La incitación palestina y la explotación cínica de un lugar sagrado para difundir mentiras y libelos de sangre apenas son recogidos por los grandes medios de comunicación de Occidente. (Foto de Stephanie Keith/Getty Images). |
Los palestinos siguen utilizando el Monte del Templo, conocido en árabe como Haram al Sharif, en Jerusalén, como plataforma para incitar contra Israel en general y los judíos en particular.
Esta incitación, que empezó después de que se permitiera a los turistas judíos reanudar sus visitas al lugar sagrado desde 2014, ha adoptado varias formas. Las visitas de los judíos al lugar sagrado habían sido suspendidas varios años durante la revuelta de la Segunda Intifada, que estalló en septiembre de 2000.
Desde 2014, la cúpula de la Autoridad Palestina, incluido el presidente Mahmud Abás, ha estado lanzando una serie de incitaciones sin precedentes contra Israel y los judíos para protestar por sus visitas al Monte del Templo.
En 2015, Abás anunció que los palestinos "no iban a permitir que los judíos ensuciaran con sus sucios pies nuestra mezquita Al Aqsa".
Después pasó a alabar a los palestinos que estaban dispuestos a sacrificar su vida a fin de impedir que los judíos visitaran el lugar sagrado. "Bendecimos cada gota de sangre que se ha derramado por Alá y Jerusalén. Cada mártir (Shahid) llegará al Paraíso, y todos los heridos serán recompensados por Alá".
Abás, sus altos funcionarios y los medios han estado mintiendo desde entonces a su pueblo y al resto del mundo al afirmar que "los colonos judíos extremistas invadían con fuerza y violencia la mezquita Al Aqsa". Por supuesto, ningún judío extremista ni colono ha "invadido" ninguna mezquita en el Monte del Templo, y desde luego no la mezquita Al Aqsa. Resulta que la mayoría de los visitantes son judíos religiosos. Los palestinos, sin embargo, suelen referirse a todos los judíos religiosos como "extremistas" o "colonos". Parece ser su manera de estereotipar a los judíos como agresores, colonialistas y extremistas.
Las visitas de los judíos al Monte del Templo se llevan a cabo en coordinación con la policía israelí y consiste en un breve recorrido por las instalaciones del Monte del Templo. Los visitantes judíos no entran a la mezquita Al Aqsa, ni a la cercana Cúpula de la Roca. Sin embargo, esta prohibición no ha impedido que Abás y los líderes palestinos, que se cuidan de no dejar que se interpongan los hechos, sigan propagando la mentira de que los judíos están "irrumpiendo" en las dos mezquitas.
Lo peligroso de las mentiras y la incitación palestinas es que muchos palestinos parecen creerlas. Los visitantes judíos son a menudo recibidos por fieles palestinos airados que les lanzan insultos a ellos y a los policías que los acompañan.
A principios de esta semana, los palestinos dieron otro ejemplo más de cómo están utilizando un lugar sagrado para diseminar mentiras y libelos de sangre contra Israel y los judíos. Los palestinos también demostraron que su verdadero objetivo es al parecer instigar una confrontación violenta con los judíos en el Monte del Templo. De ese modo, los palestinos podrían ir corriendo a decirle al mundo que Israel está intentando librar una guerra religiosa con los musulmanes.
La última provocación palestina se produjo cuando un policía israelí, que realizaba unos controles de rutina, intentó entrar en la Cúpula de la Roca, una práctica diaria de la policía israelí con principal objetivo de proteger la seguridad de los fieles palestinos. Hubo, sin embargo, un pequeño "problema" con este policía específico: resultó ser un judío religioso que llevaba la kipá.
Para seguir con su estereotipado de los judíos, los palestinos afirmaron que este policía era un colono judío extremista, así que intentaron impedirle llevar a cabo su deber. Coreando "¡Alá Akbar!" ("¡Alá es grande!"), los guardias del Departamento del Waqf, el organismo religioso islámico que gestiona las mezquitas del Monte del Templo, cerraron inmediatamente las puertas de la Cúpula de la Roca. Los guardias y decenas de fieles musulmanes se atrincheraron dentro de la mezquita y empezaron a pedir a otros palestinos que acudieran al lugar sagrado a "protegerlo" de los judíos.
