El presidente francés, Emmanuel Macron, que ha declarado su empeño en "combatir el fundamentalismo" y "preservar la cohesión nacional", se ha comprometido a "sentar las bases de trabajo para una completa reorganización del islam en Francia".
Según Macron, el plan, similar en ambición a la Ley del Islam de Austria, está dirigido a alcanzar una "mejor integración" del islam en Francia para "situarlo en una relación más pacífica con el Estado".
Una prioridad clave es reducir las injerencias externas poniendo coto a la financiación extranjera de mezquitas, imanes y organizaciones musulmanas en Francia. El propósito general del plan es asegurar que las leyes francesas prevalezcan sobre la ley islámica para los musulmanes que viven en el país.
En una entrevista publicada el 11 de febrero en el Journal du Dimanche, Macron dijo que el plan, que se está coordinando con el Ministerio del Interior, será anunciado en los próximos seis meses: "Estamos trabajando en la estructuración del islam en Francia y también en cómo explicarlo", dijo Macron. "Mi objetivo es redescubrir lo que reside en el núcleo del laicismo: la posibilidad de poder creer y también de no creer, con el fin de preservar la cohesión nacional y la posibilidad de tener una conciencia religiosa en libertad".
Emmanuel Macron, presidente de Francia. (Foto: Dan Kitwood/Getty Images). |
Macron dijo también que estaba consultando a un amplio abanico de expertos y líderes religiosos para tener su punto de vista sobre el plan de reforma. "Me estoy reuniendo con intelectuales y académicos, como [el experto francés sobre el islam] Gilles Kepel, y a representantes de todas las religiones, porque creo que tenemos que extraer mucho de nuestra historia, de la historia de los católicos y los protestantes". Prosiguió:
Nunca le pediré a ningún ciudadano francés que sea moderado en su religión o crea moderadamente en su Dios. No tendría mucho sentido. Pero sí le pediré a todos, constantemente, un respeto absoluto a todas las normas de la República.
El plan de Macron, en su concepción actual, es difuso y no muy detallado, pero al parecer consiste en tres amplios pilares: determinar quién representará a los musulmanes en Francia; definir cómo se financiará el islam en Francia; y determinar cómo se formarán los imanes en Francia.
Representación de los musulmanes en Francia
Un aspecto clave del plan de Macro es reformar el Consejo Francés del Culto Musulmán (Conseil français du culte musulman, CFCM), el interlocutor oficial entre los musulmanes y el Estado respecto a la regulación del islam en Francia. La organización, que representa aproximadamente a 2.500 mezquitas de Francia, fue creada en 2003 por el entonces ministro del Interior Nicolas Sarkozy.
El CFCM ha sido criticado por ser ineficaz y hostil, en buena parte porque la presidencia rotatoria ha permitido la injerencia de países extranjeros —principalmente Argelia, Marruecos y Turquía— aparentemente para evitar que los musulmanes se integren en la sociedad francesa. Macron dijo que el objetivo era acabar con lo que llamó "islam consular" y abrir el CFCM a los musulmanes "más integrados".
"Es hora de incorporar a una nueva generación", dijo Hakim al Karui, experto franco-tunecino sobre el islam que está asesorando a Macron acerca de las reformas. "Hemos tenido quince años de debate para defender los intereses de países extranjeros".
El Ministerio del Interior aspira a que las reformas estén instauradas para 2019, cuando el CFCM celebrará elecciones para renovar su cúpula. "El momento es el propicio para plantear las reformas necesarias", dijo Anuar Kbibech, expresidente del CFCM.
El plan de Macron también conllevaría la creación de un "imán mayor de Francia", a semejanza de la posición de "rabino mayor". Dicha persona tendría "autoridad moral" para representar al islam ante el Estado. Se desconoce aún cómo reconciliaría esa persona las distintas variedades del islam en liza para poder representar a todas.
La financiación del islam en Francia
La segunda prioridad de Macron es "reducir la influencia de los países árabes" que, según sostiene, "impiden al islam francés volver a la modernidad". Su plan pondría coto a la financiación por parte de gobiernos o entidades extranjeras de lugares de culto musulmán o de la formación de los imanes en Francia. Cientos de mezquitas árabes son financiadas por países del Magreb norafricano y el golfo Pérsico.
El nuevo plan también intentaría arrojar luz sobre los acuerdos financieros de las mezquitas situándolas bajo la jurisdicción de la ley francesa que regula las asociaciones culturales. Las mequitas francesas se adhieren actualmente a una ley que regula las organizaciones sin ánimo de lucro, lo que las permite mantener unas cuentas más opacas.
