Matteo Salvini, el viceprimer ministro y ministro del Interior de Italia desde 2018, ha sido excluido del gobierno italiano después de que le saliera el tiro por la culata en su intento de forzar elecciones anticipadas para ser primer ministro. (Foto de Ernesto S. Ruscio/Getty Images) |
Matteo Salvini, el viceprimer ministro y ministro del Interior de Italia desde 2018, ha sido excluido del gobierno italiano después de que le saliera el tiro por la culata en su intento de forzar elecciones anticipadas para ser primer ministro.
Como líder de facto del movimiento antimigratorio de Europa, la salida de Salvini del Gobierno podría obstaculizar los esfuerzos para ralentizar la inmigración ilegal al continente. Muchos analistas, sin embargo, creen que Salvini, que sigue sacando delantera a sus rivales en las encuestas de opinión, volverá a estar pronto en el Gobierno, e incluso en una posición más fuerte que antes.
El 8 de agosto, después de meses de disputas públicas, Salvini declaró que la coalición de gobierno entre su partido, la Liga, y la formación antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) era inviable. Acusó al M5S de bloquear las principales medidas políticas de la Liga y dijo que la única manera de avanzar era celebrar unas nuevas elecciones.
La Liga y el M5S, antes de unas elecciones no concluyentes en marzo de 2018, habían sido adversarios políticos. Sin embargo, tres meses después, formaron una improbable alianza. Su acuerdo de coalición de junio de 2018, esbozado en un plan de acción de 39 páginas, prometía medidas enérgicas contra la inmigración ilegal y deportar a hasta 500.000 inmigrantes sin documentos.
Desde entonces, Salvini ha acusado al M5S de no aplicar partes del acuerdo de coalición. Las tensiones llegaron a un punto crítico el 7 de agosto, cuando, durante una sesión parlamentaria, el M5S votó en contra de un proyecto apoyado por Salvini para crear un enlace por tren de alta velocidad con Francia. "Es inútil seguir adelante con noes y disputas", escribió Salvini en su página de Facebook. "Sin duda los italianos necesitan un gobierno que funcione, no a un Sr. No". Salvini pidió que se celebraran nuevas elecciones el 13 de octubre.
Para intentar evitar unas elecciones anticipadas, que, según las encuestas, ganaría Salvini, el M5S se puso de acuerdo con el Partido Demócrata (PD), de izquierdas, para expulsar a la Liga, el partido de Salvini, del poder. El M5S y el PD llegaron a un acuerdo de coalición preliminar el 28 de agosto, y un día después, el presidente italiano, Sergio Mattarella, le pidió al primer ministro (independiente), formar una nueva coalición de gobierno. Aunque la Liga es el partido más popular en Italia, el M5S y el PD son las dos fuerzas mayoritarias en el Parlamento.
A pesar de que el M5S, antisistema y contrario a la UE, y el PD, prosistema y a favor de la UE, han sido durante mucho tiempo enemigos políticos, parece que el M5S ha dejado a un lado muchos de sus principios fundamentales para satisfacer las demandas del PD. Por ahora, el M5S ha insistido en mantener una dura ley antimigratoria aprobada con la Liga en noviembre de 2018. La ley, defendida por Salvini, hizo que el apoyo público a la Liga se disparara desde el 17% en las elecciones de marzo de 2018 al 38% en agosto de 2019.
El nuevo gobierno —cuyo objetivo es gobernar hasta las siguientes elecciones generales, que se deben celebrar a más tardar en mayo de 2023— tendrá que ser aprobado con un voto de confianza por ambas cámaras del Parlamento.
La nueva alianza de gobierno, de materializarse, podría tener un corto recorrido. En una entrevista con el diario italiano La Stampa, el exministro del Interior Roberto Maroni, de la Liga Norte, dijo que el nuevo gobierno, de llegar a buen término, será "intrínsecamente débil", porque su fin no sería "un proyecto político común, sino evitar elecciones". Añadió que existía la posibilidad de que el nuevo gobierno durara toda la legislatura "para evitar entregar el país a Salvini".
Varios periódicos italianos informaron de los esfuerzos de la canciller alemana, Angela Merkel, y otros funcionarios europeos, de evitar unas elecciones anticipadas en Italia, sólo para impedir que Salvini se convierta en primer ministro. Al parecer, Merkel dio la orden a los líderes del PD de llegar a un acuerdo de coalición con el M5S. "Llegad a un acuerdo y frenad a Salvini", les dijo.
Un documento filtrado mostraba que el comisario de Presupuesto de la UE saliente, Günther Oettinger, había ofrecido relajar las normas de la UE sobre deuda pública a cambio de "un gobierno proeuropeo que no trabaje contra Europa".
En un artículo para el diario italiano Il Giornale, el corresponsal político Andrea Indini escribe:
Las injerencias de Berlín en las decisiones del Partido Demócrata no son nada extrañas. Como hemos informado en los últimos días, la primera reunión entre el M5S y el PD se remonta al 16 de julio Ursula von der Leyen fue elegida presidenta de la Comisión Europea, gracias en parte al apoyo del M5S y el PD. Von der Leyen no es cualquier persona: es el clon de Merkel. Su elección es parte de una estrategia ejecutada junto al presidente francés, Emmanuel Macron, para dividir el bloque nacionalista en Europa. Desde luego no es una coincidencia que, momentos después de que Salvini bloqueara su gobierno, [el ex primer ministro italiano y expresidente de la Comisión Europea] Romano Prodi pidiera, más rápido que un tirachinas, que Italia estuviese gobernada por una "coalición Ursula", formada por las mismas fuerzas políticas [el M5S y el PD] que ayudaron a Von der Leyen a salir elegida.
