A lo largo de este año, los palestinos han logrado mantener en secreto su verdadera opinión sobre el presidente de EEUU, Donald Trump, y sus enviados y asesores para Oriente Medio. Con toda probabilidad, esperaban que la nueva Administración estadounidense avalara su punto de vista sobre la paz con Israel.
El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, se aseguró de que sus portavoces y sus altos cargos se mostraran circunspectos respecto a Trump y sus enviados para Oriente Medio. Los líderes de la AP en Ramala pensaron que valía la pena dar tiempo a Trump para ver si era suficientemente crédulo como para convencerlo de que dejara a Israel a los pies de los caballos y asumiera todas sus demandas.
Pues bien: se equivocaron de medio a medio.
Los palestinos andan ahora acusando a Trump y a su equipo de parcialidad en favor de Israel. Es más, están acusando abiertamente a la Administración Trump de "chantaje" y de pretender "liquidar la causa palestina". Además del mal tono, los palestinos están insinuando que los asesores y enviados judíos de Trump –Jared Kushner, Jason Greenblatt y David Friedman– son más leales a Israel que a EEUU.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás (derecha), se reúne con Jared Kushner, asesor del presidente de EEUU, Donald Trump, el pasado 21 de junio en Ramala. (Foto: Thaer Ghanaim/PPO via Getty Images). |
Los insólitos ataques retóricos de los palestinos contra la Administración Trump deberían tomarse como una señal de lo que prevén responder al plan del presidente de EEUU para la paz en Oriente Medio, que se ha descrito como "la solución definitiva". Aunque el detalle completo del mismo aún no se ha hecho público, los palestinos ya han tomado una decisión: sea lo que sea lo que venga de Trump y su equipo judío, irá contra los intereses de los palestinos.
El tono evidencia que el pueblo palestino y sus líderes ya han tirado el plan de Trump al cubo de la basura; lo han tachado de mera conspiración israelo-americana para, en colusión con varios países árabes, imponer una solución a los palestinos y "liquidar" su causa.
A su juicio, ya se ha visto al verdadero Trump. Así es como reaccionó Mazen Safi, politólogo palestino, al plan propuesto por Trump (y a lo que él percibe como un apoyo constante de EEUU a Israel):
El presidente de EEUU y su Administración se han quitado la máscara. Están allanando el camino a una nueva agresión israelí contra nuestro pueblo y llevando la región hacia la explosión.
¿Qué motiva la indignación palestina contra la Administración Trump?
En primer lugar, los palestinos rechazan la idea de paz regional entre Israel y los países árabes. Los palestinos sostienen que la paz entre Israel y los países árabes debería producirse sólo después de que se haya resuelto la cuestión palestina. Temen que cualquier acuerdo de paz entre Israel y los países árabes sea a sus expensas.
Ese temor lo reflejaba el diario palestino Al Quds –que a menudo refleja el punto de vista de los líderes de la Autoridad Palestina– señalando que la reciente cumbre de ministros de Exteriores de la Liga Árabe celebrada en El Cairo optó por centrarse en la "amenaza" de Irán y Hezbolá y alejarse de la tradicional fijación árabe con la causa palestina. Los palestinos, según dicho periódico, se sienten abandonados por sus hermanos árabes.
"La reunión de la Liga Árabe en El Cairo se sustanció con firmes posiciones contra la amenaza iraní, y no dudaron en clasificar a Hezbolá como organización terrorista", se lamentaba Al Quds en un editorial. "La cumbre ignoró la causa palestina. Nos enfrentamos a nuevas alianzas árabes contra Irán, todo por la presión americana. Esto afectará negativamente a nuestra causa".
El diario palestino continuaba despotricando contra el plan de paz en ciernes de Trump afirmando que, según lo publicado por varios medios, "no sirve a nuestros intereses y aspiraciones".
En segundo lugar, los palestinos están furiosos por las amenazas estadounidenses de cerrar la misión diplomática de la OLP en Washington. Lo consideran un intento de chantajearles para que no acusen a Israel de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional, y de obligarlos a reanudar sin condiciones las conversaciones de paz con Israel.
"La amenaza estadounidense de cerrar la misión diplomática de la OLP en Washington demuestra una falta de respeto a los derechos de los palestinos y un prejuicio claro a favor de Israel", sostuvo Al Quds en el mismo editorial. "También coincide con la creciente palabrería vacía sobre un plan de paz estadounidense avalado por el presidente Trump".
En tercer lugar, los palestinos ya hablan abiertamente de los asesores y enviados judíos de Trump y de su "influencia" sobre él y sobre su Administración. Se trata de algo que los funcionarios de la AP se han abstenido de mencionar en el último año por su carga absolutamente antisemita. Ahora, sin embargo, ni ellos ni los analistas políticos palestinos parecen tener problemas para hablar de la influencia del lobby judío sobre Trump.