Macron planteó la posibilidad de revisar la Ley de Separación entre Iglesia y Estado de 1905 que instauró el laicismo oficial en Francia. La ley de 1905, entre otras disposiciones, prohibió la financiación pública de los grupos religiosos en Francia. Abordando la posibilidad de que pronto se les pueda pedir a los contribuyentes franceses que paguen para que los musulmanes practiquen su religión en Francia, Macron dijo: "La ley de 1905 es parte de un tesoro que nos pertenece, pero no tuvo en cuenta la realidad religiosa del islam, porque no estaba presente en nuestra sociedad como sí lo está hoy".
El plan de Macron también prevé supuestamente la creación de un llamado "impuesto halal" aplicado a las ventas de productos halal para financiar al islam en Francia. La propuesta ha sido recibida con un furibundo rechazo por los musulmanes franceses, de los cuales el 70% se opone a la creación del impuesto, según una encuesta de Ifop para JDD.
La formación de imanes en Francia
Varios cientos de imanes de Francia son funcionarios con salarios pagados por gobiernos extranjeros. El ministro del Interior, Gérard Collomb, dijo que el gobierno francés "debería intervenir" en la formación de los imanes para que sean "imanes de la República", y no "imanes de países extranjeros".
En una entrevista con Radio France Inter, Collomb dijo: "Hoy nos encontramos con una serie de dificultades simplemente porque hoy en día cualquiera puede autoproclamarse imán".
El plan de Macron ha sido recibido con una mezcla de optimismo, escepticismo y burla.
Galeb Bencheij, reformista islámico franco-argelino y expresidente de la Gran Mezquita de París, dijo que el enfoque de Macron era "legítimo" e "interesante". En una entrevista con Radio France, Bencheij declaró:
Hay una terrible paradoja que habría que saber cómo deshacer. Estamos en un país laico, y este principio sagrado del laicismo estipula que la autoridad política no debe interferir en la estructura del culto, sea el que sea. Al mismo tiempo, tiene que haber una estructura y privilegiar a unos interlocutores con poder político. Los líderes musulmanes son cautos, pusilánimes, y no han gestionado esta estructura. En consecuencia, es legítimo que tanto el presidente de la República como el ministro del Interior, Gérard Collomb, insistan en una estructura saneada.
Le Figaro apuntó con escepticismo que los anteriores presidentes franceses han hecho promesas similares que terminaron fracasando:
¿Triunfará Macron donde sus predecesores han fracasado? La urgencia, en cualquier caso, es muy real. El pasado mes de diciembre, un líder musulmán de Bouches-du-Rhône declaró: "Los salafistas han tomado el control del territorio en Francia. Hay un vacío, en especial con el problema de los imanes que no hablan francés".
En una entrevista con Les Echos, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, dijo que estaba preocupada por un posible nuevo desafío a la ley que separa Iglesia y Estado: "Hay toda una serie de pistas, algunas de las cuales son intolerables, inaceptables; por ejemplo, la idea de un Concordato, la idea de tocar la ley de 1905".
Pidió que Francia adoptara una línea dura respecto a la financiación extranjera del islam: "Hay que frenar la financiación extranjera de las mezquitas y cerrar las salafistas. Cualquier imán extranjero que tenga un discurso contrario a los valores de la República deber ser expulsado".
Florian Philippot, ex vicepresidente del Frente Nacional y eurodiputado, dijo que el plan de Macron no iba dirigido a volver a una "República laica", sino a "proteger a los musulmanes".
A principios de enero, durante una reunión en el Palacio del Elíseo con representantes de las seis principales religiones en Francia (católica, protestante, ortodoxa, musulmana, judía y budista), Macron anunció que haría un "importante" pero "desapasionado" discurso sobre el laicismo durante su presidencia: "Mi deseo para 2018 es que Francia se convierta, con vosotros, en un modelo de laicismo, sabiendo cómo escuchar las voces del país con su diversidad, siendo capaces de construir sobre esta diversidad una gran nación reconciliada y abierta al futuro".
Sin embargo, al cabo de menos de una semana, Macron dio marcha atrás. El discurso, al parecer, "fue eliminado de la agenda" porque hablar sobre laicismo "sólo en el contexto del islam" sería "un error fatal".
La columnista Hélène Jouan acusó a Macron de intentar jugar a dos bandas contra el centro:
A Emmanuel Macron se le atribuye el mérito de mantener un sutil equilibrio entre el inquebrantable apego a los principios republicanos y la absoluta firmeza frente al islam radical.
El presidente prefiere salirse por la tangente. No estoy segura de que esto vaya a durar. Un suceso trágico en Francia le obligaría, naturalmente, a revelarse a sí mismo, corriendo el riesgo después de alejar a los que juzgarían, desde la derecha o de la izquierda, que hace demasiado o que no hace lo suficiente, y de perder su posición de "centralidad" que cree que mantiene sobre esta cuestión. Pero mientras, gana tiempo.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York.