La semana pasada, Austria ordenó la expulsión del primer imán de origen extranjero cuando caduque su visado. La decisión se tomó al amparo de lo dispuesto en una nueva ley contra la radicalización aprobada por Austria hace un año en medio de una notable polémica. El principal objetivo de la ley es contrarrestar el extremismo exigiendo a los imanes que hablen alemán y prohibiendo la financiación extranjera de mezquitas, imanes y organizaciones musulmanas en Austria. También recalca que la ley australiana deberá prevalecer sobre la ley islámica de la sharia para los musulmanes que viven en el país.
"Queremos un futuro en el que cada vez más imanes que hayan crecido en Austria hablen alemán, y que puedan de ese modo servir como ejemplos positivos para los jóvenes musulmanes", dijo el ministro de Integración, Sebastian Kurz, que colaboró en el borrador de la ley. Se prevé que otros 65 imanes sean deportados en las próximas semanas después de haber sido informados de que no se renovarán sus visados. La decisión de deportar al imán extranjero ha sido –previsiblemente– declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional de Austria, que considera que la ley es discriminatoria porque sólo se dirige a los musulmanes.
En la misma línea, el gobierno belga reservó hace poco 3,3 millones de euros para poder pagar los sueldos de 80 nuevos imanes a fin de "ayudar a fomentar una forma de islam moderado europeo", informó el diario flamenco De Standaard la semana pasada. El ministro de Justicia, Koen Geens, dijo que el reconocimiento oficial de las mezquitas "forma parte de nuestra estrategia para promover una modalidad más integrada del islam", dirigida a contrarrestar la radicalización, el extremismo violento y el terrorismo. Y añadió: "El reconocimiento de una mezquita es una señal de un islam integrado. En la lucha contra la radicalización, es importante que los jóvenes no caigan en los brazos de las mezquitas radicales. Esto también nos proporciona más interlocutores."
El año pasado, Antwerpen reveló que un joven imán marroquí que había predicado en la mezquita "moderada" con reconocimiento oficial, el Domo de Borgerhout, se había ido a Siria con otros dos hombres para unirse a los yihadistas. Yusef El G. –el imán en cuestión– no había sido vigilado porque la mezquita se consideraba moderada. La policía dijo que su marcha les había sorprendido.
Estimular a los musulmanes hacia un islam moderado "europeo" es una vieja idea, pero no ha tenido éxito en la práctica en ninguna parte de Europa, y su naturaleza específica sigue estando apenas definida.
En Francia, se puso a prueba el concepto de un "islam francés" en 2003, cuando Nicolas Sarkozy, por entonces ministro de Interior, creó el Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) para ayudar a abordar cuestiones como la formación de los imanes, la construcción de mezquitas y regular las carnicerías halal. El propósito era fomentar una versión doméstica y liberal del islam. "Lo que debemos temer es el islam descontrolado, el islam de garaje, el islam de los sótanos, el islam clandestino. No el islam de las mezquitas abiertas a la luz del día", dijo Sarkozy en aquel momento.
El proyecto de un "islam francés" ha tenido un rotundo fracaso. Ya en 2011, un informe de 2.200 páginas, Banlieu de la Republique (Los suburbios de la República), encargado por el influyente think tank L'Institut Montaigne –dirigido por Gilles Kepel, conocido politólogo y especialista en el mundo musulmán– llegaba a la conclusión de que los inmigrantes musulmanes de Francia rechazaban cada vez más los valores y la identidad franceses, y que en su lugar se sumergían en el islam. El informe también advertía de que la ley islámica de la sharia estaba desplazando rápidamente a la ley civil francesa en muchas partes del París suburbano.
El informe explicaba cómo los líderes musulmanes en Francia, que promueven la marginalización social de los inmigrantes musulmanes con el fin de crear una sociedad paralela musulmana regida por la ley de la sharia, están agravando el problema. El informe describía la proliferación de mezquitas y salas de oración en los suburbios. Las orientaciones religiosas de las mezquitas ya se veían fuertemente influidas por el origen nacional del fundador o presidente de la mezquita en cuestión, es decir, ni mucho menos por un islam "francés", al margen de lo que ese concepto pueda realmente significar.
