El acuerdo nuclear con Irán, del que se cumple ahora el primer aniversario, no parece haber tenido un efecto balsámico sobre Oriente Medio. De hecho, los iraníes parecen estar intensificando su implicación en el conflicto palestino-israelí en general y en los asuntos internos palestinos en particular.
Dicha intervención es una extensión del afán de Irán por extender su influjo en los países árabes e islámicos, incluidos Irak, el Yemen, Siria, el Líbano y varios Estados del Golfo. El acuerdo nuclear entre Teherán y las potencias mundiales no ha impedido a los iraníes proseguir con su plan global para exportar su revolución islámica. Al contrario, la percepción general entre los árabes y los musulmanes es que, tras el acuerdo nuclear, Irán ha intensificado sus esfuerzos para expandir su influencia.
La presencia directa e indirecta de Irán en Irak, Siria, el Yemen y el Líbano ha merecido cierta atención internacional, pero sus acciones en el ámbito palestino siguen siendo ignoradas por el resto del mundo.
Que Irán procura ayuda económica y militar a grupos palestinos como Hamás y la Yihad Islámica nunca ha sido un secreto. De hecho, tanto los grupos radicales iraníes como los palestinos se han jactado de esas relaciones. Irán destina dinero a esos grupos porque comparten su deseo de eliminar a Israel y sustituirlo con un imperio islámico. Como Hezbolá en el Líbano y los huzis en el Yemen, Hamás y la Yihad Islámica accedieron a hacer de representantes de Teherán y de excitadores del conflicto israelo-palestino.
Pero las marionetas deben seguir siendo marionetas. Irán se disgusta mucho cuando sus títeres no actúan de acuerdo con sus normas. Eso es precisamente lo que ha ocurrido con Hamás y con la Yihad Islámica.
Irán ha financiado a Hamás y la Yihad Islámica porque comparten su deseo de eliminar Israel y sustituirlo con un imperio islámico. Las relaciones entre Irán y Hamás colapsaron hace unos años, cuando los líderes de Hamás se negaron a apoyar al dictador sirio, Bashar al Asad, apoyado por Irán. En la imagen, el líder de Hamás Jaled Meshal (izquierda), con el 'líder supremo' de Irán, Alí Jamenei, en 2010. (Imagen: Oficina del Líder Supremo). |
Las relaciones entre Irán y Hamás colapsaron hace unos años por la crisis siria. Desafiando a sus amos en Teherán, los líderes de Hamás se negaron a declarar su apoyo al dictador Bashar al Asad, respaldado por la República Islámica. Desde entonces, las cosas entre Irán y Hamás han ido bastante mal.
En un primer momento, el régimen de Asad cerró las oficinas de Hamás en Damasco. Después, Asad expulsó a los líderes de Hamás de Siria. Luego, Irán suspendió la ayuda económica y militar a Hamás, agravando más la crisis financiera que afronta el movimiento islamista con base en Gaza.
La Yihad Islámica fue la siguiente. Los mulás iraníes se despertaron una mañana y se dieron cuenta de que los líderes de la Yihad Islámica habían sido algo desleales. Varios de ellos fueron sorprendidos coqueteando con algunos rivales suníes de Irán en Arabia Saudí y otros países del Golfo. Y lo que es peor, los iraníes descubrieron que la Yihad Islámica estaba trabajando estrechamente con sus antiguos aliados en la Franja de Gaza, Hamás.
Irán tenía muchas esperanzas puestas en la Yihad Islámica para que reemplazara a Hamás como su principal representante en el ámbito palestino. Pero hete aquí que los líderes y activistas de la Yihad Islámica estaban trabajando con Hamás, ignorando totalmente a papá Irán.
