Queridos amigos:
Aún no me lo puedo creer, pero acabo de ser condenado. Porque hice una pregunta sobre los marroquíes. Aunque anteayer, montones de solicitantes de asilo marroquíes causaban terror en los autobuses de Emmen y no tuvieron que pagar ni una multa, un político que hace una pregunta sobre si se quieren menos marroquíes es sentenciado.
Los Países Bajos se han convertido en un país enfermo. Y tengo un mensaje para los jueces que me han condenado: ustedes han restringido la libertad de expresión de millones de holandeses, y por lo tanto los han condenado a todos. Nadie confía ya en ustedes. Pero, afortunadamente, la verdad y la libertad son más fuertes que ustedes. Y yo también.
Nunca me quedaré callado. Ustedes no podrán pararme. Y además, se equivocan. Los marroquíes no son una raza, y la gente que critica a los marroquíes no son unos racistas. Yo no soy racista, ni lo son tampoco mis votantes. La sentencia demuestra que ustedes, los jueces, están totalmente fuera de la realidad.
Y tengo también un mensaje para el primer ministro Rutte y para el resto de la élite multicultural: no lograrán silenciarme y derrotar al PVV. El apoyo al Partido de la Libertad es más fuerte que nunca, y sigue creciendo cada día. Los holandeses quieren recuperar su país y aman su libertad. No será posible volver a meter el genio del cambio positivo en la lámpara.
Y a las personas que están en sus hogares, les digo: la libertad de expresión es nuestro orgullo. Y seguirá siéndolo. Durante siglos, los holandeses hemos estado diciendo la verdad sin barnices. La libertad de expresión es nuestra posesión más importante. Nunca les permitiremos que nos arrebaten nuestra libertad de expresión. Porque la llama de la libertad prende dentro de nosotros y es inextinguible.
Millones de holandeses están hartos de la corrección política. Hartos de una élite que sólo se preocupa de sí misma e ignora a los holandeses comunes. Y que está vendiendo nuestro país. La gente ya no se siente representada por estos políticos, jueces y periodistas desconectados de la realidad, que durante tanto tiempo ha estado perjudicando a nuestra gente, y debilitando a nuestro país en vez de fortaleciéndolo.
Pero seguiré luchando por vosotros, y os quiero decir a todos: muchísimas gracias. Muchísimas gracias por todo vuestro apoyo. Es verdaderamente abrumador: os estoy inmensamente agradecido. Gracias a vuestro enorme y sincero apoyo, sé que no estoy solo. Que me apoyáis, y que estáis conmigo, y que defendéis firmemente la libertad de expresión.
Hoy he sido condenado en un juicio político que, poco antes de las elecciones, intenta neutralizar al líder del partido de la oposición más grande y popular. Pero no lo lograrán. Ni siquiera con este veredicto. Porque hablo en nombre de millones de holandeses. Y los Países Bajos tienen derecho a unos políticos que digan la verdad, y que aborden de verdad los problemas con los marroquíes. Políticos que no se permitirán ser silenciados. Ni siquiera por los jueces. Y pueden contar con ello: jamás me quedaré callado.
Y esta condena sólo me fortalece aún más. Es una sentencia vergonzosa que, por supuesto, recurriré. Pero sí puedo decirles que tengo más energías que nunca. Y sé que, juntos, nos dirigimos a la victoria.
Permaneciendo juntos hombro con hombro, somos lo suficientemente fuertes para cambiar los Países Bajos.
Para hacer posible que nuestros hijos crezcan en un país del que puedan sentirse orgullosos.
En unos Países bajos donde podamos volver a decir lo que pensamos.
Donde todo el mundo pueda volver a pasear seguro por las calles.
Donde volvamos a tener el control de nuestro propio país.
Y eso es lo que defendemos. Por la libertad y por nuestros hermosos Países Bajos.