El 23 de julio de 2018, en una ceremonia en honor de terroristas palestinos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, dijo: "No vamos a reducir ni a retener los subsidios de las familias de los mártires, presos y expresidiarios (...) Si sólo nos quedara un penique, lo gastaríamos en las familias de los mártires y los presos". (Imagen: MEMRI). |
El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, reafirmó recientemente su acrisolado compromiso con el sostenimiento económico de las familias de los palestinos encarcelados o muertos por la comisión de atentados contra israelíes. "Venimos pagando a las familias de los presos y mártires desde 1965", les dijo a los ministros de Exteriores de la Liga Árabe en una cumbre de urgencia celebrada en El Cairo el pasado 21 de abril.
La insistencia de Abás en destinar millones de dólares a las familias de los palestinos que asesinan o intentan asesinar a judíos está costando caro a los propios palestinos. En los últimos dos meses el Gobierno de Abás no ha podido pagar el sueldo completo a sus 200.000 empleados. ¿Por qué? Porque Israel ha empezado a deducir de los impuestos que recauda en nombre de los palestinos la misma cantidad que la AP paga cada mes a las familias de los presos y los mártires.
A causa de una aguda crisis financiera, el Gobierno de la AP dice que se ha visto obligado a pagar a sus empleados sólo entre el 50 y el 60% de sus salarios, porque, lo dicho, Israel ha deducido grandes cantidades del dinero que se supone va a las familias de los presos y terroristas que han perpetrado atentados contra israelíes.
En su discurso de El Cairo, Abás pidió a los países árabes que procuraran ayuda económica para impedir el colapso de la AP. En referencia al rechazo israelí a los pagos a los terroristas palestinos y a sus familias, Abás explicó: "Les venimos pagando desde 1965 porque murieron, fueron a la cárcel o resultaron heridos por nuestro interés nacional y no por motivos personales. Es nuestro deber atender a las familias". Abás afirmó después que Israel ha deducido más de 100 millones de dólares de los impuestos recaudados en los últimos dos meses.
Según un informe publicado por Wafa, el presupuesto anual de la AP es de 5.000 millones de dólares. La cantidad que se destina a los presos es de 155 millones, de los cuales 147 son transferencias directas a los propios presos. De ahí salen los salarios de los 5.000 presos actuales, el pago de las multas israelíes a 1.200 presos, las subvenciones a 1.500 presos tras su salida de prisión, las subvenciones a 1.200 expresidiarios en paro, los salarios de 5.500 expresidiarios y otras cantidades no especificadas a expresidiarios que han pasado más de diez años en la cárcel.
El presupuesto de la AP para el mantenimiento de las familias de los mártires y heridos es de 185 millones de dólares, según Wafa. Esta cantidad se utiliza para asegurar que 24.000 familias de mártires y heridos cuenten con un subsidio mensual.
Los ministros de la Liga Árabe emitieron sin demora un comunicado en el que prometían 100 millones al mes a la AP como compensación por los fondos retenidos por Israel. Sin embargo, a juzgar por la experiencia, la probabilidad de que se cumpla tal promesa es prácticamente nula. Los países árabes han sido llamativamente generosos con los palestinos en términos retóricos; pero cuando se trata de llenar efectivamente las arcas palestinas, lo cierto es que en los últimos 25 años los palestinos no han visto ninguna ayuda real de sus hermanos árabes.
Que los países árabes no acudan en socorro de los palestinos no es ni mucho menos una novedad. De hecho, los palestinos llevan mucho tiempo lamentándose de que el mundo árabe les ha dado la espalda.
Menos se entiende la voluntad de Abás de sacrificar la subsistencia de decenas de miles de familias de funcionarios con tal de beneficiar a terroristas. Las palabras de Abás en la reunión de la Liga Árabe y otras declaraciones que ha hecho en los últimos meses demuestran su preferencia por el bienestar de los terroristas frente al de los empleados que trabajan duro para dar de comer a sus familias.
En meses recientes, Abás ha explicitado su lista de prioridades, y en lo más alto de ella figuran los asesinos de judíos. Las familias de los terroristas, ha declarado Abás, deberían ser las primeras en recibir salarios de su Gobierno.
El 23 de julio de 2018, en una ceremonia celebrada en Ramala en honor de unos terroristas, Abás se refirió a los presos y mártires como "pioneros" y "estrellas en el firmamento de la lucha del pueblo palestino que tienen la máxima prioridad en todo". Dijo Abás:
No vamos a reducir ni a retener los subsidios de las familias de los mártires, presos y ex presos, como algunos [quieren que hagamos]; si sólo nos quedara un penique, lo gastaríamos en las familias de los mártires y los presos.
A Abás le queda mucho más que un penique porque Israel sólo ha retenido un pequeño porcentaje de los ingresos y tarifas que recauda en nombre de los palestinos. Lo que pretende Israel no es tanto penalizar a todo el pueblo palestino como lanzar un mensaje a sus líderes para que dejen de pagar a los palestinos por asesinar judíos.
Como ha declarado Abás, los líderes palestinos llevan haciendo esos pagos desde 1965. ¿Cómo pretende que eso es moralmente acertado? Esos pagos están en el núcleo de la incitación al terrorismo que impulsa el conflicto israelo-palestino.
Si alguien está castigando colectivamente a los palestinos, es el propio Abás. Está privando a decenas de miles de familias de salarios íntegros, impidiéndoles así comprar comida y efectuar pagos cruciales (alquiler, tasas universitarias, etc.). Las únicas familias que siguen percibiendo sus salarios íntegramente son aquellas que tienen a alguno de sus miembros en la cárcel por asesinar o intentar asesinar a judíos. El funcionario palestino que envía a su hijo a la universidad no recibe su salario íntegramente. El palestino que envía a su hijo a asesinar a un judío tiene derecho al salario íntegro y recibe más respeto de los líderes palestinos.
¿Qué mensaje está enviando Abás a su pueblo? Que el que quiera comer, lo mejor que puede hacer es dedicarse al terrorismo. Las familias de los funcionarios públicos que ahora no pueden pagarse la comida y el alquiler de su vivienda miran con envidia a las familias de los terroristas. Deben de estar diciéndose: "¡Qué tontos somos por no mandar a nuestros hijos a apuñalar judíos!". Esta es la educación que los líderes palestinos vienen brindando a los suyos desde 1965.