La canciller alemana, Angela Merkel, sufrió un fuerte batacazo el 4 de septiembre, cuando Alternativa para Alemania (AfD), partido contrario a la inmigración, sacó más votos que su Unión Demócrata Cristiana (CDU) en las elecciones de su estado, Mecklemburgo-Pomerania.
Con el 20,8 % de los votos, AfD quedó en segundo lugar, por detrás del centroizquierdista Partido Socialdemócrata (SPD), que obtuvo el 30,6 % de los votos. La CDU de Merkel quedó en tercer lugar, con el 19 % de los votos, el peor resultado de su historia en Meck-Pomm, como se le llama de manera abreviada.
Las elecciones de Meck-Pomm se veían en gran medida como un referéndum sobre la política migratoria de puertas abiertas de Merkel y su decisión de permitir que entrara un millón de migrantes más, provenientes de África, Asia y Oriente Medio, en Alemania en 2015. El flujo de migrantes ha dado lugar a un notable aumento en la tasa delictiva del país. La creciente sensación de inseguridad se ha visto exacerbada por una serie de ataques este verano a manos de migrantes musulmanes, en los que diez personas perdieron la vida y decenas más resultaron heridas.
La debacle de la CDU en Meck-Pomm arroja dos conclusiones principales: 1) Las esperanzas de Merkel de ganar –o incluso de presentarse– en las elecciones generales de 2017 son ahora inciertas; y 2) AfD es una fuerza con la que habrá que contar en la política alemana. Ya no se la puede descartar como simple "partido marginal".
Varios observadores de todo el espectro político parecen coincidir en que las elecciones de Meck-Pomm marcan un punto de inflexión para Merkel, al frente de la CDU desde el año 2000 y canciller desde 2005. Algunos dicen que su carrera política podría en efecto acabarse si la CDU sufre un fuerte trasvase de votos hacia AfD en las elecciones estatales que se celebrarán en Berlín el 18 de septiembre.
"Ha sido un día funesto para Merkel", dijo Thomas Jaeger, politólogo de la Universidad de Colonia. "Todo el mundo sabe que ha perdido estas elecciones. Su distrito electoral está allí, hizo campaña allí, y los refugiados son su tema".
El secretario general de la CDU, Peter Tauber, coincide: "Los fuertes resultados de AfD son muy amargos para todos en nuestro partido. Un considerable número de personas quiso expresar su descontento y protestar. Y eso lo hemos visto especialmente en los debates sobre los refugiados".
La líder de AfD, Frauke Petry, dijo: "Esto es una bofetada para Merkel, no sólo en Berlín, sino en su propio estado. Los votantes se han expresado claramente en contra de las desastrosas políticas migratorias de Merkel. Esto la pone en su lugar".
El líder local de AfD, Leif-Erik Holm, les dijo a sus seguidores: "Estamos escribiendo historia. Tal vez este sea el principio del fin de la cancillería de Angela Merkel. Ese debe ser nuestro objetivo".
Gero Neugebauer, profesor de ciencias políticas en la Universidad Libre de Berlín, dijo:
La gente verá su derrota como el comienzo del Kanzlerdämmerung (el ocaso de la canciller). Si muchos miembros de la CDU empiezan a culpar a Merkel de su derrota, y los miembros del Parlamento empiezan a verla como un peligro para el partido y para sus propios puestos de trabajo el próximo año, la situación podría acabar fuera de control. Si AfD vuelve a derrotar a la CDU en Berlín dentro de dos semanas, las cosas podrían ponerse feas muy pronto.
En una entrevista con Der Spiegel, Ralf Stegner, vicepresidente del SPD, dijo que la CDU estaba en "estado de pánico" por el crecimiento de AfD y que Merkel se había convertido en un lastre para su partido.
Claramente, Merkel ya ha pasado su cenit. Es un desastre para ella que la CDU haya caído hasta el tercer puesto con menos del 20 % de los votos en su propio estado. Esto es una grave crisis para la CDU y tiene dos nombres: Merkel y Seehofer. Algunas personas creen ahora que Merkel ya no lidera el debate con Seehofer sobre su candidatura para 2017. A lo largo de su historia, la CDU ha sido implacable con sus cancilleres si existía la impresión de que el partido se enfrentaba a una pérdida masiva de votos.
Stegner se estaba refiriendo a un reportaje de Der Spiegel del 27 de agosto que decía que Merkel había pospuesto el anuncio sobre su candidatura a causa de la oposición de su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), cada vez más firme en sus críticas contra su política migratoria.
