El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, se está enfrentando a un aluvión de críticas por haber asistido al funeral del presidente israelí Simón Peres en Jerusalén. La furia dirigida hacia Abás no ha cogido por sorpresa a quienes conocen la incesante campaña de incitación antiisraelí que tiene lugar desde hace muchos años en la sociedad palestina.
Si asistir al funeral de un líder israelí –en especial al de uno que dedicó las últimas dos décadas de su vida a la paz entre Israel y los palestinos– provoca tantas condenas, es fácil imaginar cuáles serían las consecuencias para un líder palestino que hiciese una propuesta de paz a Israel.
El presidente Abás está recibiendo una dosis de su propia medicina. Esto es lo que pasa cuando desatas un maremoto de odio contra Israel y sus líderes en los medios, las mezquitas y los discursos públicos. Esto es lo que pasa cuando transmites a tu población que los líderes israelíes son "criminales de guerra" que deben ser juzgados en el Tribunal Penal Internacional. Esto es lo que pasa cuando haces creer a tu gente que los judíos están profanando con sus "sucios pies" los lugares sagrados islámicos de Jerusalén. Esto es lo que pasa cuando acusas a Israel de "limpieza étnica", de perpetrar "ejecuciones extrajudiciales" y de "envenenar" a Yaser Arafat.
En vista de todo este lavado de cerebro, ¿qué reacción cabe esperar cuando te relacionas, de la manera que sea, con un líder israelí?
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, da la mano al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en el funeral del que fuera presidente de Israel Simón Peres, el pasado 30 de septiembre. Abás está siendo objeto de críticas por acudir al funeral, incluso miembros de su propio partido están hablando de traición. (Imagen: pantallazo de un vídeo de Ruptly). |
Es difícil creer que a Abás y sus compinches les sorprenda esta ola de reprobaciones. Lo que tal vez no se esperaban era el grado de virulencia.
Abás la está sufriendo desde todos los sectores. Las denuncias provienen no sólo de sus enemigos políticos en Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP), también de organizaciones y figuras públicas que pertenecen a su facción gobernante, Al Fatah.
Los palestinos dicen que Abás, de 81 años, cuyo mandato de cuatro años ya va por el undécimo, se enfrenta al desafío más grave del mismo. Y no hay indicios de que las recriminaciones vayan aquietándose. Al contrario: cada día se produce una nueva riada de reprobaciones, lo que ha llevado a los funcionarios de la Autoridad Palestina en Ramala a lanzar una firme advertencia a quienes se aprovechen de la situación para incitar contra Abás. Sin embargo, las amenazas no han impedido a los críticos seguir con los ataques y exigir su dimisión.
Uno de los que ya han pagado el precio de criticar la asistencia de Abás al funeral de Peres es el teniente coronel Osama Mansur, del alto mando de la comunicación militar de la AP. En Facebook, Mansur condenó enérgicamente el gesto de Abás:
Si tú, por tu cuenta, decides participar en el funeral del asesino de nuestros hijos, entonces te has equivocado. Y si tomas la decisión basándote en lo que te dicen tus asesores, entonces te han confundido.
Horas después de que se publicara este texto, Mansur fue suspendido de empleo. Más tarde fue detenido por oficiales del Servicio de Inteligencia de la AP, que hicieron una redada en su casa y destruyeron mobiliario, según su familia. Un tribunal de la AP ha dictado que Mansur permanezca en custodia durante quince días.
La suspensión y posterior detención del oficial generó una nueva ola de indignación contra Abás y sus fuerzas de seguridad. Los palestinos recurrieron a los medios sociales para protestar por la mano dura contra Mansur, al que aclamaron como a un héroe, mientras que a Abás lo tacharon de "perro" y "colaboracionista israelí". Hubo quien propuso que Mansur fuera nombrado ministro de la AP por sus valerosas palabras.
Las medidas contra este alto cargo no han impedido a muchos fieles de Abás declararse públicamente en contra de su asistencia al funeral.
El Movimiento Juvenil de Fatah, conocido en árabe como Al Shabiba, emitió un comunicado en el que exigía a Abás que se "disculpara" con los palestinos por haber cometido un "grave error". La asistencia de Abás al funeral fue "humillante y degradante" para los palestinos, y una forma de "traición", según el comunicado. La organización señaló que la decisión de Abás iba contra las reglas de Fatah, cuyo objetivo es la "liberación total de Palestina y la eliminación económica, política, militar y cultural de la ocupación israelí". Dirigiéndose a Abás, Al Shabiba decía:
Señor presidente del Estado de Palestina, Mahmud Abás: ha cometido usted un crimen contra nuestro pueblo al equiparar al verdugo con la víctima. No permitiremos que la traición se convierta en un punto de vista.