De hecho, según Reuters, sólo entre el 25 y el 30 por ciento de los imanes activos en Francia son ciudadanos franceses. Muchos no hablan francés y no conocen ni la ley ni las costumbres francesas. Según Abdelali Mamun, imán de Alfortville, justo a las afueras de París, de las 2.500 mezquitas que aproximadamente hay en Francia, 800 son marroquís, 600 argelinas y 400 tienen vínculos con Turquía. La Gran Mezquita de París, por ejemplo, fue asignada a una administración fiduciaria de Argelia por el gobierno francés en 1957. Desde 1982, Argelia ha sido la responsable de financiar la Gran Mezquita. Sólo entre el 30 y el 40 por ciento de las mezquitas en Francia son independientes, dice Mamun. Define "mezquitas independientes" como instituciones que buscan servir a todas las comunidades musulmanas, que no reciben patrocinio extranjero y que no tienen imanes importados y pagados desde el extranjero.
Sin embargo, Francia sigue manteniendo la idea de un islam francés "moderado". En marzo de 2015, tras los atentados terroristas contra la revista satírica Charlie Hebdo y la inquietud por la influencia de los imanes radicales extranjeros en Francia, el primer ministro francés, Manuel Valls, anunció que Francia financiaría el doble de cursos universitarios sobre el islam –de seis a doce–, para frenar la influencia de la financiación extranjera en la formación de los imanes franceses.
La Gran Mezquita de París fue asignada por el Gobierno francés al fideicomiso de Argelia en 1957. Desde 1982, Argelia es responsable de su financiación. (Imagen: Wikimedia Commons). |
Valls dijo que quería que más imanes y otras figuras religiosas, como los capellanes que asisten en las prisiones, formados en el extranjero se "sometan a más formación en Francia, que hablen francés con fluidez y que comprendan el concepto de secularismo", un pilar central de los valores republicanos franceses. "La única respuesta a los peligros a los que nos enfrentamos es la República francesa", dijo Valls. "Esto significa aceptar el Estado secular, mejorar la educación y las universidades, comprensión e inteligencia (...) Pero no habrá leyes, decretos o directivas del gobierno para definir el significado del islam", dijo Valls. "El Estado francés nunca intentará hacerse con el control de una religión".
Tras los atentados en París en noviembre de 2015, Anuar Kbibech, presidente del Consejo Francés para el Culto Musulmán, dijo que lucharía contra los extremistas creando una licencia para que los imanes puedan predicar, así como un nuevo organismo religioso para luchar contra la propaganda yihadista. El certificado se le daría a aquellos imanes que promuevan "un islam abierto y tolerante".
"Ha llegado el momento de pasar a la acción. Los musulmanes de Francia cumplirán con su parte", dijo Kbibech. En realidad, el momento de pasar a la acción terminó hace una década, en 2003, con la fundación del CFCM. A estas alturas, cualquier acción será demasiado poca y llegará demasiado tarde.
La pauta de "importar" imanes sin conocimiento de las lenguas y costumbres locales europeas es la misma en toda Europa. Qatar y Arabia Saudí, donde la modalidad de islam oficial es el wahabismo, son los principales financiadores de las mezquitas en Europa. Qatar ha financiado mezquitas en Francia, Italia, Irlanda y España, entre otros lugares, difundiendo así el wahabismo en todo el continente. El wahabismo es una versión del islam suní que desalienta la integración musulmana en Occidente, pero alienta activamente la yihad contra los no musulmanes. El exemir de Qatar, el jeque Hamad bin Jalifa al Zani, juró hace unos años no "escatimar esfuerzos" para difundir las enseñanzas fundamentalistas del islam wahabí por "todo el mundo".
En octubre de 2014, el general Jonathan Shaw, excomandante de las fuerzas británicas en Irak, y que se jubiló como jefe adjunto del Estado Mayor en 2012, declaró al Telegraph que Qatar y Arabia Saudí estaban entre los principales responsables del auge del islam extremista que inspira a los terroristas del Estado Islámico financiando la difusión global del islam radical. "El problema de fondo es que esos dos países son los únicos dos países del mundo donde el salafismo wahabí es la religión oficial, y el ISIS es una expresión violenta del salafismo wahabí", dijo el general Shaw.