Angela Merkel retrasará hasta la primavera de 2017 su decisión de presentarse a otra legislatura como canciller por la CDU en las elecciones generales del año que viene. Ese retraso era necesario porque el presidente de la CSU, Horst Seehofer, no decidirá hasta ese momento si su partido volverá a apoyar a Merkel, según fuentes internas de CDU. Esta es la segunda vez que Merkel ha tenido que retrasar el anuncio de sus planes. [...]
En realidad, iba a haber anunciado su decisión hace mucho tiempo. El plan original era que Merkel declarara sus intenciones no más tarde de la primavera pasada. Pero entonces se interpusieron la crisis de los refugiados y la tensa disputa con la CSU. La canciller decidió esperar hasta este otoño. [...]
Esta vez, el retraso es más problemático para Merkel. En diciembre, la CDU celebra su congreso en Essen, donde Merkel aspira a ser elegida como presidenta del partido para otros dos años. [...]
Pero sólo puede ser presidenta del partido si es la candidata en las elecciones generales. El congreso del partido debería lanzar el mensaje de que la CDU apoya plenamente a su canciller. Esto no funcionará si el partido no sabe si Merkel quiere seguir. [...]
Desde la perspectiva de Merkel, la alternativa sería más arriesgada: si anuncia su candidatura a la cancillería sin el apoyo de Seehofer, podría perjudicarla políticamente.
En una entrevista del 6 de septiembre con el Süddeutsche Zeitung, el líder de la CSU, Horst Seehofer, dijo que el "desastroso" resultado de las elecciones en Meck-Pomm era una consecuencia directa de la política migratoria de Merkel. Añadió que Merkel había ignorado "los múltiples avisos de que corrigiera el rumbo", y que su inmovilismo amenaza el futuro de la CDU. "La confianza en el Gobierno está cayendo en picado", advirtió. "La gente no entiende cómo se hacen las políticas en Alemania".
El secretario general de la CSU, Andreas Scheuer, volvió a pedirle a Merkel que cambiara el rumbo: "Tenemos que poner un límite a los refugiados, agilizar las deportaciones y mejorar la integración".
El ministro de Economía bávaro, Markus Söder, coincidió: "El resultado debe ser una llamada de alerta a la CDU. No se puede ignorar el estado de ánimo de la población. Se necesita un cambio de rumbo en Berlín".
Merkel se mantiene desafiante. Al día siguiente de la debacle en Meck-Pomm, Merkel descartó cualquier cambio de rumbo en su política migratoria.
No estoy nada satisfecha con el resultado de las elecciones. Obviamente, algo ha tenido que ver el asunto de los refugiados. Creo que las decisiones que se tomaron fueron las correctas.
Prosiguió echándole la culpa a los votantes alemanes por no apreciar la "capacidad resolutiva frente a los problemas" (Lösungskompetenz) del Gobierno.
El 7 de septiembre, en un encendido discurso en el Parlamento alemán, Merkel dijo que la postura contra la inmigración de AfD era una amenaza para Alemania. "Todos deberíamos entender que AfD no sólo es una amenaza para los demócratas cristianos. Son una amenaza para todos los presentes en esta cámara". Tal vez dando a entender su intención de presentarse a la cancillería para otra legislatura, dijo: "Aún queda mucho trabajo por hacer".
Alternativa para Alemania (AfD)
En más de un sentido, Angela Merkel es directamente responsable del auge de AfD. En sus más de diez años como canciller, ha llevado a la CDU hacia la izquierda en tantos asuntos claves que el partido ya no es conservador en ninguna acepción significativa del término.
Con Merkel, las políticas de la CDU sobre energía nuclear se han convertido en básicamente las mismas que las del Partido Verde. Merkel también ha hecho suyas muchas de las políticas sociales del SPD. En cuanto a la política migratoria de puertas abiertas, la postura de la CDU es prácticamente indistinguible de la del SPD y de los Verdes. Esto ha permitido la entrada de AfD.
Lanzada en 2013, AfD está presente ahora en nueve de los 16 parlamentos estatales de Alemania. Está preparado para entrar por primera vez en el Parlamento federal en 2017. Según un sondeo de Insa citado por Bild el 5 de septiembre, si se celebraran hoy las elecciones nacionales, AfD obtendría el 15 % de los votos, convirtiéndose en el tercer partido de Alemania.
El sondeo de Insa también reveló que en las elecciones de Meck-Pomm, AfD se hizo con más de 55.000 votos de otros partidos. Más de 22.000 votantes de la CDU emitieron su voto a favor de AfD; 15.000 votantes de SPD votaron a AfD, y más de 22.000 votantes afiliados a otros partidos le dieron su voto a AfD.
