Una curiosa historia está teniendo eco en Francia. Dos productores de vino japoneses que vivían en Banyuls-sur-Mer desde 2016 recibieron una notificación de que tendrían que abandonar Francia por falta de recursos económicos. Rie Shoji, de 42 años, y Hirofumi Shoji, de 38, habían llegado en 2011 con la idea de hacerse productores de vino. Primero trabajaron de granjeros y comerciantes de vino en Burdeos y Borgoña, y estudiaron y obtuvieron el título de gestión agrícola y enología. En 2016, invirtieron 150.000 euros en la compra de terrenos. Su plan era producir vino natural y orgánico en una zona —el este de los Pirineos— donde todo se hacía manualmente.
Su primer vino, Pedres Blanques, apareció en 2017, y se consideró una "revelación". Ya está en la carta de vinos de muchos restaurantes famosos de Francia y España. "Su precio se está disparando —dijo su abogado, Jean Codognès— y la prefectura dice que su vino no tiene futuro. El gobierno no está pensando con claridad".
El mismo gobierno que quiere deportar a los inversores japoneses ha aceptado 100.000 migrantes de la África del norte y subsahariana en 2017, la mayoría de ellos sin cualificación ni dinero.
El mismo gobierno que quiere deportar a los creadores japoneses de un nuevo y espectacular vino en Francia está a punto de excarcelar a un terrorista de Al Qaeda, Yamel Begal, implicado en la masacre de Charlie Hebdo en 2015.
El 5 de agosto de 2018, Yamel Begal, de 52 años, habrá cumplido sus sentencias combinadas de cárcel por una serie de delitos, incluido su plan de atentar contra la embajada estadounidense en París. Francia quiere deportar a Begal a Argelia el día que abandone la cárcel de Vezin, en Rennes. Begal tiene pasaporte argelino, pero sus abogados insisten en que su vida correría peligro si volviera a su país natal. Hasta ahora, el Gobierno argelino no ha respondido a las peticiones del Gobierno francés. El 13 de junio, la ministra de Justicia, Nicole Belloubet dijo en una entrevista radiofónica: "Aún no tenemos la seguridad de que [el Gobierno argelino] vaya a aceptar a Begal, que ya no es ciudadano francés". ¿Qué pasará si Argelia no lo quiere? "Será puesto bajo arresto domiciliario".
Según una nueva ley antiterrorista adoptada en 2017, el "arresto domiciliario" se puede ampliar para abarcar un distrito en una ciudad o extenderlo para que cubra la ciudad de residencia, a fin de asegurar una mayor libertad al terrorista para que pueda disfrutar de una vida laboral y familiar.
Yamel Begal no es un caso aislado. Desde ahora hasta el fin de 2019, anunció el Ministerio de Justicia, Francia se dispone a sacar a 50 terroristas islámicos y 450 presos radicalizados de sus celdas. "Cuatrocientos cincuenta presos radicalizados habrán salido de prisión para 2019, más 50 terroristas islámicos", dijo al canal de noticias BFMTV.
Veinte terroristas islámicos saldrán de la cárcel este año y otros treinta terroristas islámicos el año que viene. Cuatrocientos cincuenta presos radicalizados saldrán de prisión entre este momento y 2019. Entre ellos, se encuentran delincuentes que se han radicalizado durante su estancia en la cárcel [...].
Por supuesto, creo que todo se está aplicando para proteger a nuestros conciudadanos. Estamos decididos a vigilar a estas personas. La creación de una oficina nacional para centralizar la información sobre los más peligrosos es una respuesta efectiva.
Hemos de recordar que el yihadista del ISIS de 19 años que degolló a un sacerdote, al padre Jacques Hamel, en Saint-Étienne-du-Rouvray, ha estado bajo vigilancia y se han seguido sus movimientos mediante una tobillera electrónica.
En enero de 2018, la misma y demasiado benévola ministra de Justicia, Nicole Belloubet, declaró que Francia intervendría si un yihadista francés era condenado a muerte en Siria o Irak. "El Estado francés intervendría, negociando con el otro Estado en cuestión", dijo. Ese anuncio tuvo lugar justo después de que un tribunal iraquí condenara a una alemana a la horca tras hallarla culpable de pertenecer al ISIS; es la primera sentencia de este tipo que afecta a una mujer europea. Francia y la Unión Europea siguen desde hace tiempo una política contraria a la pena capital y todos los países miembros han abandonado esa práctica.
En realidad, los funcionarios franceses expresan opiniones encontradas sobre cómo se debería tratar a los yihadistas del ISIS. Públicamente, tienden la mano para integrar a los yihadistas en la sociedad francesa. Pero en la realidad parecen, lógicamente, temer a este tipo de ciudadanos. En mayo de 2017, el Wall Street Journal publicó una investigación que afirmaba que las fuerzas especiales francesas habían proporcionado una lista negra a las fuerzas iraquíes de alrededor de treinta hombres que habían sido "identificados como objetivos de alto valor". El expresidente francés, François Hollande, confirmó que había autorizado personalmente que las fuerzas especiales mataran a al menos "cuatro objetivos de alto valor", unas operaciones conocidas como "operaciones de homicidio" en Francia.
Según las cifras hechas públicas por el Gobierno en noviembre de 2017, unos 1.700 musulmanes franceses se han unido al ISIS en Irak y Siria desde 2014. Al menos 278 murieron y 302 volvieron a Francia, incluidas 66 mujeres y 58 menores. El resto fue capturado en Siria o Irak, murió en combate o huyó a los territorios aún en manos del ISIS u otros focos yihadistas (particularmente en Libia).
Según una fuente del Gobierno que pidió mantenerse en el anonimato, los funcionarios franceses están empezando a estar especialmente preocupados por la posible conexión entre los musulmanes excarcelados y los yihadistas que vuelven de Siria e Irak a Francia por un lado, y las bandas musulmanas de los suburbios por el otro. Los "suburbios" en Francia han acabado siendo sinónimos de "zonas de exclusión", principalmente musulmanas y controladas por los salafistas y los traficantes de drogas. Según la misma fuente:
Tenemos la certeza de que está entrando un considerable flujo de armas a los suburbios. La mayoría de estas armas [Kalashnikovs, Uzis] estuvieron mucho tiempo en manos de los traficantes de drogas. La novedad es que estas personas están utilizando ahora estas armas para controlar más estrechamente sus territorios.
En mayo de 2018, un vídeo en el que aparecían los miembros de una banda vestidos de negro y disparando Kalashnikovs a otras bandas y a la policía se hizo viral en las redes sociales. Según múltiples fuentes, "circulan entre tres y siete millones de armas ilegales en Francia".
"Tememos una posible conexión entre las bandas musulmanas de los suburbios y los yihadistas que serán pronto puestos en libertad por un lado, y los yihadistas que regresan de la guerra en Irak por otro", dijo la fuente. "Nos falta información. La cuestión no es la amenaza, la cuestión es nuestra capacidad para contraatacar. En el presente, no tenemos ni la preparación ni la capacidad para combatir esa posible alianza".
Para entender el peligro, hemos de hacer un sencillo cálculo, dice la fuente:
Tenemos 400 "suburbios" en Francia. Representan cinco millones de personas, principalmente musulmanas. El 90% de esta población está trabajando duro para sobrevivir. Pero el 10% —medio millón de personas— están trabajando para los salafistas o los traficantes de drogas. Si el 10% de ese 10% hace una alianza con los yihadistas, representa un ejército de 50.000 soldados. La policía no tiene la capacidad para luchar contra un enemigo interno como ese.