Azuzados por la última resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que condena los asentamientos israelíes como ilegales, los líderes palestinos están amenazando ahora con intensificar su guerra diplomática contra Israel, un paso que sin duda saboteará cualquier futuro intento de reavivar el moribundo proceso de paz. Por su parte, otros palestinos ven la resolución como una licencia para redoblar los ataques de resistencia contra Israel. Por supuesto, con ataques de resistencia quieren decir ataques terroristas contra Israel.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU mandó el siguiente mensaje a los palestinos: olvidaos de negociar con Israel; simplemente, presionad a la comunidad internacional para que fuerce a Israel a acatar la resolución y a capitular ante vuestras demandas.
Entre tanto, los palestinos no están desperdiciando un minuto esperando a que la comunidad internacional actúe contra Israel en su nombre. Todo lo contrario: están pensando de qué formas pueden aprovecharse de la votación del Consejo de Seguridad para promover su campaña de aislamiento y deslegitimación de Israel, especialmente en el ámbito internacional. Una cosa es segura: Abás y sus compinches de la Autoridad Palestina no están planeando volver a la mesa de negociaciones con Israel. De hecho, están más beligerantes, conflictivos y desafiantes que nunca.
En los días posteriores a la votación en el Consejo de Seguridad surgieron voces desde Ramala y la Franja de Gaza que indican claramente que los palestinos se han situado en rumbo de colisión con Israel. Esto no augura nada bueno para cualquier proceso de paz.
Hace unos días, Abás convocó al Comité Ejecutivo de la OLP –órgano de toma de decisiones dominado por sus fieles– para abordar las implicaciones de la nueva resolución. El objetivo declarado era debatir las decisiones y la estrategia que deberían adoptar los dirigentes palestinos al hilo de la resolución.
Las decisiones anunciadas tras la reunión de la OLP son una clara señal del nuevo enfoque adoptado por Abás y los demás líderes palestinos. Han elegido el camino de la confrontación con Israel, no el de las negociaciones directas. Ven la resolución del Consejo de Seguridad, y en particular la abstención de EEUU, como una orden de detención contra Israel que les dará poder de maniobra en su esfuerzo diplomático para obligarlo a arrodillarse.
Las decisiones de la OLP incluyen, entre otras, acudir al Tribunal Penal Internacional (TPI) para que ponga en marcha de inmediato una "investigación judicial sobre los asentamientos coloniales israelíes en el territorio del Estado independiente de Palestina". Otra de las medidas que contemplan es pedir a Suiza que convoque una reunión para ver posibles formas de obligar a Israel a aplicar la Cuarta Convención de Ginebra en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Este. La Convención de Ginebra, adoptada en 1949, define las "protecciones humanitarias para los civiles en una zona en guerra".
Las apelaciones al TPI y a Suiza se enmarcan en la estrategia de Abás de internacionalizar el conflicto con Israel implicando a tantas partes como le sea posible. En este contexto, Abás espera que la resolución del Consejo de Seguridad asegure el éxito de la conferencia de paz sobre Oriente Medio auspiciada por Francia, cuya celebración está prevista para este mismo mes en París. Para Abás, la conferencia es otra herramienta para aislar a Israel en la comunidad internacional y señalarlo como país que rechaza la paz con sus vecinos árabes.
Además, Abás y sus lugartenientes de Ramala están tratando de aprovechar la resolución del Consejo de Seguridad para promover boicots, desinversiones y sanciones contra Israel:
El Comité Ejecutivo de la OLP renueva su llamada a los países del mundo para que emprendan un boicot total e integral contra los asentamientos colonialistas israelíes en todos los ámbitos, así como contra todas las empresas que trabajen o tengan tratos con estos asentamientos.
Uno de los socios más estrechos de Abás, Mohamed Shtayeh, insinuó que la resolución del Consejo de Seguridad se considera una luz verde no sólo para boicotear a Israel, también para emplear la violencia contra él. Dijo que era el momento de "impulsar la resistencia popular" contra Israel. "Resistencia popular" es el código para el lanzamiento de piedras y cócteles molotov y la comisión de apuñalamientos y atropellos contra los israelíes.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU también ha animado a los palestinos a insistir en su discurso, según el cual los judíos no tienen vínculos históricos, religiosos o emocionales con Jerusalén o cualquier otra parte de Israel. El jeque Ekrimah Sabri, destacado clérigo palestino que predica en la mezquita de Al Aqsa, se apresuró a declarar que el Muro de los Lamentos, el lugar judío más sagrado, pertenece únicamente a los musulmanes. Refiriéndose a él por su nombre islámico, el jeque Sabri anunció: "El Muro de Al Buraq es el muro occidental de la mezquita de Al Aqsa y los musulmanes no pueden renunciar a él."
