El pasado 30 de diciembre, en la ciudad santa iraní de Qom, los que se manifestaban contra el régimen gritaban: "¡Muerte a Hezbolá!", "¿No te da vergüenza, Jamenei? Marchaos de Siria y cuidad de nosotros", "¡Ni Gaza ni el Líbano!".
En un país islámico que tiene por lemas oficiales "Muerte a América" y "Muerte a Israel", ver a la gente gritando "Muerte a Hezbolá" es completamente alucinante.
Al desear la muerte a Hezbolá, los manifestantes iraníes no sólo estaban protestando contra "la subida del precio de los huevos", como la maquinaria propagandística de los ayatolás pretende. Estaban exigiendo al Líder Supremo, ayatolá Alí Jamenei, que gaste el dinero iraní en el pueblo iraní y sólo en el pueblo iraní.
Irónicamente, el hecho de que gracias al malhadado acuerdo nuclear Irán esté recibiendo más de 100.000 millones de dólares procedentes de activos congelados está logrando quebrar la solidaridad entre el pueblo y el régimen de los ayatolás más que las sanciones. Durante la dura época de las sanciones, el pueblo iraní se mantuvo al lado de sus líderes. Los iraníes sólo rompieron con sus líderes cuando vieron que del dinero liberado se estaban beneficiando todos menos ellos.
¿Se está comiendo Hezbolá el pan del pueblo iraní? La respuesta es: sí, absolutamente. Hezbolá es una legión extranjera iraní, un instrumento de la guerra imperialista chií en Siria, Irak, el Yemen y contra Israel. Ese ejército árabe chií fue creado en el Líbano por el Líder Supremo iraní Ruholá Jomeini en 1982, justo después de que las Fuerzas de Defensa de Israel expulsaran a la OLP del País del Cedro. El objetivo de esa legión chií árabe era demostrar a los árabes musulmanes suníes de Oriente Medio que el chií Irán combatía mejor a la "entidad sionista" que cualquier régimen suní.
En la imagen, sendos retratos del líder de Hezbolá, Hasán Nasrala (izquierda), y el Líder Supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei (derecha), en Beirut, el Líbano, en 2006. (Foto: Marco Di Lauro/Getty Images). |
Con el paso de los años, la pequeña milicia creció hasta convertirse en un oneroso ejército, con más de 150.000 misiles apuntando a Israel y capaz de derrotar al ISIS en Siria.
¿Cuánto dinero le está costando Hezbolá a Irán? Antes de mencionar una cifra, recordemos, por favor, que Hezbolá no es sólo un ejército combatiente de entre 30.000 y 50.000 hombres. Hezbolá es también un sistema social con hospitales, instituciones benéficas, que procura excavadoras a los agricultores y escuelas religiosas a niños y niñas, así como un conglomerado mediático (canales de televisión, radios y páginas web), una red privada de telecomunicaciones y un agente capaz de librar guerras cibernéticas para desestabilizar países o empresas. Dicho con otras palabras: Hezbolá es un Estado dentro del Estado libanés, y el patrón de la comunidad chií en el País del Cedro.
Hasta 2005, los expertos pensaban que Irán estaba dando unos 200 millones de dólares al año a Hezbolá. Ese mismo año, Matthew Levitt escribió:
Hace poco, los diplomáticos y analistas occidentales especializados en el Líbano calcularon que Hezbolá recibe cerca de 200 millones de dólares anuales de Irán (...) Parte de ese apoyo financiero llega en efectivo, aunque se cree que buena parte lo hace en forma de bienes materiales, como armas. Los aviones de carga iraníes entregan a Hezbolá armamento sofisticado, desde misiles a armas de pequeño calibre, en vuelos regulares Damasco-Teherán. Estas armas se descargan en Siria y son transportadas por camión a los campos de Hezbolá en el libanés Valle de la Beká. Tras la muerte del líder palestino Yaser Arafat, se ha reportado que los servicios de inteligencia iraní dieron a Hezbolá 22 millones de dólares adicionales para financiar a organizaciones terroristas palestinas y fomentar la inestabilidad.