Hasán al Batal, analista político estrechamente vinculado a la AP, se refirió en un reciente artículo a lo que denominó "los tres pilares judíos del plan de paz de Trump: el yerno de Trump (Kushner), el enviado de Trump para Oriente Medio (Greenblatt) y el embajador de EEUU en Israel (Friedman)". Al Batal se "lamentó" de que en la reciente cumbre de ministros de Exteriores de la Liga Árabe se condenara a Hezbolá y a Irán. "Palestina experimenta en este momento una crisis con Washington", anotó.
Basam Abu Sharif, exasesor de Yaser Arafat, llegó incluso a referirse a los asesores judíos de Trump como "una peligrosa camarilla". Abu Sharif dijo que no tenía ninguna duda de que "lo que están planeando Kushner y su peligrosa camarilla es destructivo e inhumano" y acusó a EEUU de tener un único gran objetivo: hacerse con el control total de Oriente Medio y robar sus recursos de una vez por todas. "Esto requiere, en su esquema, la liquidación de la causa palestina".
Otro analista político, Talal Okal, que también tiene vínculos con la AP, acusó a la Administración Trump de "desinformar" e intentar "chantajear" a los palestinos. Refiriéndose a la exigencia estadounidense de que los palestinos renuncien a presentar cargos contra Israel en el Tribunal Penal Internacional y a la amenaza de cerrar la misión diplomática de la OLP en Washington, escribió:
La Administración estadounidense está practicando el chantaje contra el Gobierno palestino al exigir a los palestinos que no denuncien a Israel por crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional. Es obvio que la Administración Trump está llevando a cabo una política de desinformación.
El analista político palestino Hani Habib afirmó que la Administración Trump se estaba preparando para culpar a los palestinos por el fracaso del próximo proceso de paz. "[Los palestinos] deben estar unidos para hacer frente a toda clase de chantajes de EEUU e Israel. La amenaza del Gobierno estadounidense de cerrar la misión diplomática de la OLP en Washington pone en tela de juicio su capacidad de desempeñar un papel de mediador de forma justa y honesta".
En un artículo titulado "Cheap American Blackmail" ("Chantaje barato americano"), el columnista Omar Hilmi al Gul se lamentaba:
La Administración de EEUU está ignorando una vez más los derechos e intereses de los palestinos. Está descarada y flagrantemente tratando de confiscar el proceso independiente palestino de toma de decisiones.
Asimismo, hizo una referencia al equipo judío de Trump:
El equipo que rodea a Trump, que está coludido con Israel, actúa de forma contraria a lo que quieren los líderes palestinos: mantener los puentes con EEUU. El chantaje americano a los líderes palestinos es un chantaje barato y mal calculado.
La teoría de la conspiración según la cual al equipo de Trump le importa más Israel que los intereses estadounidenses se reproduce en un comunicado de Fatah:
El chantaje político estadounidense contraviene las leyes internacionales y las resoluciones relativas a la cuestión palestina en particular y al proceso de paz en general. Esta postura de EEUU avala la política israelí de acabar con la solución de dos Estados.
Los ataques retóricos de los palestinos a la Administración Trump están concebidos para preparar el terreno a su rechazo a la solución definitiva propuesta. Los palestinos quieren que sea visto como un plan fraguado por un puñado de funcionarios judíos de la Administración Trump que son más leales a Israel que a su propio país, Estados Unidos. Esos funcionarios, sostienen los palestinos, han apoyado la postura del Gobierno israelí y actúan como sus portavoces. Por eso, dicen, los palestinos no pueden aceptar un plan que en realidad es una "conspiración judeo-americana para eliminar la causa palestina".
Los palestinos están igualmente preparando el escenario para acusar a algunos países árabes de estar coludidos con esa "conspiración", lo que les pone en rumbo de colisión con Arabia Saudí. El mensaje palestino a los países árabes, especialmente a Arabia Saudí, debería entenderse como un disparo de advertencia: si colaboras con la Administración Trump en la trama, atente a las consecuencias.
La postura palestina contra Trump suena a sentencia de muerte contra el intento del Gobierno estadounidense de lograr una paz global en Oriente Medio. Tomemos cuidadosamente nota: esos disparos de advertencia se podrían traducir perfectamente en otra intifada contra Israel bajo el falso pretexto de que los estadounidenses y los israelíes, con la ayuda de algunos países árabes, están tratando de arrebatar a los palestinos sus derechos. Uno se pregunta cuándo se dará cuenta el mundo de que esos derechos ya les han sido arrebatados por sus propios líderes corruptos, que les lavan el cerebro.