Mientras que Abás y su Autoridad Palestina consideran la resolución del Consejo de Seguridad una licencia para proceder con su guerra diplomática para deslegitimar y aislar a Israel, Hamás y la Yihad Islámica –dos organizaciones que pretenden la eliminación de Israel– también lo están celebrando. Las dos organizaciones, radicadas en Gaza, ven la resolución como un paso más para lograr su objetivo de sustituir Israel por un imperio islámico. Los líderes y portavoces de Hamás y la Yihad Islámica se contaron entre los primeros palestinos que elogiaron a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que votaron a favor de la resolución. También están diciendo abiertamente que ésta les autoriza a intensificar la "resistencia" contra Israel a fin de "liberar toda Palestina".
"La resistencia es el único medio para acabar con los asentamientos", dijo un portavoz de Hamás en Gaza. "Apreciamos la posición de aquellos países que han votado contra los asentamientos". También aprovechó la ocasión para repetir la exigencia de Hamás de que la Autoridad Palestina ponga fin a todas las formas de cooperación con Israel, en primer lugar y sobre todo en materia de seguridad.
Cuando Hamás habla de "resistencia", habla de lanzar ataques suicidas y misiles contra Israel. El movimiento islámico no cree en el terrorismo de baja intensidad, el de atacar con piedras y cuchillos a los judíos.
El líder de Hamás Jaled Meshal, residente en Qatar, reaccionó a la votación del Consejo de Seguridad diciendo que ahora el mundo debería apoyar la campaña terrorista de su movimiento contra Israel:
Queremos que el mundo se ponga del lado de la resistencia palestina porque (...) la resistencia armada es el camino para liberar Palestina y Jerusalén. Hamás sigue fabricando y contrabandeando armas en previsión de una confrontación con Israel.
Asimismo, no se olvidó de elogiar la abstención de la Administración de EEUU calificándola de "rectificación de algunas políticas americanas".
La Yihad Islámica, por su parte, caracterizó la resolución del Consejo de Seguridad como una "victoria" para los palestinos, porque les permite "aislar y boicotear a Israel" y presentar cargos contra él en las instituciones internacionales. Daud Shebab, uno de sus líderes, añadió que la resolución significa que los árabes deberían detener cualquier esfuerzo por "normalizar" las relaciones con Israel o de cooperar con él en materia de seguridad. Los árabes y los musulmanes deberían ahora trabajar en pro de la confrontación con y la disuasión contra Israel, dijo.
Claramente, Hamás y la Yihad Islámica ven la resolución del Consejo de Seguridad de como una advertencia para todos los árabes y musulmanes que buscan cualquier forma de normalización con Israel. Ambas organizaciones se refieren a la Autoridad Palestina, cuyas fuerzas de seguridad siguen coordinándose con Israel en la Margen Occidental, y a los países árabes que, según los rumores, se están inclinando hacia algún tipo de acercamiento a Israel. La muy pregonada "victoria" en la ONU es puramente pírrica; en realidad es una auténtica derrota para el proceso de paz y los pocos árabes y musulmanes que siguen creyendo en la posibilidad de coexistir con Israel.
Así las cosas, la resolución de marras ya ha tenido graves consecuencias, y ninguna de ellas facilitará la paz entre los israelíes y los palestinos. Además de dar luz verde a las organizaciones palestinas que quieren destruir a Israel, ha llevado a Abás y a la Autoridad Palestina a endurecer su postura, y a parecer más radicales que los radicales.
Lejos de poner la región más cerca de la paz, la resolución ha animado a los palestinos a avanzar en dos caminos paralelos: uno, el de la confrontación diplomática con Israel en el ámbito internacional; otro, el del aumento de los ataques terroristas contra la población de Israel. En las próximas semanas y meses seremos testigos de un aumento de la violencia palestina contra los israelíes. Un nocivo legado de la Administración Obama.