En diciembre de 2015, el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel dijo que el régimen saudí está financiando mezquitas y comunidades extremistas que suponen un peligro contra la seguridad pública. "Tenemos que dejar claro a los saudís que se ha acabado mirar hacia otro lado (...) Las mezquitas wahabís de todo el mundo están financiadas por Arabia Saudí. Muchos islamistas que son una amenaza para la seguridad pública provienen de estas comunidades en Alemania", dijo el vicecanciller. Además de las mezquitas que ya se han construido, Arabia Saudí ofreció construir 200 mezquitas más para servir a la migración masiva de musulmanes en Alemania, una para cada 100 migrantes y refugiados que están entrando en el país.
La pregunta que surge invariablemente es si los gobiernos europeos creen de verdad en la posibilidad de un "islam europeo" moderado, vistos los fracasos en los intentos de propiciar tal concepto, aún apenas definido, con los que nos hemos encontrado hasta ahora.
Considerar la masiva radicalización musulmana a la que se enfrenta el continente, en su mayoría originado en su interior –el director de la Europol dijo la semana pasada que la amenaza terrorista en Europa está en su nivel más alto en más de una década–, intentando promover un vago concepto de islam europeo "moderado" es, a estas alturas, como intentar contener una marea con una tirita.
En algunos países europeos, los conceptos más básicos sobre cómo funciona la radicalización islámica no los comprenden, al parecer, ni siquiera las autoridades judiciales pertinentes. La fiscal del Estado de Dinamarca decidió hace poco que el imán Haj Saeed no sea procesado por sus declaraciones en un sermón en el que incitaba a los musulmanes a declarar la guerra contra los judíos, y en el que dijo que la civilización "infiel" de Occidente ha llevado a los no musulmanes a "un abismo de carencia y corrupción y que les ha reducido como seres humanos al nivel de los animales." Saeed incitó a la guerra contra los judíos —en una mezquita vinculada al Partido de la Liberación de Copenhague, el 13 de febrero de 2015— en el mismo sermón al que acudió el terrorista Omar Abdel Hamid El Huseini la víspera del día en que asesinó a dos personas en distintos atentados contra una sinagoga y una cafetería.
La fiscal del Estado danesa escribe en su dictamen que las declaraciones del imán
...eran parte de un sermón sobre el diálogo entre credos. Estimo que las declaraciones que se referían a la guerra contra los judíos deben entenderse en ese contexto y como referencia histórica a la reacción del profeta Mahoma sobre una situación histórica concreta. Por lo tanto, no debe asumirse que fuese una incitación directa a atacar a los judíos. Por lo tanto, no considero que haya suficiente evidencia para encontrar al imán culpable de infringir la sección 266b y no considero que una nueva investigación aporte dicha evidencia.
El sermón había sido organizado por el Partido de la Liberación, una organización radical que trabaja por el restablecimiento del califato, y no por el "diálogo entre credos".
Cuando se comenzó a investigar a Haj Saeed en marzo de 2015, después de que un ciudadano danés anónimo presentase una denuncia, el Partido de la Liberación les dijo a los periodistas daneses que la denuncia contra el imán carecía de fundamento: "El sermón se refería a un contexto histórico y se ha sacado de contexto (...) No incitaba a la violencia o al asesinato. Sólo se refería a un acontecimiento histórico." Obviamente, la "explicación" del Partido de la Liberación acabó siendo exactamente lo que la fiscal del Estado decidió finalmente.
Resulta significativo que varios gobiernos europeos hayan acabado dándose cuenta de que la financiación extranjera de las mezquitas e imanes locales sea contraproducente para la seguridad de sus Estados, y que es fundamental que esta financiación y formación extranjeras de los imanes extranjeros cese. Sin embargo, si nos basamos en experiencias anteriores, la esperanza de fomentar un "islam europeo" es una idea vana y bastante utopista. En Bélgica, la existencia de una "mezquita belga" con reconocimiento oficial no ha frenado al imán "moderado" en cuestión para viajar a Siria para unirse allí a los yihadistas.