Distintas organizaciones benéficas iraníes, muchas de ellas controladas directamente por el Líder Supremo Jamenei, también financian hospitales y organizaciones de beneficencia en el Líbano. Es difícil cuantificar la cantidad porque no aparece en ningún presupuesto oficial. Sin duda representa muchos millones de dólares.
Por supuesto, a medida que creció el papel militar de Hezbolá, el coste de su financiación aumentó, desde los 300 a los 1.000 millones anuales.
En resumen, sin el dinero iraní, Hezbolá no existiría. Al menos no como legión extranjera iraní, activa militarmente contra Israel y en otros conflictos regionales de Oriente Medio. Sin los subsidios iraníes, Hezbolá sería únicamente una narcomafia.
Una de las características de esta milicia chií es que ha sido capaz de encontrar financiación alternativa para compensar los altibajos de la ayuda iraní cada vez que le ha hecho falta.
Una de sus fuentes de financiación es el tráfico de cocaína. Hezbolá ha establecido poderosas conexiones con cárteles de la droga mexicanos y colombianos, para facilitar la distribución de droga en todo Oriente Medio y EEUU. La Administración Obama frustró una vasta investigación de la DEA sobre tráfico de drogas, contrabando de armas, tráfico de personas y otras actividades delictivas de las que Hezbolá obtiene provecho en todo el mundo, según un explosivo reportaje publicado el mes pasado por Josh Meyers en Politico. Para la Casa Blanca de Obama, bloquear la investigación de la DEA fue una medida decisiva para culminar el acuerdo nuclear con Irán.
¿Cuánto dinero gana Hezbolá con la cocaína? De nuevo, es difícil saber. Entre 2007 y 2011, por ejemplo, las redes de Hezbolá participaron en una trama de 300 millones de dólares para comprar vehículos en EEUU y embarcarlos hacia el África occidental para su venta. Las ganancias de la venta de los coches se combinaban con los beneficios generados por la droga y se enviaban a casas de cambio para su blanqueo.
Asimismo, según Interpol, Hezbolá participa en el negocio de la falsificación (frenos de coche, ropa, productos farmacéuticos, dinero). Ya en 2003, Interpol alertó de los vínculos entre el negocio de la falsificación y el terrorismo, y entre la negocio de la falsificación y Hezbolá:
En los documentos preparados para su testimonio ante la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de EEUU del pasado 16 de julio, el secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, consignó que el problema se podría agravar en el futuro, y pidió redoblar los esfuerzos, incluyendo una nueva cooperación entre la industria y la policía, para combatirlo.
El documento de Interpol presentado al Comité del Congreso indicaba que se ha descubierto que un amplio abanico de organizaciones –Al Qaeda, Hezbolá, separatistas chechenos, extremistas albanokosovares, paramilitares de Irlanda del Norte– se ha beneficiado de la producción o venta de bienes falsificados.
Hezbolá también recauda fondos entre las comunidades de la diáspora chií en África, Europa, América del Norte y dirige
una extensa red de negocios y comercios ilícitos en todo el planeta, incluidas Sudamérica y África, que podrían mutar en nuevas empresas para evitar su escrutinio. Al usar empresas fantasma y cambiarles el nombre para evitar las sanciones estadounidenses, las organizaciones vinculadas a Hezbolá pueden seguir accediendo al sistema financiero internacional y hacer transacciones con una red en constante crecimiento. El Departamento del Tesoro de EEUU ha señalado a decenas de empresas con sede en el Líbano por financiar a Hezbolá, entre las que se cuentan firmas inmobiliarias y compañías de servicios para automóviles. Es probable que la organización mantenga sus operaciones de lavado de dinero, y crezca con nuevos sectores y empresas en el futuro.
Aunque Irán cortase las ayudas a su satélite, cabe presumir que los 150.000 misiles de Hezbolá seguirán en el Líbano como amenaza permanente a Israel. Así las cosas, el cártel chií de la droga Hezbolá sólo tendrá que trabajar más duro para alimentar a sus combatientes.