La canciller alemana Angela Merkel ha rechazado las críticas a su decisión de permitir que más de un millón de migrantes musulmanes entraran en Alemania el año pasado.
En su rueda de prensa de cada verano, celebrada el 28 de julio en Berlín, una desafiante Angela Merkel ignoró las críticas a su política sobre refugiados e insistió en que no iba a cambiar de posición sobre las puertas abiertas a la migración. También dijo que no es responsable de la reciente avalancha de ataques violentos en Alemania.
Alemania ha sido sacudida por un ataque con hacha en un tren en Würzburg, un tiroteo masivo en Múnich, un ataque con machete en Reutlingen y un atentado suicida en Ansbach: todo en una semana.
Los ataques, que dejaron 13 muertos, fueron todos perpetrados por musulmanes: tres de los atentados los cometieron solicitantes de asilo y uno, un alemán-iraní que odiaba a los árabes y los turcos.
Merkel, que interrumpió sus vacaciones estivales para asistir a la rueda de prensa de 90 minutos, postergada un mes, reiteró su credo: "¡Podemos hacerlo!" ("Wir schaffen das!"). Ha repetido esa frase una y otra vez desde que estalló la crisis de los refugiados en Alemania el 4 de septiembre de 2015, cuando abrió las fronteras a decenas de miles de migrantes varados en Hungría. Dijo:
Decidimos cumplir con nuestras obligaciones humanitarias. No dije que fuese a ser fácil. Lo que dije entonces, y lo vuelvo a decir ahora, es que podemos lograr esta tarea histórica –y esta es una prueba histórica en la era de la globalización–; al igual que hemos logrado tantas cosas, podemos hacerlo. Alemania es un país fuerte".
Merkel dijo que el objetivo de los yihadistas era "romper nuestra unidad y debilitar nuestro estilo de vida. Quieren impedir nuestra voluntad de acogida. Quieren sembrar el odio y el miedo entre las culturas y también entre las religiones".
La canciller dijo que es consciente de que los alemanes están preocupados por su seguridad personal: "Estamos haciendo todo lo humanamente posible para garantizar la seguridad en Alemania", dijo, pero apostilló: "La ansiedad y el miedo no pueden guiar nuestras decisiones políticas".
Merkel también esbozó un plan de nueve puntos para reforzar la seguridad en Alemania: 1) Un sistema de alertas tempranas para detectar la radicalización entre los migrantes; 2) contratar a más personal en las agencias de inteligencia alemanas; 3) una oficina de tecnologías de la información para rastrear las comunicaciones entre yihadistas en internet; 4) ejercicios conjuntos periódicos con la policía y el ejército para ensayar medidas antiterroristas; 5) ampliar la investigación sobre el terrorismo islámico y la radicalización; 6) mejorar la cooperación europea para compartir información; 7) restringir la venta de armas en internet; 8) un registro nacional para hacer un seguimiento de las personas que entran y salen del país; y 9) facilitar la deportación de los solicitantes de asilo que incumplan la ley.
Merkel terminó negándose a ceder ni un milímetro: "Para mí, está claro: nos mantenemos en nuestros principios. Ofreceremos refugio y protección a quienes son perseguidos por motivos políticos, como establece la Convención de Ginebra". Añadió: "No puedo prometerles que nunca volvamos a tener que aceptar a otra ola masiva de refugiados".
Merkel ha sido cada vez más criticada por su gestión de la crisis de la migración. El partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) afirmó:
En vista del cúmulo de graves incidentes, AfD insta al Gobierno a que cumpla urgentemente con su deber y estabilice las condiciones de seguridad en Alemania mediante unos controles fronterizos eficaces. Será necesario aplicar otras medidas, como la inmediata y sistemática deportación de los delincuentes.
El periódico Bayernkurier, dirigido por la Unión Social Cristiana (CSU), el partido bávaro hermanado con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel, escribió:
No sólo las políticas de Angela Merkel han sido un paquete de incentivos para los populistas de extrema derecha; los riesgos para la seguridad que ha creado la canciller con sus fronteras abiertas también son meridianamente claros.
El periódico Die Welt dijo que el hecho de que Merkel repitiera las palabras "¡Podemos hacerlo!" suponía una "provocación", y criticó su plan de nueve puntos por su "imprecisión". En un mordaz ataque, el editor de política del periódico, Thomas Vitzthum, escribió:
Angela Merkel mantiene íntegramente su posición. Defiende sus medidas del año pasado. No se escuchará ninguna admisión de errores. Ni nadie debería esperar tampoco un futuro arrepentimiento. La canciller sigue fiel a su actual rumbo de acción. Ahora no es el momento de discutir qué nuevas medidas adicionales deberían tomarse, dice. Una de las frases clásicas de Merkel es: "Debe hacerse un análisis a fondo".
En un editorial, el periódico de tendencia derechista Junge Freiheit escribió que a Merkel no le importan las consecuencias de sus políticas:
¿El país está dividido, y sus ciudadanos gravemente inseguros? "¡Podemos hacerlo!" ¿Agresiones sexuales en piscinas y festivales? "¡Podemos hacerlo!" ¿Atentados islamistas en Alemania? "¡Podemos hacerlo!" ¿Crece la frustración y la apatía política en la población? "¡Podemos hacerlo!" [...]
Pero ¿a quién se refiere con "nosotros"? Merkel no dice ni una palabra. Ni una palabra sobre las mujeres que son víctimas de agresiones sexuales en Colonia y otras partes; víctimas a manos de aquellos que Merkel ha traído al país con su política de fronteras abiertas y su cara amable. [...]
Ni una palabra sobre los ciudadanos que durante un año han tenido que enfrentarse a las consecuencias del embate del asilo. Ni una palabra de las comunidades locales que no pueden afrontar el coste y la carga de acomodar a los solicitantes de asilo. Ni una palabra sobre la policía, que ha llegado a su límite gracias a una inmigración descontrolada. Ni una palabra de los bancos de alimentos que tienen que racionar la distribución de comida a causa de las disputas. Ni una palabra sobre la fractura en la sociedad que ha causado la política de refugiados de Merkel; que han dividido no sólo a un país, sino también a familias y grupos de amigos. Ni una palabra acerca de que sus decisiones han reducido la influencia de Alemania en Europa.
El periódico Bild escribió:
Las cosas sólo podrán ir bien si se resuelven los problemas. En concreto, uno de los principales problemas son las deportaciones de solicitantes a los que se les ha denegado el asilo. Durante meses, el Gobierno ha prometido agilizar las repatriaciones, pero se ha avanzado muy poco. Y en cuanto al plan de nueve puntos para combatir el terrorismo: ¡queremos ver actos, en vez de palabras y esperar! Porque en realidad, el próximo verano, los alemanes juzgarán a Merkel por sus actos.
Una reciente encuesta reveló que dos tercios de los alemanes están en contra de una cuarta legislatura de Merkel. Sólo el 36 % de los encuestados dijo que quería que Merkel y su partido, la CDU, lideraran el Gobierno tras las elecciones federales de 2017.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.