El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, que a menudo es descrito por medios y políticos occidentales como un líder árabe "moderado" y "pragmático", citó el año pasado al intelectual egipcio Abdelwahab el Mesiri, que dijo que Israel "constituye un proyecto colonialista que nada tiene que ver con el judaísmo", y añadió que los europeos quisieron "transferir a los judíos" de Europa a Oriente Medio porque "querían que esta región se convirtiese en un puesto de avanzada para proteger los intereses y los convoyes que iban de Europa a Oriente". (Imagen: captura de un vídeo de MEMRI). |
La paz con Israel es, supuestamente, una forma de claudicación y sumisión que herirá la dignidad de los árabes y los musulmanes.
Eso es lo que viene a decir una vasta campaña que están llevando a cabo los palestinos y otros árabes de cara al próximo anuncio del plan de la paz de la Administración de EEUU, también conocido como "el acuerdo del siglo".
Se trata de desbaratar el "acuerdo del siglo" y aterrorizar a los árabes y a los musulmanes que puedan querer aceptarlo.
Como parte del esfuerzo para generar conciencia sobre los peligros del mismo, un creciente número de palestinos y árabes están tratando de explicar a su gente por qué la paz y la normalización de los lazos con Israel son totalmente inaceptables. Ahí está, por ejemplo, la denominada Campaña Internacional contra la Normalización, cuyos promotores dicen estar preocupados por que algunos países y líderes árabes puedan cooperar con el "acuerdo del siglo". Están inquietos porque ven que algunos países y líderes árabes ya están, de hecho, implicados de varias maneras en la normalización con Israel.
La campaña se propone claramente lanzar una advertencia, no sólo a los árabes y musulmanes de a pie, también a sus líderes, sobre las "peligrosas consecuencias" de hacer la paz con Israel. La normalización es "el miserable fruto de una cultura de claudicación y sumisión", dicen; y las concesiones y la paz no son más que una vergüenza y una degradación.
Para ellos, las palabras paz y compromiso parecen tener connotaciones sumamente negativas, de repliegue, derrota y rendición.
Reconocer el derecho de Israel a existir también es visto por muchos árabes y musulmanes como una humillación a sus valores, su cultura, su poder político y sus tradiciones económicas. Han sido educados para ver a Israel como un cuerpo extraño y un "proyecto colonial" plantado en Oriente Medio por las potencias occidentales. Por lo tanto, no pueden aceptar la presencia de los judíos en lo que consideran su propio Estado soberano, en tierras que creen que pertenecen exclusivamente a los musulmanes.
Incluso el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, que a menudo es descrito por los medios y políticos occidentales como un líder árabe "moderado" y "pragmático", comparte la idea de que Israel no es más que un "proyecto colonial". El año pasado, en un discurso a los delegados de la OLP en Ramala, Abás citó al intelectual egipcio Abdelwahab el Mesiri para decir:
La naturaleza funcional de Israel significa que fue suscitada por el colonialismo con el fin de cumplir una función específica, y por lo tanto constituye un proyecto colonialista que nada tiene que ver con el judaísmo.
Y luego añadió:
[Oliver Cromwell] tuvo la idea de transferir a los judíos de Europa a Oriente Medio (...) porque querían que esta región se convirtiese en un puesto de avanzada para proteger los intereses y los convoyes que iban de Europa a Oriente (...) Pidió a Holanda, que tenía la mayor flota del mundo, que transfiriera a los judíos, pero el proyecto no prosperó. Eso fue en 1653.
También el año pasado, Abás manifestó varias veces su rechazo a un "acuerdo del siglo" aún no revelado. De hecho, lo tachó de "conspiración" y de "bofetada del siglo". ¿Cómo puede entonces decirle de repente a su pueblo que acepta ese acuerdo o cualquier otro que pueda reconocer el derecho de Israel a existir?
"La normalización [con Israel] equivale a la derrota", explicó Mohamed al Adloni, secretario general de una organización antiisraelí, The International Coalition for Supporting Jerusalem and Palestine. Después advirtió de que hacer la paz o normalizar las relaciones con Israel constituiría una amenaza a la "conciencia" de los árabes y los musulmanes. Hacer la paz con Israel, aseguró, sería "una ocupación completa de la conciencia [de los árabes y musulmanes]".