Varios altos mandos de Fatah han querido distanciarse de la decisión de Abás de asistir al funeral de Peres afirmando que no se les había consultado de antemano. Uno de ellos, Tawfik Tirawi, excomandante del Servicio General de Inteligencia de la AP en la Margen Occidental, anunció que se había opuesto personalmente a la decisión de Abás y afirmó que éste no preguntó a la cúpula de Fatah su opinión antes de acudir al funeral:
Si se me hubiese consultado personalmente, como miembro del Comité Central de Fatah, habría dejado claro que me oponía por principio (...), pues se trataba del funeral de un sionista que se revolcaba, de pies a cabeza, en la sangre de nuestro pueblo y de otros árabes.
Tirawi prosiguió definiendo a Peres como "el artífice del programa nuclear israelí, diseñado para desbaratar cualquier plan para la recuperación de nuestra tierra".
Las protestas generalizadas contra la decisión de Abás de participar en el funeral sufrió un giro violento el 3 de octubre, cuando la Policía de la AP disolvió por la fuerza una manifestación pacífica en Ramala. La manifestación, organizada por el FPLP, era otra señal de los fuertes sentimientos que albergan muchos palestinos no sólo contra Abás, también contra Israel.
El abogado palestino Muhanad Karayeh, que trabaja para una organización pro derechos humanos con sede en Ramala, dijo que los organizadores le habían pedido que acudiera para documentar el acontecimiento. El abogado declaró que había sido objeto de graves palizas por parte de los agentes de seguridad de la AP durante la manifestación. "Me golpearon repetidas veces en la cara y en diferentes partes del cuerpo", relataba. "Conocía personalmente a algunos de los agentes. Me rompieron el traje, a pesar de que les dije que era abogado. Me humillaron y me insultaron, a mí y a mi profesión".
En un intento a la desesperada de contrarrestar la proliferación de las protestas, los ayudantes de Abás organizaron marchas improvisadas en defensa del presidente de la AP. Los cabecillas de la AP convocan a los esbirros de Fatah para tomar las calles siempre que se sienten presionados. Multitud de miembros de Fatah, portando fotos de Abás y banderas amarillas de Fatah, marcharon por las calles de Ramala para hacer una demostración de fuerza y lanzar un mensaje de advertencia. "Estamos con nuestro líder y presidente histórico, Abás", declaró el activista Osama Qawasmeh. "Fatah es una línea roja y se enfrenta a una conspiración".
En las redes sociales, los ataques contra Abás fueron bastante implacables. Los activistas difundieron viñetas que ridiculizaban a Abás. En una de ellas se le retrataba como un rabino con el uniforme del Ejército israelí y una kipá llorando junto a la tumba de Peres. En otra viñeta aparecía colocando una corona en una bota junto a una foto del israelí. En Twitter se lanzaron hashtags como "Expresar condolencias por la muerte de Peres es traición" y "La normalización es traición".
Hamás tampoco calló ante la "traición" de Abás. Mahmud Zahar, uno de los líderes del movimiento islamista en Gaza, opinó que, según las enseñanzas islámicas, Abás califica como judío. "Esperamos que se una a Peres en el infierno", dijo Zahar. "Abás es un producto israelí. El hombre que afirma representar a todo el pueblo palestino se ha puesto enfrente de todos los árabes y palestinos".
Un gran número de académicos, periodistas y activistas políticos palestinos y árabes firmaron una petición en la que demandaban a Abás que se disculpara por asistir al funeral de Peres y calificaban su gesto de "error histórico y político". Al menos 150 palestinos y árabes firmaron la petición, que hacía hincapié en que la decisión de Abás había supuesto una "conmoción" para los palestinos.
Entre tanto, las protestas se han extendido a los campos de refugiados palestinos de la Margen Occidental, Gaza y los países árabes vecinos. En el campo de Balata, cerca de Nablus, en la Margen, miles de palestinos corearon lemas que pedían la salida de Abás del poder. La protesta se produjo durante el funeral de un palestino al que la Policía de la AP había disparado una semana antes.
Esta insólita indignación por la participación de Abás en el funeral de un líder israelí es una prueba más del grado de radicalización de los palestinos. La frustración con Abás y sus políticas no es nueva. Cada vez más palestinos han expresado su ira por sus indulgentes políticas respecto a Israel. Algo que se les ha atragantado especialmente es la coordinación en materia de seguridad entre las fuerzas de seguridad de la AP y las de Israel, pues la perciben como "traicionera". Muchos palestinos están además molestos con Abás por su negativa a compartir el poder y abrir paso a nuevos líderes.
La culpa de la radicalización del pueblo palestino recae directamente sobre los hombros de Abás y de los demás líderes de la AP. Si promueves los boicots contra Israel, prepárate para ser atacado si lo incumples relacionándote con cualquier israelí, esté vivo o muerto. Las protestas tienden a amainar, pero incluso aunque estas condenas acaben disolviéndose, habrán sido un mensaje para los futuros líderes palestinos. El mensaje es: "Ninguna paz con Israel, ni en nuestro tiempo ni en cualquier otro".