y otros cuantos más pretenden cosechar jugosos frutos políticos de esta intifada.
Por eso, en su reunión con Kerry, Abás dejó claro que pretende llevar a cabo acciones unilaterales para imponer una solución a Israel con ayuda de la comunidad internacional.
El rais también dijo a Kerry que pretende seguir adelante con sus intentos de lograr una resolución de Naciones Unidas que condene a Israel por la "construcción de asentamientos".
No importa que en los mapas palestinos todo Israel sea considerado un gran asentamiento.
Pero volvamos a Kerry. El término que emplea, tensiones, sugiere que hay dos bandos enzarzados en algún tipo de disputa que ha agravado una situación y ha empeorado las relaciones entre ambos, en vez de mostrar lo que realmente sucede: que los palestinos tratan abiertamente de suplantar a los israelíes, al Estado entero.
Así que el juego de la confusión prosigue. Sin duda, veremos más presiones sobre Israel para que haga concesiones que supuestamente reduzcan las tensiones.
O Kerry y sus amigos no se enteran de qué va la cosa o no quieren enterarse. Los palestinos están librando una guerra abierta contra Israel con el objetivo de hacer que los israelíes sufran hasta tal punto que supliquen a sus líderes que capitulen. Desde el punto de vista palestino, ese tipo de conducta sale muy a cuenta.
Para los palestinos es un tópico que los dos levantamientos anteriores, en 1987 y 2000, les aportaron grandes ganancias.
La primera intifada trajo consigo que Israel reconociera a la OLP como "única representante legítima de los palestinos", a lo que siguieron la firma de los Acuerdos de Oslo y la creación de la Autoridad Palestina.
Según los palestinos, la segunda intifada provocó la completa retirada israelí de la Franja de Gaza en el verano de 2005.
Y así llegamos a la más reciente oleada de atentados. Como suele decirse, "paso a paso".
A Kerry le gustaría que acabaran los atentados palestinos contra judíos israelíes; el único problema es que su hueca retórica tiene las mismas posibilidades de conseguirlo que las que tiene una bola de nieve en pleno verano en Oriente Medio.
Tampoco menospreciemos la habitual postura refractaria de los palestinos. En vísperas de la reunión entre Kerry y Abás, las autoridades palestinas dijeron que no esperaban que de las conversaciones dieran ningún fruto positivo "porque Estados Unidos sigue estando predispuesto a favor de Israel". Como siempre, la postura palestina es "o se hace a mi manera o no se hace".
Además, Kerry sueña si cree que el presidente Abás o el rey Abdalá son capaces de poner fin a los ataques contra israelíes. Ninguno de los dos tiene autoridad o credibilidad para ello. En cualquier caso, ellos y sus medios de comunicación están demasiado ocupados despotricando contra Israel como para poder hacer algo productivo al respecto.
De momento ninguno de los dos dirigentes árabes ha dicho ni media palabra que pueda ser remotamente interpretada por los suyos como "dejen de matar israelíes". En el mundo al revés de los palestinos, Israel es el responsable de los letales atentados. Al fin y al cabo, las falsas acusaciones que hablan de israelíes que "asaltan y profanan la mezquita de Al Aqsa y otros lugares sagrados del islam" son, como poco, provocadoras.
He aquí una idea novedosa: Kerry podría presionar a los dirigentes palestinos y jordanos para que pusieran fin a la incitación y al adoctrinamiento antiisraelíes. Ésa sí que sería una presión bien aplicada, y ni siquiera necesitaría financiación.
Se espera que el presidente Abás se convierta en socio en la lucha contra el ISIS y otros grupos radicales islamistas. Estupendo. Entonces, ¿por qué no se espera que deje de animar y loar a los jóvenes palestinos que atacan a judíos israelíes?
Cuando Kerry y los suyos por fin abran los ojos ante el hecho de que es precisamente esa incitación la que empuja a los palestinos en brazos del ISIS, de Hamás y de otros grupos terroristas puede que podamos albergar la esperanza de "aliviar las tensiones en la región".
Entretanto, Kerry vuelve a decir tonterías sobre la paz en Oriente Medio. Por desgracia, parece incapaz de llamar a las cosas por su nombre, sobre todo cuando la cosa en cuestión es la prevaricación palestina.