Horas después, gracias a la negociación entre altos funcionarios de policía y las autoridades religiosas palestinas, se pudo desbloquear pacíficamente la situación entre los protestadores y la policía. La Autoridad Palestina, no obstante, optó por aprovechar el incidente para seguir con su campaña de incitación contra Israel y los judíos. Una serie de altos funcionarios palestinos, incluidos el primer ministro, Rami Hamdala, y su ministro de Asuntos Religiosos, Yusef Edais, emitieron respectivos comunicados donde condenaban a Israel por sus "constantes asaltos y violaciones contra la mezquita Al Aqsa y otros lugares sagrados islámicos y cristianos" en Jerusalén.
Estas declaraciones son una total falsedad que se sitúan en el contexto de la incitación diaria palestina contra Israel y los judíos. El policía no pertenecía a ningún grupo judío que estaba visitando el lugar sagrado. No tenía ninguna intención de rezar o de "asaltar" ningún lugar religioso islámico. Estaba llevando a cabo una patrulla de seguridad rutinaria, para proteger la seguridad de todos los visitantes del Monte del Templo: judíos, cristianos y musulmanes por igual.
El clamor palestino por la escena de un policía judío religioso puede, en resumen, describirse mejor como una muestra de antisemitismo. De lo contrario, ¿cómo explican los palestinos que no pongan objeciones a que un policía judío no religioso patrulle el lugar sagrado? ¿Por qué está bien que un policía sin kipá entre en la Cúpula de la Roca, pero no uno que lleve la kipá para visitar el lugar?
Los palestinos que protestaron contra el policía que llevaba la kipá seguían el dictado de su presidente, Abás, cuando afirmó que los palestinos "no iban a permitir que los judíos ensuciaran con sus sucios pies la mezquita Al Aqsa". En este caso, sin embargo, a los palestinos no les molestaron los "sucios pies" del policía, sino el hecho de que fuese un judío religioso. Tal vez Abás debería cambiar su declaración de 2015, para que incluyera, además de los "judíos con sus sucios pies", "los judíos religiosos que llevan la kipá".
Abás y los líderes palestinos están tratando claramente de arrastrar a Israel a un conflicto religioso con todos los musulmanes, no sólo los palestinos. El Monte del Templo se ha convertido en su plataforma favorita para diseminar los libelos de sangre y las mentiras contra Israel y los judíos. Si alguien está ensuciando la santidad del lugar sagrado, es Abás y sus representantes en la Margen Occidental. Fatah, la facción gobernante de Abás, desempeñó un importante papel las protestas que estallaron tras el último incidente en la Cúpula de la Roca relacionado con el policía que llevaba la kipá. La policía detuvo más tarde a Awad Salaymeh, alto funcionario de Fatah en el este de Jerusalén, por su papel en los incidentes relacionados con el policía. Él y otros activistas de Fatah estaban en lugar de los hechos, debido a sus actuales intentos de instigar las tensiones entre los judíos y los musulmanes en el Monte del Templo.
Otras formas de incitación palestina contra Israel y los judíos en el Monte del Templo incluyen los sermones semanales pronunciados por destacadas figuras islámicas. Casi cada viernes, algún clérigo islámico utiliza el púlpito para pronunciar sermones incendiarios contra Israel y los judíos. Uno de estos clérigos es el jeque Ekrima Sabri, antiguo muftí palestino de Jerusalén, que la semana pasada les dijo a sus seguidores que Jerusalén nunca será una ciudad judía. Sabri y otros altos clérigos también han utilizado el púlpito para advertir a los palestinos contra la venta de sus propiedades a los judíos.
Esta incitación palestina y el cínico aprovechamiento de un lugar sagrado para propagar mentiras, libelos de sangre y estereotipos contra los judíos de los que apenas dan cuenta los grandes medios de Occidente. Si Israel hubiese impedido a un palestino entrar en un lugar sagrado por su ropa, los periodistas extranjeros destinados en Jerusalén y Tel Aviv habrían ido corriendo al lugar para entrevistar al hombre y contarle al mundo que Israel está vulnerando la libertad de culto. Este es otro ejemplo más de cómo los medios les dan a los palestinos carta blanca y les permiten seguir con su vil incitación contra Israel. La próxima vez que un palestino agarre un cuchillo y salga a apuñalar a un judío, los periodistas quizá consideren la última vez que no informaron sobre los líderes palestinos, especialmente sobre su incitación.