Los mulás no perdieron demasiado el tiempo. Indignados por la supuesta deslealtad de la Yihad Islámica, Irán creó su propio grupo terrorista en Gaza: Al Sabirín (Los Pacientes). Este grupo, que consta de varios cientos de exmiembros de Hamás y la Yihad Islámica, se concibió para reemplazar a la Yihad Islámica, al igual que la Yihad Islámica iba a reemplazar a Hamás en la Franja, según los planes de Irán.
Quién lo iba a decir: es difícil que salgan bien las cosas con Irán. Al Sabirín tampoco ha satisfecho a sus amos de Teherán y no está dando resultados. Fuentes palestinas en Gaza dicen que Irán se ha dado cuenta de que la inversión en Al Sabirín no ha merecido la pena porque el grupo no ha sido capaz de hacer nada "radical" en los últimos dos años. Con "radical", las fuentes se refieren a que Al Sabirín no ha emergido como serio contrincante de la Yihad Islámica y Hamás, ni ha logrado matar a los suficientes israelíes.
Así que Irán ha regresado a su antigua aliada, la Yihad Islámica.
Por ahora, Irán no está del todo preparada para lograr que Hamás vuelva bajo sus alas. Hamás es, para los iraníes, un movimiento "traicionero", debido a sus periódicas treguas con Israel. Los líderes iraníes quieren ver a Hamás matando judíos a diario, sin tregua alguna. Irónicamente, Hamás se ha vuelto demasiado moderada para los líderes iraníes porque no está haciendo lo suficiente para expulsar a los judíos de la región.
Eso deja a Irán con la Yihad Islámica.
En un movimiento por sorpresa, los iraníes recibieron esta semana al líder de la Yihad Islámica Ramadán Shalah y a otros altos cargos de su organización, en una apuesta renovada por que la Yihad recupere su papel como principal títere de Teherán en la Franja. Agentes de la Yihad Islámica dijeron que la visita había dado lugar a la reanudación de la ayuda económica iraní a su organización, tan falta de liquidez. Como consecuencia de la ruptura entre la Yihad e Irán, se dice que los iraníes han recortado su ayuda económica a la organización terrorista palestina en cerca de un 90%.
Algunos palestinos, como el analista político Hamadeh Faraneh, ven el acercamiento entre Irán y la Yihad Islámica como una respuesta a la mejora en las relaciones entre Hamás y Turquía. A los iraníes, sostiene, no les han sentado bien las recientes informaciones que sugieren que Turquía ha estado actuando como mediador entre Hamás e Israel.
Otros palestinos creen que el verdadero objetivo de Irán es unir a la Yihad Islámica y a Al Sabirín para que puedan convertirse en una alternativa real y viable a Hamás en Gaza.
Al margen de cuáles sean las intenciones de Irán, una cosa está clara: los iraníes se están aprovechando del acuerdo nuclear para avanzar en sus intentos de aumentar su influencia sobre algunos países árabes e islámicos. Irán también está demostrando que sigue muy dispuesta a desempeñar un papel en el conflicto israelí-palestino; un papel que envalentona a los grupos radicales que buscan la destrucción de Israel y que comparten los mismos principios que el grupo terrorista Estado Islámico.
El reciente cortejo de Irán a la Yihad Islámica es un nuevo intento por parte de los mulás de profundizar su infiltración en tierra palestina financiando y armando a cualquier grupo terrorista que luche por aplastar a Israel. Por ahora, parece que los planes de Hamás están funcionando, gracias en gran parte a la apatía de la comunidad internacional, donde muchos creen que Irán se ha vuelto inofensiva por el acuerdo nuclear.
Pero tal vez más líderes de grupos terroristas palestinos hagan pronto el peregrinaje a sus amos en Teherán. Si esto sigue así, los propios iraníes convertirán pronto en marioneta a cualquier Estado palestino que se cree en la región. Su misión última, al fin y al cabo, es utilizar ese Estado como plataforma de lanzamiento para destruir Israel. Y los iraníes están preparados para financiar y armar a cualquier grupo palestino dispuesto a ayudarles a lograr ese objetivo.