Al Adloni y otros activistas aintiisraelíes de los países árabes islámicos parecen preocupados por que la paz con la "entidad sionista" hiciera que sus pueblos tuvieran contacto con los valores democráticos y con la libertad de expresión. Parecen preocupados por que los árabes y los musulmanes puedan despertar una mañana y empezar a exigir elecciones libres y democráticas como las que se celebran en Israel.
Por lo visto, el sector contrario a la paz en el mundo árabe e islámico no quiere que su pueblo tenga contacto con la avanzada tecnología israelí, incluida la sanitaria. Por lo visto, quiere que su pueblo siga viviendo en la miseria y sometido a dictaduras, para que sea más fácil reclutar a gente para la yihad contra Israel y Occidente. Además, si salen de la pobreza y la miseria, y sus condiciones de vida mejoran y empieza a gozar de los frutos de la civilización moderna, existe la posibilidad de que los árabes y los musulmanes se alejen del islam e incluso empiecen a apoyar los inadmisibles valores de Occidente.
A esos extremistas no parecen querer disminuir la alta tasa de desempleo entre los árabes y los musulmanes, mejorar las condiciones de vida de su pueblo u ofrecer a los jóvenes árabes y musulmanes la esperanza de un futuro mejor. En su lugar, da la impresión de que quieren que su pueblo siga viviendo en la miseria, para que ellos puedan dirigir más fácilmente su rabia hacia Israel y Occidente.
La campaña antiisraelí en el mundo árabe e islámico ve la paz con Israel como la mayor amenaza a los árabes y los musulmanes, y no el fracaso de sus líderes, las malas políticas económicas y la corrupción. El mensaje que los activistas contrarios a la paz están mandando a su pueblo es: "La paz con Israel es lo peor que nos podría pasar a los árabes y los musulmanes, porque los judíos invadirán nuestra mente y nuestra cultura".
Yaser Qadura, representante del Comité Popular por los Palestinos en la Diáspora, con sede en el Líbano, afirma que su organización está haciendo un gran esfuerzo para educar a los árabes y a los musulmanes en los "peligros" de la paz y la normalización con Israel. Según Qadura, sus seguidores tienen planes de publicar una "lista de la vergüenza" con los nombres de los árabes y musulmanes que sean sorprendidos promoviendo la paz y la normalización.
Cualquiera cuyo nombre aparezca en la lista será inmediatamente denunciado como "traidor". En muchos países árabes e islámicos, la traición es castigable con la muerte. Por lo tanto, la lista de la vergüenza se entendería como una licencia para matar a cualquiera que se atreva siquiera a hablar de la paz con Israel.
El mes pasado, un importante grupo de activistas árabes e islámicos se reunió en Beirut, la capital del Líbano, y sentenció que "todas las formas de normalización con la entidad sionista son un acto de traición". Un árabe o un musulmán que participe incluso en actividades deportivas, culturales o artísticas con la "entidad sionista" será considerado un "traidor". A ojos de estos activistas, entre los que hay líderes religiosos, cualquiera que juegue al fútbol o acuda a un acto cultural con un judío sería condenado un "traidor".
Cuando la Administración Trump haga público al fin su plan, descubrirá que numerosos árabes y musulmanes han lanzado una campaña de intimidación para impedir a sus líderes hacer la paz con Israel. Si a un niño árabe o musulmán se le prohíbe jugar al fútbol con un judío, ¿cómo puede esperar la Administración Trump que los árabes y los musulmanes reconozcan el derecho de Israel a existir?
La Administración Trump descubrirá pronto lo que cualquier niño del mundo árabe e islámico sabe: que el conflicto árabe-israelí no tiene que ver con los asentamientos, los puestos de control o la valla de seguridad, sino con el mismísimo derecho de Israel a existir en Oriente Medio. Y que muchos árabes y musulmanes ven la paz con Israel como una amenaza inaceptable a la que hay que poner freno a toda costa.