Ahora la mayoría tiene claro tras la formación de la nueva coalición de gobierno hay intereses internacionales. "El Partido Demócrata está al servicio de los países extranjeros", dijo Salvini hace unos días, en un mitin en Pinzolo. "Creen que todos somos ovejas y esclavos, dispuestos a esperar a lo que digan en Bruselas y París, pero la Liga defiende a los italianos, porque somos libres". En este punto, Salvini no tiene otra opción que jugar el próximo partido contra la oposición con las armas que tiene a su alcance. Sus hombres ya han hecho saber que no aprobarán nada en el Parlamento que provenga de la coalición M5S-PD, pero, sobre todo, de los que los patrocinan: Merkel, Macron y Ursula von der Leyen.
Los rivales políticos de Salvini disfrutaron de su salida del gobierno. El ex primer ministro italiano proclamó en un mensaje en Facebook: "Hoy, Salvini ha abandonado la escena política. Instituciones 1-Populismo 0".
Sin embargo, Salvini ha prometido luchar:
Mientras que el PD y otros están luchando por cargos en el gobierno, nosotros nos estamos preparando para la Italia que surgirá del pueblo. No van a poder evitar las elecciones durante mucho tiempo, así que ¡vamos a prepararnos para ganar!
"¿Creéis que tengo miedo a pasar unos meses en la oposición?", preguntó Salvini en un vídeo en Facebook: "No os vais a librar de mí con vuestros juegos políticos. Me conocéis: yo no me rindo". Ha convocado una protesta contra el nuevo gobierno en Roma el 19 de octubre. Las encuestas indican que el 67% de los italianos está a favor de elecciones anticipadas.
Los analistas internacionales coinciden en que Salvini sigue siendo una fuerza política con la que hay que contar. El redactor jefe de la sección de negocios internacionales de The Daily Telegraph, Ambrose Evans-Pritchard, señaló que Salvini se ha ido, pero no para siempre:
En la política italiana, hay que tener cuidado con lo que se desea. El exilio del volcánico Matteo Salvini es una negociación faustiana para el establishment de la UE y los defensores del proyecto euro.
Sin duda hay una gran probabilidad de que el prohombre de la Liga —y líder de facto de la rebelión contar la UE del continente— volverá al poder con una abrumadora mayoría el próximo año, si no antes.
Quizá tenga la suficiente fuerza para impulsar cambios revolucionarios mediante el sistema constitucional italiano que habrían sido imposibles antes: una ráfaga de gasto a lo "New Deal", respaldado por un Banco de Italia controlado políticamente y una moneda "mini-BOT" paralela que neutralice los instrumentos de aplicación de la ley del Banco Central Europeo.
Su salida de esta semana significa que los demás tendrán que lidiar con el inmanejable estancamiento de Italia. Son ellos los que tendrán que hacer frente a 23.000 millones de euros en recortes de austeridad para cumplir con el pacto de estabilidad de la UE y el pacto fiscal, la parafernalia de las arcanas reglas presupuestarias inventadas por abogados e inviables en una grave recesión. Salvini tendrá las manos limpias. "Para nosotros es la situación ideal", dijo Claudio Borghi, responsable de economía de la Liga.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, agradeció a Salvini sus esfuerzos "en beneficio de Italia y el conjunto de Europa, Hungría incluida". En una carta publicada por la agencia húngara MTI, Orbán escribió:
Los húngaros jamás olvidaremos que tú fuiste el primer líder de la Europa occidental que intentó impedir que los inmigrantes ilegales inundaran Europa a través del mar Mediterráneo. Al margen del futuro desarrollo de los acontecimientos en la política europea, y de que pertenezcamos a diferentes grupos políticos europeos, te consideramos un compañero de armas en la lucha para preservar la herencia cristiana de Europa y frenar la inmigración.
Mientras, el 30 de agosto, 62 inmigrantes paquistaníes atracaron en la costa de la isla de Gallipoli, al sur de Italia. El 1 de septiembre, Salvini, que sigue siendo ministro del Interior en funciones, prohibió al Alan Kurdi, un barco operado por la organización benéfica alemana Sea-Eye, con 13 inmigrantes a bordo, entrar en aguas italianas. Otro barco, el Mare Jonio, está anclado a 1 kilómetro de la isla de Lampedusa, al sur de Italia, con 34 inmigrantes a bordo que fueron rescatados el 28 de agosto de la costa de Libia.
Salvini ha advertido que la nueva coalición acabaría con su veto a los barcos de inmigrantes que llegan desde África: "Si el PD quiere reabrir las puertas y permitir que empiece de nuevo el negocio de la inmigración ilegal, debería decírselo a los italianos".
Soeren Kern es miembro principal del Gatestone Institute, con sede en Nueva York.