Las acusaciones de Donald Trump contra el ilegítimo mandatario venezolano Nicolás Maduro incluyen la facilitación del tráfico de drogas ilegales hacia Estados Unidos. La líder de la oposición democrática local, la Nobel de la Paz María Corina Machado, ha acusado a Maduro de ser jefe de una organización criminal de narcotraficantes llamada Cartel de los Soles. Fuerzas militares estadounidenses han destruido varias lanchas rápidas cargadas de cocaína y otras drogas ilegales que salían de puertos venezolanos.
Quizá más significativo para los intereses estratégicos de EEUU sea la cooperación de Maduro con una alianza antiamericana de autocracias, entre ellas Rusia, Cuba, China y Irán. Washington ha desplegado aviones militares y una flota de 22 buques de guerra en la zona, a lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha respondido "señalando su disposición a suministrar a Venezuela misiles hipersónicos avanzados, incluido el Oreshnik, con capacidad nuclear".
El régimen de Caracas también habría ayudado a armar a una facción del grupo terrorista marxista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en su campaña de décadas para derrocar al Gobierno de Colombia. El régimen también tiene supuestamente vínculos con organizaciones de narcotráfico de Hezbolá, que tienen células en Venezuela y Colombia.
El régimen de Irán, tanto antes como después de una serie de visitas a Venezuela, le entregó drones militares, permitiéndole así amenazar a sus vecinos, incluidos Guyana, Trinidad y Colombia, y hasta Estados Unidos. Asesores militares iraníes y rusos han dirigido ejercicios militares en tierra y en los mares adyacentes a Venezuela. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) ha entregado varias lanchas de ataque con misiles de alta velocidad a su socio caribeño.
Teherán y Caracas también establecieron hace tiempo un puente aéreo. Los vuelos, tripulados por iraníes, permiten a ambos países mantener en secreto el transporte global de armas y operativos terroristas. En 2022, aviones vinculados a la IRGC realizaron varias misiones en las que viajaban únicamente ciudadanos iraníes y venezolanos. Un avión era un Boeing 747 de propiedad iraní sin carga a bordo.
Durante la visita de Maduro a Irán en 2022, ambos países firmaron un tratado de cooperación, que abarca acuerdos en ciencia y tecnología, así como en agricultura, comunicaciones, cultura y turismo. El régimen venezolano ha sido tan acogedor con los agentes de inteligencia iraníes que parte de la red latinoamericana de Hezbolá, establecida desde hace tiempo en el nexo trifronterizo de Brasil, Argentina y Paraguay, se ha visto superada por las actividades de la misma organización terrorista en la isla venezolana de Margarita.
La concesión de tierras venezolanas a Irán se destinaría supuestamente a cultivos básicos como el maíz y la soja, lo que permitiría a los iraníes, que carece de agua, alimentar mejor a su población, ahora sumida en una sequía aplastante. Sin embargo, el uso que el régimen de los ayatolás hace actualmente de Venezuela (aquí, aquí y aquí), combinado con el IRGC, plantea la posibilidad de que Irán y sus peones terroristas, como Hezbolá y Hamás, estén usando aquel vasto terreno para operaciones militares y terroristas.
La alianza de Irán con Venezuela proporciona a Teherán oportunidades para atacar los intereses estadounidenses en América Latina y hasta el sur de Estados Unidos. Más de 1.500 iraníes intentaron cruzar la frontera sur bajo la Administración Biden. De ellos, 700 fueron liberados en Estados Unidos. No está claro si estos extranjeros ilegales estarían dirigiendo células terroristas iraníes en suelo americano, si se les habrían encargado la ejecución de operaciones de inteligencia o de apoyo al terrorismo.
Los vínculos de Maduro con las agencias de inteligencia iraníes están, además, siendo utilizados para ejecutar operaciones dentro de EEUU. Terroristas iraníes planearon secuestrar a la activista contra el régimen islámico Masih Alinejad en su casa de Brooklyn, y transportarla en lancha rápida a Venezuela.
La red iraní de Hezbolá en América Latina parece estar apoyando al régimen de Maduro en un plan de petróleo por oro.
El papel de La Habana en Venezuela es aún más invasivo que el de Irán. Fuentes estadounidenses relatan que hay unos 15.000 cubanos en Venezuela. Algunos son oficiales de contrainteligencia, cuyo trabajo es purgar a cualquier militar venezolano de lealtad sospechosa hacia el régimen. Los guardaespaldas personales de Maduro también son en su mayoría cubanos, según una fuente. Venezuela aloja supuestamente tropas de infantería cubanas comandadas por dos generales cubanos. El Gobierno insular también le ha enviado médicos, profesores, enfermeras e ingenieros. Se supone que estos cubanos están ayudando a llenar el vacío dejado por los profesionales de clase media venezolanos que huyeron al extranjero.
El papel de Rusia para ayudar a apuntalar el régimen de Maduro incluye la venta de armas, ejercicios conjuntos del Ejército y la Fuerza Aérea, visitas de buques de guerra de la Armada rusa, y la presencia de asesores de defensa rusos en Venezuela. A cambio, Rusia recibe petróleo venezolano a precios inferiores a los del mercado.
China ha concedido préstamos a Venezuela por un valor estimado de 60.000 millones de dólares. Las inversiones de Pekín están vinculadas en gran medida a la industria petrolera del país. Parte de la deuda venezolana se paga con entregas de petróleo. A medida que otros sectores de la economía venezolana sigan decayendo, el Gobierno de Maduro podría verse obligado a pagar sus deudas transfiriendo más activos soberanos de su país.
Más de 50 países del mundo libre consideran ilegítimo el régimen de Maduro. Esta opinión también parece ser compartida por millones de venezolanos, cerca de ocho millones de los cuales han huido de la opresión política y el colapso económico.
El principal argumento detrás de la ilegitimidad de Maduro es la visión de que las elecciones presidenciales de Venezuela fueron fraudulentas. Las protestas de la oposición no han logrado desalojar al régimen socialista, que hasta ahora ha sido sostenido por préstamos chinos, armas rusas y tropas cubanas. El pueblo venezolano, privado de sus derechos y desarmado, ha sido, además, intimidado hasta la sumisión por bandas de izquierdistas revolucionarios patrocinadas por el régimen, denominadas "colectivos".
La injerencia masiva de adversarios estadounidenses en los asuntos de Venezuela debería despertar preocupación por las democracias del continente. Y por la actual independencia de Caracas: los estados democráticos americanos y latinoamericanos deben vigilar hasta qué punto la soberanía venezolana ya ha sido entregada a los enemigos autoritarios de la libertad. Los vínculos de Venezuela con sus aliados autoritarios deben ser cortados por la fuerza si es necesario, tanto para proteger los intereses estadounidenses como para preservar la Doctrina Monroe.
La Administración Trump parece esperar que sus actuales sanciones a Venezuela sean lo suficientemente duras como para que los partidarios de Maduro lo derroquen, sin tener que involucrarse militarmente. Trump sugirió recientemente la posibilidad de una invasión terrestre, sobre la que no sonó demasiado entusiasmado. Sin embargo, si no se hace nada, Maduro continuará destrozando el país, antes rico, mientras su pueblo sigue en la miseria.
El Dr. Lawrence A. Franklin fue el responsable de Irán para el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld. También sirvió en activo en el Ejército y como coronel en la Reserva de las Fuerzas Aéreas.