El partido se fundó inicialmente para protestar por la gestión del Gobierno alemán de la crisis de la eurozona. Su manifiesto fundacional decía:
La República Federal de Alemania se enfrenta a la crisis más grave de su historia. La eurozona ha demostrado ser inviable. Los países del sur de Europa están cayendo en la pobreza a causa de la presión competitiva del euro. Estados enteros están al borde del impago. [...]
El Gobierno federal ya ha comprometido cientos de miles de millones de euros. Y no se vislumbra el fin de esta política. Es excesiva e irresponsable. Nosotros, y nuestros hijos y nuestros nietos, tendremos que pagarlo con nuestros impuestos, el estancamiento y la inflación. Al mismo tiempo, esto está erosionando nuestra democracia. En esta situación, la CDU, la CSU, el SPD, el FDP y los Verdes sólo tienen una respuesta: "¡Sigamos así!"
En abril de 2013, el Frankfurter Allgemeine Zeitung reveló que en el entorno próximo a la CDU se veía el auge de la AfD "como el fin de la cancillería de Angela Merkel". Se llevó a cabo una estrategia para estudiar a la oposición y retratar a AfD como un partido "nacionalista conservador", liderado por defensores del "radicalismo de mercado".
AfD –similar en muchos aspectos al movimiento Tea Party en Estados Unidos– ha sufrido de heridas autoinfligidas a causa de luchas políticas intestinas y luchas por el poder interno. Los políticos del establishment y los grandes medios se han aprovechado repetidamente de los comentarios indignados de algún miembro del partido para retratarlo como un partido "de extrema derecha" que representa una amenaza para los valores alemanes.
En una entrevista con el Guardian, Frauke Petry, líder de AfD, dijo que el partido se sentía a veces obligado a utilizar un lenguaje directo para lograr difundir su mensaje. Dijo:
Bueno, a veces, no lo niego, creemos que tenemos que utilizar argumentos provocativos para que se nos escuche. Porque ya pusimos mucho empeño a principios de 2013 en que se nos escuchara con razonamientos y argumentos muy sensatos, pero no lográbamos llegar a nadie. Así que, ¿qué podíamos hacer? Planteas un argumento provocativo, y a veces se te da la posibilidad de explicar qué quieres decir. Sé que es una decisión difícil de tomar, pero a veces, para nosotros, parece la única manera.
Petry también dijo que AfD no se oponía a "los verdaderos refugiados", sino a los cientos de miles de migrantes por motivos económicos que se hacen pasar por refugiados. "Hay suficiente espacio para los refugiados en Alemania, pero el problema es que ya no distinguimos a los migrantes de los solicitantes de asilo", dijo.
Un exhaustivo manifiesto del partido publicado en mayo de 2016 pedía: gobierno limitado; legislaturas limitadas; reforma de la financiación de las campañas electorales; elecciones directas a la cancillería; devolución de competencias a los estados federales; referéndum sobre el euro; reforma de Naciones Unidas; un ejército fuerte basado en la alianza de la OTAN; recuperación del servicio militar obligatorio; refuerzo de la presencia policial; reforma de la justicia; derecho a poseer armas; protección de las fronteras alemanas; reforma del mercado laboral; supresión de la costosa burocracia; defensa de la familia tradicional; fomentar que los alemanes tengan más hijos en vez de recurrir a la migración masiva para resolver sus problemas demográficos; proteger los derechos de los no natos; promover la cultura alemana en vez del multiculturalismo; promover la lengua alemana como la base de la identidad alemana y la integración; prohibir la financiación extranjera de las mezquitas; suprimir las subvenciones del Gobierno a las radios y televisiones; etcétera. Muchas de las posturas de AfD habían sido defendidas, y después abandonadas, por la CDU.
Entretanto, una encuesta para la televisión ARD del 1 de septiembre demostraba que el índice de popularidad de Merkel se había reducido hasta el 45 %, el más bajo en los últimos cinco años, y desde el 67 % hace un año. Más de la mitad (51 %) de los encuestados dijeron que "no sería bueno" que Merkel se presentara para otra legislatura en 2017. Si se celebraran hoy las elecciones nacionales, la CDU obtendría sólo el 33 % de los votos, frente al 42 % de hace un año.
La encuesta mostraba un factor a favor de Merkel: la falta de un rival político suficientemente fuerte para desafiarla.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.