La Administración Obama ha intensificado una política que abandona a los cristianos de Oriente Medio, y a la vez deja a los estadounidenses expuestos a la yihad.
El año pasado se reveló que el 97 por ciento de los refugiados sirios que fueron aceptados en Estados Unidos eran musulmanes suníes –la secta islámica a la que pertenece el Estado Islámico–, mientras que menos del 0,5 por ciento eran cristianos.
Esta disparidad se ha agravado desde entonces. Entre el 1 y el 23 de mayo, fueron recibidos 499 refugiados sirios en Estados Unidos, una cifra que excede el número total de refugiados admitidos en los últimos tres años. Entre ellos no había ningún cristiano; el 99 por ciento eran suníes (y el uno por ciento restante se inscribió simplemente como "musulmán").
Estas cifras son inquietantes.
Para empezar, desde un punto de vista estrictamente humanitario –y las razones humanitarias son las principales que se mencionan al aceptar refugiados–, los cristianos deberían tener prioridad por la simple razón de que están entre los grupos más perseguidos en Oriente Medio. Junto a los yazidíes, los cristianos están siendo víctimas de genocidio a manos del ISIS, como ha determinado recientemente el Departamento de Estado. El Estado Islámico ha obligado constantemente a los cristianos a elegir entre renunciar a Cristo y morir; los ha esclavizado y violado, y ha profanado o destruido más de 400 de sus iglesias.
Como dijo el senador de Arkansas, Tom Cotton, el pasado marzo: "Sin duda, los sirios de cualquier confesión religiosa están siendo víctimas de esta guerra salvaje y se están enfrentando a un sufrimiento inimaginable. Pero solo los cristianos y otras minorías religiosas son blancos deliberados de la persecución sistemática y el genocidio".
Los musulmanes suníes no están siendo masacrados, decapitados y violados por negarse a renunciar a su fe; no les están incendiando sus mezquitas, ni están siendo encarcelados o ejecutados por apostasía, blasfemia o proselitismo. Al contrario: suníes no asociados al ISIS son responsables de decenas de atrocidades contra las minorías cristianas cada mes y en todo el mundo islámico[1].
Como era de prever, muchos suníes que están entrando en Estados Unidos y Europa –entre ellos los terroristas que asesinaron a 120 personas en París, a 32 en Bruselas y a 12 en California– comparten el mismo odio legitimado por el sunismo y su oposición a los "infieles" no musulmanes. El director de la Inteligencia Nacional, James Clapper, reconoce que el ISIS "se está aprovechando del aluvión de migrantes para infiltrar operativos en ese flujo".
Aun si tuviésemos que operar bajo el supuesto de que todos los sirios, al margen de su religión, deberían poder acceder al estatus de refugiado, la simple demografía de Siria evidencia el sesgo prosuní y anticristiano de la actual política de Obama sobre los refugiados: los cristianos suponen el 10 por ciento de la población total de Siria, y sin embargo suponen menos del 0,5 por ciento de los refugiados aceptados en Estados Unidos. Los musulmanes suníes representan el 74 por ciento de la población de Siria, pero el 99 por ciento de ellos son aceptados en Estados Unidos. Dicho de otro modo, se le debería conceder el estatus de refugiado a veinte veces más cristianos y cerca de un cuarto menos de suníes de cuantos se han venido aceptando.
Por último, la excusa que han dado quienes defienden esta disparidad suena totalmente falsa: según la agencia para refugiados de la ONU, ACNUR, los cristianos y otras minorías "temen que su registro les genere represalias de otros refugiados". Así que supuestamente no se registran y se quedan fuera del proceso. Sin embargo, como revelan periódicamente los informes, quienes son mayoría en los campos de refugiados –los suníes– están persiguiendo a los cristianos que se encuentran entre ellos, y a veces matándolos. Cuando cruzaban el Mediterráneo desde Libia hacia Sicilia, unos "refugiados" musulmanes gritaron "¡Allahu Akbar!" ["¡Alá es el más grande!"] mientras tiraban hasta 53 cristianos por la borda.
Migrantes llegan en bote a Italia procedentes de Libia. (Imagen: Wikimedia Commons/Vito Manzari). |
Aunque la ONU y EEUU saben que los refugiados suníes están aterrorizando a los cristianos en sus campos, están abandonando a las verdaderas víctimas que merecen asilo en Occidente, mientras que aceptan "humanitariamente" a quienes los persiguen.
La Iglesia Católica y varias de las principales confesiones protestantes son igualmente culpables. Hace poco: "Los refugiados cristianos [fueron] 'abandonados' por el papa [Francisco]; les prometió llevarlos a Italia, pero después solo se llevó a los musulmanes".
Esa hipocresía ha sido plenamente exhibida desde que surgió hace poco el problema de que EEUU aceptara refugiados de Oriente Medio. Hace meses, Barack Obama –que fue criado como musulmán suní– tildó la propuesta de dar preferencia a las minorías cristianas de "vergonzosa". "Eso no es americano. Nosotros no somos eso. Nuestra compasión no se somete a pruebas religiosas", dijo con altanería.
Hoy, sin embargo, las estadísticas dejan claro por sí solas que hay un evidente sesgo[2] en el programa de refugiados: favorece a los más propensos a cometer actos terroristas en Estados Unidos mientras ignora a quienes padecen el genocidio. Son las políticas sobre refugiados de la Administración Obama las que son "vergonzosas", "no americanas" y que no representan "lo que somos".
Raymond Ibrahim: Especialista en el Medio Oriente y el mundo islámico. Miembro del Middle East Forum y del David Horowitz Freedom Center. Autor de Crucified again: Exposing Islam's new war on Christians.
[1] Antes incluso de que se fundara el nuevo "califato" del ISIS, los cristianos eran y siguen siendo objetivo de los musulmanes –de turbas musulmanas, de individuos musulmanes, de regímenes musulmanes y de terroristas musulmanes; de países musulmanes de todas las razas (árabe, africana, asiática, etc.)– y por la misma razón: los cristianos son el infiel número uno. Ver Crucified Again: Exposing Islam's New War on Christians para leer cientos de anécdotas previas al auge del ISIS, así como de las doctrinas musulmanas que generaron tales odio y desprecio a esos cristianos que son especialmente merecedores del estatus de refugiados.
[2] Estas recientes revelaciones del sesgo promusulmán y anticristiano de las políticas de la Administración Obama se ajustan a un patrón establecido de prejuicios religiosos en su Administración. Algunos ejemplos:
- Mientras que invita a infinidad de representantes musulmanes, el Departamento de Estado tiene la costumbre de negarle el visado a representantes cristianos que están solos.
- Cuando un puñado de cristianos iraquíes perseguidos cruzaron la frontera de EEUU, fueron metidos en la cárcel durante varios meses y después devueltos a la guarida del león.
- Cuando el gobierno nigeriano lanzó una fuerte ofensiva contra Boko Haram, matando a algunos de sus terroristas yihadistas, el secretario de Estado, John Kerry, apeló a los "derechos humanos" de los yihadistas, que habitualmente asesinan y violan a cristianos e incendian sus iglesias. Más recientemente, Kerry "urgió a Tayikistán a no excederse en su mano dura con el islam".
- Cuando los cristianos coptos perseguidos planearon unirse a la revolución de 2013 contra los Hermanos Musulmanes en Egipto, EEUU se negó.
- Cuando los cristianos iraquíes y sirios perseguidos pidieron armas para unirse a la oposición que combate el ISIS, Washington se negó.